(Foto: El Mundo) / LAURA TARDÓN
MADRID.- Ni lavarse el pelo todos los días produce caída del cabello, ni afeitarse la cabeza hará que el pelo salga más fuerte. Los dermatólogos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) desmienten algunos de los mitos más extendidos entre la población.
"El cabello que cae con los lavados está previamente dañado o 'enfermo'. Esta falsa creencia es la que hace que muchas personas retrasen el lavado e incluso le tengan auténtico pánico. El pelo que cae al lavarlo, también lo haría al peinarlo o incluso con el simple roce de la almohada", argumenta José Carlos Moreno Jiménez, jefe de servicio del Hospital Reina Sofía de Córdoba y presidente electo de la AEDV.
Como explica el doctor Moreno, "la única misión del champú es lavarlo, no dañarlo". Además, muchos anuncian una función tratante: anti-caspa, anti-caída, para cabello graso... ¿Realmente funcionan? "Contienen principios activos orientados a cada uno de estos objetivos, sin embargo, no todos ofrecen los resultados que se esperan. Es mucho más efectivo el champú anti-caspa que el indicado para el anti-grasa".
Existen otros artículos, no sólo champús, que prometen ser efectivos para la alopecia. "Lo único con base científica indicado para este trastorno es el minoxidil (de venta libre) y finasteride (a través de la indicación del médico); o tratar la causa que desencadena la alopecia. Así ocurre, por ejemplo, en los casos de anemia, en los que el médico recomendará tomar hierro", explica José Carlos Moreno.
Otro de los mitos más comunes consiste en creer que el uso de sombreros, gorras y cascos podría ser perjudicial porque 'asfixia' la raíz y provoca la caída de cabello. Nada más lejos de la realidad. Según el especialista, "el pelo recibe inervación por la raíz, no respira".
Existe una variedad de artículos destinados a 'proteger el cabello del calentamiento' de los secadores y las planchas, como los sérums y los sprays. Sin embargo, "tienen un efecto muy limitado". Se recomienda utilizar estos aparatos lo menos posible y, cuando no quede más remedio, hacerlo a una temperatura baja y con una gran difusión, para evitar que "el pelo se queme y termine rompiéndose".
El cabello también corre el riesgo de estropearse cuando se somete a tintes permanentes e incluso semipermanentes. "Los temporales sólo impregnan el pelo en su cubierta externa y desaparecen con el lavado. Por eso no son dañinos, pero los permanentes penetran en la médula del pelo y duran hasta que el pelo se sustituye", expone el experto, quien añade que no se deben realizar a la vez dos técnicas agresivas, como el tinte y la permanente.
En definitiva, para cuidar el cabello adecuadamente, primero, es importante olvidarse de las falsas creencias que han sobrevivido a lo largo de los años y conocer qué técnicas y qué cosméticos pueden dañar el pelo y cuáles pueden utilizarse sin preocupación.
Por ejemplo, ante la disyuntiva entre optar por un marcado o una permanente, no olvidar que "la primera alternativa es reversible y la segunda implica cambios estructurales en el pelo que, si no están bien hechos, causan daños irreversibles (pelo quemado y debilitado) que no se solucionan hasta que aparezca pelo nuevo", advierte el dermatólogo.
En cuanto al resto de los cosméticos capilares, como los fijadores, lacas, gominas o espuma, no son perjudiciales para el cabello.
Estudio ofrece ideas sobre la alopecia andrógena
El hallazgo podría conducir a mejores tratamientos para afecciones de pérdida del cabello, afirman los expertos.
Medlineplus
Investigadores informan que han relacionado un gen con una afección poco común que hace que la gente desarrolle cabello delgado tipo pelusa de melocotón, que potencialmente allana el camino a más ideas sobre la alopecia andrógena.
El hallazgo no conducirá inmediatamente a un mejor tratamiento o cura, señaló Angela M. Christiano, coautora del estudio, publicado el 15 de abril en la revista Nature. Y aunque se trata de "solo de una pequeña pieza del rompecabezas", podría dar ideas sobre un componente de la alopecia andrógena conocido como encogimiento, aseguró Christiano, director del Centro de Genética Humana de la Universidad de Columbia.
Contrario a lo que se cree popularmente, la alopecia andrógena no hace que el cabello deje de crecer. En cambio, el cabello continúa creciendo, pero es corto y delgado, como la pelusa del melocotón, aseguró Christiano.
"Si se mira un cuero cabelludo muy calvo, sigue produciendo muchos cabellos diminutos como pelusa de melocotón", dijo. "Sigue habiendo un folículo. Sigue habiendo equipo para sacar cabello de algún tiempo".
Las personas que tienen una afección poco común conocida como hipotricosis simple congénita tienen el mismo problema, aunque comienza en el nacimiento.
En el nuevo estudio, Christiano y sus colegas examinaron la composición genética de los miembros de dos familias paquistaníes y una familia italiana cuyos miembros han heredado la afección. Los investigadores descubrieron un gen en los que una mutación parece causar el problema.
El gen, conocido como APCDD1, se encuentra en una región del cromosoma 18 que se ha demostrado en estudios anteriores que está relacionada con otras formas de pérdida del cabello. Los investigadores también hallaron que el APCDD1 inhibe una vía de señalización que se ha demostrado por mucho tiempo que controla el crecimiento del pelo en los ratones, pero no se ha relacionado de manera extensiva con el crecimiento del cabello humano.
Además de dar más ideas sobre la hipotricosis simple congénita, la investigación génica "nos da vías para llegar a la comprensión de la alopecia andrógena" porque las afecciones son similares, aseguró Christiano. Podría ser cuestión de reprogramar los sistemas de crecimiento del cabello porque el equipo sigue estando ahí, dijo.
Parte del reto del estudio de la calvicie es que los ratones no sufren el equivalente de la alopecia andrógena, lo que hace que la investigación con animales sea menos efectiva para comprender cómo funciona el crecimiento del cabello, dijo.
La Dra. Doris Day, dermatóloga de la ciudad de Nueva York, aseguró que cerca de la mitad de las personas mayores de cincuenta presentan pérdida del cabello. "Puede ser debilitante, sobre todo para las mujeres, que cuentan con menos opciones de tratamiento", aseguró Day.
Los fármacos como Rogaine y Propecia tratan la calvicie, pero previniendo la pérdida futura del cabello en lugar de fomentando el crecimiento de cabello nuevo, señaló Christiano.
Además, según Day, los medicamentos tienen efectos secundarios. "La mayoría de esos fármacos bloquean hormonas o enzimas", dijo. "Sin embargo, no son específicos para el cuero cabelludo, por lo que los efectos secundarios pueden incluir reducción de la libido, así como daño potencial para el hígado".
"Los medicamentos necesitan ser usados de manera indefinida para continuar siendo efectivos", dijo, "y para algunas personas, los medicamentos no controlan adecuadamente la pérdida del cabello".
Un tratamiento basado en genes, en comparación, podría permitir el crecimiento normal del cabello.
Comprender la base genética de la calvicie podría ayudar a los investigadores a encontrar mejores tratamientos para otras afecciones, como la alopecia, que causa pérdida del cabello, señaló Christiano, quien agregó que ella misma la sufre.
FUENTES: Angela M. Christiano, Ph.D., director, Center for Human Genetics, Columbia University Medical Center, New York City; Doris Day, M.D., dermatologist, New York City; April 15, 2010, Nature.