La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció un descenso de casos de malaria a escala mundial, así como una menor morbilidad y mortalidad por esta enfermedad, gracias a las políticas internacionales de cooperación al desarrollo, que han favorecido una mayor distribución y utilización de mosquiteras y tratamientos antipalúdicos.
Según los datos del “Informe mundial sobre la malaria 2009” de la OMS, en más de un tercio de los 108 países afectados por la malaria (9 de ellos africanos y 29 no africanos), el número de casos disminuyó en más del 50% en 2008, tomando como referencia los niveles de 2000.
Esto se debe, entre otras cuestiones, a que en este último año se han destinado a actuaciones para combatir la malaria un total de 1.700 millones de dólares, más del doble de la financiación destinada en 2006 (730 millones de dólares).
De todas las regiones, África es la que ha recibido un mayor aumento de los fondos destinados a la lucha antipalúdica, gracias sobre todo a las aportaciones del Fondo Mundial y la iniciativa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contra la malaria, entre otros organismos.
Sin embargo, según destaca la OMS, “el volumen de fondos disponibles sigue quedando lejos de los 5.000 millones de dólares anuales que se necesitan para asegurar una cobertura elevada y un máximo impacto en todo el mundo”.
En comparación con los años anteriores, en 2008 hubo más hogares africanos (31%) que poseían al menos una mosquitera tratado con insecticida y una mayor proporción de niños menores de 5 años (24%) utilizaba esos mosquiteros. Un factor que influye en estos promedios es la escasez de mosquiteras tratados en los hogares de varios de los grandes países africanos, pues su generalización exige recursos que apenas ahora empiezan a estar disponibles. El porcentaje de hogares con mosquiteras superó el 50% en 13 de los 35 países africanos más afectados.
Por otro lado, y a pesar de que va en aumento, el uso de terapias combinadas basadas en la artemisinina (TCA) sigue siendo escaso en la mayoría de los países africanos, donde menos del 15% de los niños menores de 5 años que tenían fiebre recibieron este tratamiento.
En otro sentido, en los países donde se ha proporcionado a buena parte de la población mosquiteras y acceso a programas terapéuticos (como Eritrea, Rwanda, Santo Tomé y Príncipe, Zambia y Zanzíbar) se han reducido a la mitad los niveles de morbimortalidad por malaria (objetivo fijado por la Asamblea Mundial de la Salud para 2010), lo que indica que es posible cumplir las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relativas a la malaria, a condición de lograr una cobertura suficiente de las principales intervenciones.
Igualmente, se demuestra que mayores niveles de asistencia externa traen consigo una reducción de la incidencia de la enfermedad, por lo que es necesario “perseguir el éxito con mayor ahínco en los países de grandes dimensiones, donde se concentran buena parte de los casos de malaria y de muertes por la enfermedad”.
Informe de la OMS
La ayuda al desarrollo está dando frutos en la lucha contra el paludismo
Un informe pone de manifiesto que, en numerosos países, la lucha antipalúdica ha progresado notablemente, reduciendo la carga que genera la enfermedad.
GINEBRA -- En los últimos años se han intensificado notablemente la distribución y utilización de mosquiteros y tratamientos contra el paludismo que pueden salvar la vida a mucha gente, aunque para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) será preciso mejorar radicalmente la cobertura de los programas de control de la enfermedad, según se afirma en un informe que publica hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el Informe mundial sobre el paludismo 2009 se explica que el incremento de la financiación internacional (US$ 1700 millones en 2009, frente a US$ 730 millones en 2006) ha permitido extender a gran escala las intervenciones para combatir el paludismo en varios países y ha traído consigo reducciones tangibles de la carga de morbilidad. Aún así, el volumen de fondos disponibles sigue quedando lejos de los US$ 5 000 millones anuales que se necesitan para asegurar una cobertura elevada y un máximo impacto en todo el mundo.
Prudente optimismo
La Directora General de la OMS, Dra. Margaret Chan, afirmó que las conclusiones del informe invitan a un prudente optimismo, y añadió: "Aunque queda mucho por hacer, de los datos aquí presentados se desprende claramente que el formidable incremento de los fondos destinados a la lucha antipalúdica se está traduciendo en una rápida generalización de las actuales herramientas de control. Ello tiene a su vez profundos efectos sobre la salud, muy especialmente sobre la salud infantil en el África subsahariana. Dicho en pocas palabras: la ayuda al desarrollo en el terreno de la salud está dando resultado."
El informe revela que en 2007 y 2008 se distribuyeron más mosquiteros y se administraron más tratamientos, o dicho de otro modo, se salvaron más vidas, que en 2006.
•En comparación con los años anteriores, en 2008 más hogares africanos (un 31%) poseían al menos un mosquitero tratado con insecticida y una mayor proporción de niños menores de cinco años (un 24%) utilizaba esos mosquiteros. Un factor que influye en estos promedios es la escasez de mosquiteros tratados en los hogares de varios de los grandes países africanos, pues su generalización exige recursos que apenas ahora empiezan a estar disponibles. El porcentaje de hogares con mosquiteros superó el 50% en 13 de los 35 países africanos más afectados (con mayor carga de morbilidad).
•Aunque va en aumento, el uso de terapias combinadas basadas en la artemisinina (TCA) sigue siendo escaso en la mayoría de los países africanos, donde menos del 15% de los niños menores de cinco años que tenían fiebre recibieron dicho tratamiento.
•En más de un tercio de los 108 países palúdicos (nueve de ellos africanos y 29 no africanos), el número de casos de paludismo disminuyó en más del 50% en 2008, tomando como referencia los niveles de 2000.
Allí donde se han generalizado intervenciones de eficacia probada y donde los sistemas de vigilancia funcionan bien se han observado efectos notables:
•En los países y zonas donde se ha proporcionado a buena parte de la población mosquiteros y acceso a programas terapéuticos (como Eritrea, Rwanda, Santo Tomé y Príncipe, Zambia y Zanzíbar) se han reducido a la mitad los niveles de morbilidad y mortalidad por paludismo (objetivo fijado por la Asamblea Mundial de la Salud para 2010), lo que indica que es posible cumplir las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relativas al paludismo a condición de lograr una cobertura suficiente de las principales intervenciones.
•Los importantes descensos de la morbilidad y la mortalidad por paludismo se han acompañado de una acusada reducción de las muertes de niños menores de cinco años por cualquier causa. Ello induce a pensar que un esfuerzo vigoroso por combatir el paludismo podría ayudar a muchos países africanos a lograr para 2015 una reducción de dos tercios de la mortalidad infantil, conforme a lo previsto en los ODM.
Se demostró que mayores niveles de asistencia externa traen consigo una reducción de la incidencia del paludismo. Sin embargo, muchas veces la financiación externa se concentra en países pequeños con una carga de morbilidad no muy elevada. Ahora conviene perseguir el éxito con mayor ahínco en los países de grandes dimensiones, donde se concentran buena parte de los casos de paludismo y de muertes por la enfermedad.
Resistencia a los fármacos antipalúdicos
La resistencia del parásito a los fármacos antipalúdicos y la del mosquito a los insecticidas son factores que ponen en peligro la lucha contra la enfermedad en todo el mundo. En 2009 quedó confirmada la existencia de parásitos resistentes a las artemisininas, por lo que la OMS se ha puesto a la cabeza de una importante iniciativa para contener las resistencias en Asia Sudoriental. Los elementos básicos de la estrategia mundial para impedir que se extienda la resistencia a los fármacos son:
1.atajar rápidamente la propagación del paludismo con herramientas de prevención de la enfermedad.
2.velar por el correcto diagnóstico, el tratamiento eficaz y el debido seguimiento de todos los casos de paludismo para evitar que la enfermedad se transmita a otras personas.
3.interrumpir la comercialización y utilización de monoterapias orales de artemisinina; y, tan importante como lo anterior.
4.vigilar atentamente la eficacia de los medicamentos para detectar con prontitud todo indicio de resistencia.
En el informe se explica que es urgente que la comunidad internacional financie por completo el Plan de Acción Mundial contra el Paludismo para afianzar los resultados obtenidos y cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados para 2015. La de África es, de todas las regiones, la que ha conocido un mayor aumento de los fondos destinados a la lucha antipalúdica, gracias sobre todo a las aportaciones del Fondo Mundial y la iniciativa del Presidente de los Estados Unidos de América contra el paludismo, entre otros organismos.
El éxito de la lucha antipalúdica se medirá por la reducción de la carga de paludismo y la mejora de los índices de supervivencia infantil. Invertir en esta lucha significa no sólo ayudar al mundo a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, sino también contribuir a edificar sistemas de salud que sepan conservar y perpetuar estos beneficios del desarrollo.