NUEVA YORK (Reuters)
Las mujeres son seis veces más propensas a terminar separadas o divorciadas si se les diagnostica cáncer o esclerosis múltiple que si son sus parejas las que enfrentan el mismo problema, indicó un estudio realizado en Estados Unidos.
La investigación confirmó estudios previos que indicaban una tasa de divorcio o separación en pacientes con cáncer del 11,6 por ciento, similar a la de la población general, aunque reveló que esa cifra trepaba al 20,8 por ciento cuando la mujer estaba enferma, comparado con el 2,9 por ciento en el caso de que el hombre tuviese la condición.
"El género femenino fue el vaticinador más fuerte de separación o divorcio en cada grupo de pacientes estudiados", dijo Marc Chamberlain, director del programa de neuro-oncología de la Alianza de Atención del Cáncer de Seattle (SCCA).
Los investigadores señalaron que el motivo por el cual los hombres dejan a su mujer enferma puede explicarse en parte por su incapacidad de ajustarse rápidamente a la situación de convertirse en cuidadores y atender el hogar y la familia.
El trabajo también reveló vínculos entre la edad y la cantidad de años de matrimonio y las posibilidades de divorcio o separación.
Los matrimonios más prolongados eran más propensos a mantenerse más estables, aunque cuanto mayores eran las mujeres, más posibilidades había de que su pareja se termine.
El estudio, realizado con el Instituto del Cáncer Huntsman de la University of Utah y la Escuela de Medicina de la Stanford University, se basó en el seguimiento de 515 pacientes entre el 2001-2002 y el 2006.
Los pacientes fueron divididos en tres grupos de diagnóstico: los que tenían un tumor cerebral maligno primario, aquellos con un tumor sólido sin involucrar al sistema nervioso central y los que presentaban esclerosis múltiple. Casi la mitad de los participantes eran mujeres.
Chamberlain indicó que la investigación se inició porque los médicos notaron que en sus prácticas en neuro-oncología, los divorcios ocurrían casi exclusivamente cuando la esposa era la paciente.
El equipo observó la calidad de vida entre los pacientes que se separaban o divorciaban y halló que usaban más antidepresivos, participaban en menos ensayos clínicos, eran hospitalizados con más frecuencia, completaban menos la radioterapia y eran más proclives a no morir en el hogar.
Los autores sugirieron en el estudio a publicarse en la revista Cancer que los proveedores de servicios médicos deben tener en cuenta los posibles problemas maritales en las parejas afectadas por dolencias graves, especialmente cuando son la mujeres las que enferman.
"La identificación temprana y la intervención psicológica podría reducir la frecuencia de divorcio y separación y, quizá, mejorar la calidad de vida y de atención", finalizó el equipo.