Un residente en huelga. (Foto: Bernardo Díaz) MARÍA SAINZ
Los residentes no son super hombres ni super mujeres. Su devoción por la Medicina, no nubla su vista ni sus sentimientos. Las guardias, los turnos doblados, la presión del médico adjunto... Muchos se agotan, se sienten desorientados, se afligen o incluso abandonan su periodo de entrenamiento. El último número de la revista 'JAMA' dedica parte de su contenido a analizar la situación actual de los residentes de Estados Unidos y ofrece recomendaciones para mejorarla.
Uno de estos trabajos, dirigido por Colin P. West, de la Clínica Mayo (Minessota, EEUU), se centra en analizar la relación entre la fatiga y la ansiedad que sufren muchos residentes y la probabilidad de que éstos cometan errores médicos -que pueden llegar a afectar hasta "un 50% de los pacientes hospitalizados"-. Para ello, se centraron en los datos aportados por 380 residentes de Medicina Interna del citado centro sanitario, que respondieron a distintas encuestas.
De los 356 participantes que afirmaron haber cometido algún error durante la práctica médica, 189 (un 39%) afirmaron ser los responsables de, por lo menos, un fallo importante durante el periodo de estudio, que comenzó en 2003 y finalizó en 2008.
Peor calidad de vida
En general, aquellos que se equivocaron, con cierta gravedad, presentaron una peor calidad de vida y estaban más cansados de su labor. Además, afirmaron encontrarse más fatigados y un 68,7% dio positivo, por lo menos una vez, en una prueba para detectar la depresión", explica el trabajo.
Junto con el cansancio, la somnolencia también se relacionó con un aumento en las probabilidades de errar. En este sentido, el documento subraya que la fatiga y la angustia, que muchos residentes reconocieron sentir, se asociaron de manera independiente con una peor práctica médica.
"El riesgo de que un residente de Medicina Interna informe de un error médico grave puede aumentar un 15%, 20% y 28%, respectivamente, según se incrementa la fatiga, la depresión o ambos", concluye el estudio.
Ante estos datos, Colin P. West sugiere que se intensifiquen los esfuerzos por controlar los factores que empeoran el abordaje médico. Y, por ello, propone que se realicen más investigaciones con las que determinar las estrategias a seguir.
Lo que esperan y lo que se encuentran
Por otro lado, la actitud y las expectativas con las que se embarcan estos médicos 'en formación' también resultarán esenciales en su forma de practicar la Medicina durante el periodo de residencia. Es el tema central de otro de los trabajos aparecidos en la revista de la Asociación Americana de Medicina y capitaneado por Heather Yeo, de la escuela de Medicina de la Universidad de Yale (Connecticut, EEUU).
Estos investigadores encuestaron a 4.402 residentes de Cirugía, procedentes de 248 programas de distintos centros de EEUU. Aunque la mayoría afirmó estar satisfecho con su formación (un 85,2%), sobre todo los hombres, también salieron a la luz algunas "necesidades no cubiertas y determinadas aprensiones".
Ante las dificultades, una cuarta parte de los hombres y una tercera parte de las mujeres "no sentían poder acudir en las estructuras de ayuda de los programas o a los propios especialistas". Entre las vulnerabilidades percibidas, destacaron la falta de confianza a la hora de trabajar solos o el miedo a perjudicar a los pacientes.
En este contexto, 661 médicos consideraron abandonar su residencia en alguna ocasión, sobre todo los de segundo año (un 19,2%), frente a los del quinto (un 7,2%). La mujeres fueron las que más se plantearon su vocación y las que más expresaron su falta de confianza a la hora de llevar a cabo procedimientos médicos por sí solas, antes de terminar la formación.
Según los autores, los datos del trabajo podrían ayudar a la hora de diseñar programas que hagan más atractiva la Cirugía General; se trata de una especialidad que cada vez se elige menos y de la que se espera haya carencia de profesionales en un futuro no muy lejano.