Exploración de dosis de furosemida en pacientes con insuficiencia cardíaca aguda
Resumen. En pacientes hospitalizados con insuficiencia cardíaca aguda, no se observaron diferencias significativas sobre la mejoría clínica, o la función renal administrando la furosemida o en infusión continua o intermitente.
El estudio Diuretic Optimization Strategies Evaluation (DOSE), sugirió que dosis altas de furosemida pueden ser más eficaces que dosis bajas para mejorar la sobrecarga de líquido y los síntomas del paciente. Más aún, el deterioro de la función renal, si bien más frecuente con dosis de furosemida, tiende a ser transitorio.
El DOSE es el estudio aleatorio controlado más grande sobre estrategias de diuréticos en pacientes hospitalizados por agravamiento súbito de la insuficiencia cardíaca. Es el primer estudio completado por el National Heart, Lung, and Blood Institute’s Heart Failure Clinical Research Network, con el objeto de incorporar nuevas investigaciones en la insuficiencia cardíaca.
“A pesar de la experiencia clínica que respalda la seguridad y eficacia de la furosemida en la insuficiencia cardíaca aguda, los datos son insuficientes”, dijo el Dr. Michael Felker, investigador principal de la Duke University Medical Center, Durham,NC. “Los resultados del DOSE sobre estudios basados en la evidencia aplicados a fármacos clásicos como la furosemida, nos permiten una comprensión más precisa para mejorar la sobrecarga y la función renal.”
La furosemida es utilizada en más del 90% de los pacientes con insuficiencia cardíaca aguda para reducir la sobrecarga de líquido y mejorar el cuadro clínico. Sin embargo, como no se dispone de información sólida sobre el uso de la furosemida, existe entre los profesionales una gran variación en la dosis y vías de administración del fármaco. Existen estudios que sugieren que dosis más altas de furosemida pueden empeorar la función renal, producir concentraciones anormales de potasio, reducir la presión arterial, e incluso ocasionar la muerte.
También se pensó que la administración de furosemida en infusión continua podría ser más segura que la administración en bolo que es la utilizada por la mayoría de los médicos.
En este estudio, se incorporaron 308 pacientes con insuficiencia cardíaca aguda y sobrecarga de líquidos provenientes de varios centros de Estados Unidos y Canadá. Los pacientes fueron distribuidos en forma aleatoria para recibir dosis altas o bajas (2,5 veces la dosis oral o igual cantidad que la dosis oral), de furosemida por vía intravenosa. Además, los pacientes también fueron distribuidos en forma aleatoria para recibir la furosemida cada 12 horas o en forma continua.
Se observó una tendencia hacia la mejoría de los síntomas con la administración de furosemida en dosis altas a lo largo de 72 horas. Esto no se asoció con deterioro significativo de la función renal. Las dosis altas también fueron más eficaces para mejorar la sobrecarga de líquidos.
“Estos hallazgos sugieren que dosis altas de furosemida son preferibles a las dosis bajas”, manifestó Felkersaid.“ “El costo sería un pequeño y fugaz deterioro de la función renal”.
No se observaron diferencias entre la infusión continua y la intermitente. Este estudio permitirá establecer normas más precisas sobre el empleo de furosemida en pacientes con insuficiencia cardíaca aguda y probablemente lleven a modificar las recomendaciones actuales en este aspecto.