Una de cada cinco mujeres que sufre una fractura de cadera muere un año después de haber sufrido el accidente que le causó el daño, según concluye el trabajo ‘Real World Effectiveness Study’, llevado a cabo por investigadores de la Cleveland Clinic estadounidense y publicado en la edición digital de la revista Osteoporosis International (doi:10.1007/s00198-009-1046-3).
Como muestra este trabajo llevado a cabo con los datos de más de 210.000 pacientes de más de 65 años, la fractura osteoporótica, y especialmente la de cadera, provoca al año más días de hospitalización que los generados por patologías como el infarto de miocardio, el cáncer de pulmón o la diabetes. Asimismo, recalca que las fracturas osteoporóticas y las de cadera, en concreto, constituyen un problema de salud pública responsable de un aumento de la mortalidad, discapacidad funcional y costes adicionales de Atención Primaria.
Asimismo, el estudio calcula que los costes directos de las fracturas osteoporóticas en Europa aumentarán desde los 31.700 millones en 2000 hasta 76.700 en 2050. La investigación ha evaluado la efectividad de los tres bifosfonatos más prescritos para estos casos –risedronato, alendronato e ibandronato– con el fin de evaluar si la reducción en la incidencia de fracturas demostrada en ensayos clínicos puede ser trasladada a prácticas diarias. Tras un año de tratamiento, se observó una reducción significativa del riesgo de fracturas clínicas vertebrales en los tres grupos de bifosfonatos orales, en comparación con los primeros tres meses de tratamiento. En los grupos de risedronato y alendronato se observó una disminución significativa de la incidencia de fracturas de cadera, no vertebrales y vertebrales clínicas.
A pesar de los resultados, como indica el Dr. A. Abelson, responsable principal de la investigación, “cuando la eficacia de un tratamiento es demostrada en un ensayo clínico puede no proporcionar la misma eficacia en la práctica clínica diaria, dadas las diferencias en los tipos de pacientes y la atención médica recibida”.
Elevada mortalidad asociada con las fracturas de cadera y vertebras
JANO.es
El 25% de pacientes con 50 o más años que sufren fracturas de cadera y el 16% con fracturas vertebrales mueren en 5 años.
En torno al 25% de varones y mujeres de 50 o más años que sufren fracturas de cadera y el 16% de los que padecen fracturas vertebrales mueren en los cinco años siguientes, según muestran los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad McMaster (Canadá) y publicado en la edición digital de la revista Canadian Medical Association Journal (doi:10.1503/cmaj.081720).
Los investigadores utilizaron datos del ‘Canadian Multicentre Osteoporosis Study’ y examinaron la relación entre las nuevas fracturas y la mortalidad en un período de cinco años en más de 7.750 canadienses de 50 o más años. El estudio, que examinaba varios tipos de fracturas, difería de investigaciones previas en que el grupo de estudio era representativo de la población general.
En palabras del Dr. George Ioannidis, director de la investigación, “las fracturas de cadera podrían tener efectos a largo plazo que dan lugar finalmente a la muerte al señalar o inducir un progresivo deterioro de la salud. Nuestros resultados también mostraron que la fractura vertebral era un indicador pronóstico independiente de la mortalidad”.
Además, los investigadores descubrieron que todos los tipos de fracturas óseas eran más comunes entre las mujeres que entre los hombres, con la excepción de las fracturas en las costillas. Y de la misma manera, también determinaron que las fracturas estaban asociadas con otras consecuencias negativas como mayor dolor, inmovilidad y menor calidad de vida.
“Las personas deberían saber que las fracturas son un grave problema de la osteoporosis. No sólo reducen la calidad de vida asociada a la salud sino que de hecho causan mortalidad. Así que las fracturas de cadera y vertebrales deben ser tomadas en serio y deben prevenirse en los pacientes en tratamiento osteoporótico”, indican los autores.
El estudio descubrió que los factores como el tabaquismo, la actividad física y la prevalencia de otras enfermedades, así como los niveles educativos bajos, aumentaban el riesgo de mortalidad.
Por último, los autores inciden en la necesidad de la puesta en marcha de actuaciones para reducir la probabilidad de fracturas, entre las que se incluirían medicamentos para la osteoporosis, la prevención de caídas, los protectores para las caderas y una mayor rehabilitación después de una fractura para mejorar la movilidad y la fuerza.