Tras días de tensión por un problema laboral sin solución aparente, en un paciente con arterias tapadas y presión alta, una discusión fuerte puede aportar el último ingrediente para que el corazón diga basta. Entonces, deviene el infarto. Este es el caso de un paciente que acaban de atender en la Clínica y Maternidad Suizo Argentina donde lanacion.com dialoga con cardiólogos para conocer la relación entre el estrés y el riesgo cardíaco.
En la Argentina, se estima que se producen unos 50.000 infartos por año y, cuadros como éstos, son cada vez más frecuentes en este tiempo que impone un ritmo de vida que estresa. Así lo observa el médico Julio Argentieri, del departamento de Cardiología Intervencionista y Hemodinamia de esa clínica.
"El estrés es muy difícil de diagnosticar y vemos muchas situaciones de tensión cotidiana que desencadenan en un infarto", cuenta. Delegar responsabilidades es el consejo que da Argentieri para reducir estos riesgos. Pero reconoce que no es tarea fácil luchar contra el estrés: "Es inherente a la personalidad de cada uno", apunta.
El jefe del servicio de Cardiología del Hospital Italiano, Oscar Bazzino, coincide con su colega en la incidencia negativa del estrés en el corazón. Hace una distinción entre alguien que sufre un episodio de estrés agudo y las personas expuestas a tensiones cotidianas múltiples.
"Aunque no tenga problemas cardíacos, un episodio de estrés agudo, una emoción súbita, intensa puede tener consecuencias cardiovasculares importantes, puede causar un infarto", explica. Y apunta que la población de mayor riesgo para estos casos es la femenina. Clínicamente, el cuadro es el siguiente: hay una descarga muy grande de hormonas estimulantes (adrenérgicos) y esa inyección que ingresa al torrente sanguíneo impacta en el corazón de un modo muy nocivo. En minutos se puede producir un infarto.
Algunas cifras hablan de este tipo de casos. El doctor Enrique Gurfinkel, jefe de la Unidad Coronaria de la Fundación Favaloro, en una nota para LA NACION señaló el fuerte impacto de factores como el estrés asociado al ritmo de vida y a las exigencias actuales del mercado laboral en el riesgo cardíaco. Específicamente durante la crisis de 2001 en la Argentina se registraron unos 10.000 infartos más de la media.
El resto de las situaciones cotidianas de estrés también explican el riesgo cardíaco, pero son un componente más de muchas otras variables. "El riesgo depende de varios componentes: edad, historia familiar, sexo, hábitos como fumar, presión alta, vida sedentaria, estrés; de todo esto sale la ecuación de riesgo", explica Bazzino. En este caso, lo nervioso de cada paciente es un componente más.
Búsqueda de consenso de expertos internacionales: se reunirán a partir de agosto, en Viena.
Tras una nueva definición de infarto
El doctor Enrique Gurfinkel, de la Fundación Favaloro, es el único cardiólogo de América latina que participará del debate.
Un cardiólogo argentino es el representante de América latina en un debate que reunirá a los máximos expertos internacionales en la materia en una misión nada sencilla: encontrar una nueva definición de infarto.
Se trata del doctor Enrique Pablo Gurfinkel, jefe de la Unidad Coronaria de la Fundación Favaloro, quien fue convocado por la Sociedad Europea de Cardiología, el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, entidades que junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial de Cardiología conducirán una serie de reuniones que comienzan en agosto próximo en Viena, Austria, con el objetivo de alcanzar un nuevo consenso internacional acerca de cuándo diagnosticar infarto, esa palabra que evoca uno de los eventos más temidos por la mayoría de las personas.
El cardiólogo, de 45 años, explicó que la controversia actual se generó en 2000, cuando la Sociedad Europea de Cardiología y el Colegio Americano de Cardiología redefinieron la cuestión.
-El consenso universalmente aceptado acerca de cuándo diagnosticar infarto de miocardio fue elaborado en 1974 por un comité de expertos encabezado por la OMS -indicó Gurfinkel-. Los criterios son: dolor o angina de pecho, electrocardiograma con ondas Q (un tipo especial de cambio eléctrico) y ciertas enzimas en análisis de sangre. Con dos de estos indicadores, ya se considera infarto.
"Pero, -agrega Gurfinkel- ahora hay pruebas de laboratorio mucho más específicas y sensibles. Existen nuevos indicadores, como por ejemplo una proteína llamada troponina, y es posible que sea detectada en los exámenes aunque aparezca en cantidades tan insignificantes como nanogramos por litros. La cuestión radica en que al hallarse esa proteína en sangre se considera que hay tejido cardíaco muerto (necrosis) y, para la interpretación de los norteamericanos y europeos, entonces se puede diagnosticar infarto."
Pero, una pequeñísima lesión de muy pocas células (antes llamada preinfarto o angina de pecho) ¿puede ser definida con la misma palabra que una lesión mayor (el infarto tradicionalmente dicho) tan sólo porque en ambos casos se detecta muerte celular o necrosis cardíaca?
El tema no parece menor. Y no sólo por sus implicancias psicológicas, ya que está demostrado que un paciente que recibe un diagnóstico de infarto se siente mucho más angustiado y deprimido que cuando se habla de angina de pecho, preinfarto, o evento agudo de coronarias.
La cuestión se hace más clara si se piensa que en nuestro país, "donde no existen estadísticas serias", aclara el cardiólogo, se producen unos 50.000 infartos anuales. Pero si incluyéramos todos los eventos donde se detectó una pequeña muerte celular cardíaca la cifra se duplicaría.
Gurfinkel agrega, abordando otro aspecto del problema, que si se considera mucho mayor el número de infartados es más sencillo conseguir voluntarios para estudios clínicos de nuevas moléculas farmacéuticas.
Voces encontradas
No menos importante es, agrega el médico, la necesidad de ponerse de acuerdo con la definición de infarto a la hora de presentar resultados a las autoridades sanitarias para la aprobación de nuevos fármacos. "Y en epidemiología es algo básico para hacer investigaciones", afirma .
El doctor Enrique Gurfinkel explicó que "se constituyó un nuevo organismo donde ingresan la OMS, la Federación Mundial de Cardiología y las sociedades de EE.UU y Europa. Pero no había sociedades científicas de América latina, Africa o Asia. Eligieron a algunos representantes de otros continentes para integrar este panel y probablemente por toda la experiencia que ha acumulado la Fundación Favaloro es que he sido convocado."
La definición de 2000 generó, entre otras cosas, confusión entre el diagnóstico y el pronóstico de infarto. "Si yo digo que este universo del 25% que antes considerábamos con angina o preinfarto (aunque preinfarto no es un término científico) ahora tiene infarto, eso es un diagnóstico. Pero también puede ser un pronóstico, si considero que en las pruebas de laboratorio de esos pacientes donde aparecen las troponinas existe un futuro más comprometido que entre aquellos que no tienen esa determinación."
El problema también impactó en la cardiología argentina. "Tenemos dos sociedades, la Federación Argentina y la Sociedad Argentina de Cardiología, y no acuerdan totalmente en la cuestión -dijo el cardiólogo-. En este momento, y gracias a este problema químico, no sabemos si llamamos infartos a la misma cosa."
Por Gabriela Navarra De la Redacción de LA NACION
Preguntas al corazón
-¿Qué pasa cuando se forma un coágulo dentro de las arterias coronarias?
--Un accidente coronario, que puede o no terminar en infarto. Esto ocurre cuando las paredes que cubren las placas de ateroma (placas de grasa) formadas dentro de esas arterias se rompen y exponen su contenido que, al contacto con la sangre circulante, facilita la formación de un coágulo. En realidad, el coágulo se forma para reparar la zona de la placa que se lesionó. Pero su efecto es negativo, ya que puede obstruir la circulación, disminuir el flujo sanguíneo y causar un infarto (necrosis) en la porción del músculo cardíaco que precisa esa sangre rica en oxígeno para continuar su función.
-¿Qué es una isquemia?
-Es una disminución transitoria del flujo sanguíneo.
-¿Qué es el infarto de miocardio?
-Es la muerte o necrosis de una parte de las células del corazón. Se considera masivo cuando la necrosis supera el 40% de las células.
-¿Qué es un preinfarto o angina inestable?
-Es una isquemia transitoria que no daña tanto al corazón.
-¿Cuáles son los síntomas que deben motivar urgente consulta?
-Dolor en el pecho. En estos casos, siempre hay que consultar y no minimizar nunca el síntoma.
Trabajar más de la cuenta trae mayores problemas cardíacos
Agregar tres horas a la carga laboral diaria de ocho, incrementa en un 60% el riesgo de tener una enfermedad del corazón, según un estudio a 6000 personas en Londres. Un infarto o una angina de pecho suelen ser consecuencias directas de una mayor carga laboral.
PARÍS (AFP).- Trabajar tres horas más que la norma (7/8 horas diarias) expone a un riesgo en un 60% mayor de desarrollar problemas cardiacos, según un estudio publicado hoy en el European Heart Journal.
Un total de 6014 funcionarios londinenses de entre 39 y 61 años, que sumaron 4262 hombres y 1752 mujeres, sin patología cardiaca fueron seguidos durante 11 años de media, hasta 2002-2004 como parte de un amplio estudio bautizado Whitehall II.
Durante los 11,2 años de seguimiento, 369 de entre ellos han muerto de una enfermedad del corazón o han tenido un accidente cardiaco no mortal o una angina de pecho.
"Las relaciones entre las largas horas de trabajo y las enfermedades cardio-vasculares es independiente de un conjunto de factores de riesgo medidos al inicio del estudio, como el tabaco, el sobrepeso o una tasa elevada de colesterol", precisó Marianna Virtanen, que dirigió el estudio del Finnish Institute of Occupational Health, en Helsinki y de la University College of London, en un comunicado.
Quienes trabajan más que la norma suelen ser hombres, más jóvenes que la media del grupo, que ocupan puestos de responsabilidad más altos. Si la relación entre la horas adicionales de trabajo y las enfermedades cardio-vasculares parece clara, la causa no lo es tanto, según los autores.
Presentismo enfermizo. Una pista podría ser que el trabajo adicional podría afectar el metabolismo o tapar los estados depresivos, de ansiedad o de falta de sueño. El "presentismo enfermizo" por el que, a inversa del ausentismo, los empleados vienen a trabajar incluso enfermos, ignorando los síntomas y sin consultar a un médico, podría igualmente estar en causa.
Sin embargo, las personas a las que les gusta su trabajo y tienen tendencia a trabajar más simplemente por el placer, podrían tener un riesgo menor de enfermedad cardiaca.
Marianna Virtanen avanza varias pistas, como costumbres de vida nefastas y factores de riesgo más extendidos entre las personas que trabajan en exceso. "Otra posibilidad es que el estrés crónico (a menudo asociado a las largas horas de trabajo) afecte negativamente el organismo", añade, a la vez que pide investigaciones adicionales.
Por el sedentarismo y el estres
Atacan a los jóvenes males de los mayores. Diabetes, colesterol alto y afecciones cardíacas, cada vez más temprano.
Sebastián A. Ríos
Chicos con enfermedades de adultos y adultos con enfermedades de personas aún mayores es en lo que coinciden médicos de diversas especialidades, que ven llegar a sus consultorios pacientes con enfermedades crónicas ?como la diabetes, la hipertensión, la afección cardíaca o los trastornos del colesterol? a edades cada vez más tempranas.
"Hoy vemos hipertensión a partir de los 12 años, asociada a la obesidad, mientras que en los adultos jóvenes, de entre 25 y 30 años, hay estudios que muestran que un 18% ya es hipertenso", aseguró el doctor Gabriel Waisman, jefe de la sección Hipertensión Arterial del Hospital Italiano.
Un panorama similar surge de dos estudios recientes que confirman que ya no tiene sentido hablar de "diabetes del adulto" al referirse a la diabetes tipo II, ya que ésta comienza a perfilarse desde la adolescencia, cuando no desde la infancia.
Mientras que el estudio Carmela, que evaluó factores de riesgo cardiovascular en ciudades de América latina, halló que ya entre los 25 y los 34 años de edad la diabetes afecta al 2,4% de los porteños, y que entre los 35 y los 44 el porcentaje asciende a 5,9%, un estudio realizado en escuelas secundarias porteñas halló tasas de síndrome metabólico muy elevadas.
El síndrome metabólico es un trastorno en el que coinciden el exceso de peso corporal, las alteraciones de los azúcares en sangre y la presión arterial elevada, entre otros factores de riesgo cardiovascular, que aumenta el riesgo de sufrir un infarto y de desarrollar diabetes.
Entre los chicos de 12 a 14 años que aspiraban a entrar en el Colegio Nacional de Buenos Aires y al Carlos Pellegrini, y que participaron de un estudio realizado desde la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo, el 5,4% de los varones y el 1,6% de las mujeres reunía los criterios del síndrome metabólico.
"Que ya tengan esos factores de riesgo a los 13 años está marcando que tendrán una adultez con enfermedad temprana", comentó la doctora Carla Musso, autora del estudio y endocrinóloga del Instituto César Milstein y del Instituto Cardiovascular Buenos Aires.
"Cuando una enfermedad crónica aparece más temprano, también aparecen más temprano las complicaciones de esa enfermedad", agregó el doctor Alfredo Lozada, especialista en lípidos del Hospital Austral y de Fleni, que enumeró diversos trastornos del colesterol (dislipidemia con triglicéridos altos o con colesterol "malo" alto, o colesterol "bueno" bajo) que se ven en personas cada vez más jóvenes.
Si de afecciones se trata, no hay duda de que una de las más temidas es el infarto, que cada vez es más frecuente en menores de 40 años. Eso ha quedado demostrado a partir del registro Grace, que relevó los eventos coronarios de 146 hospitales de 14 países, incluida la Argentina, y que halló que entre 1999 y 2005 la tasa de infarto en menores de 40 años creció un 19,5 por ciento.
"Al mismo tiempo que observamos que hay una reducción de accidentes coronarios agudos [como el infarto] en personas mayores, seguramente gracias a medidas de prevención, hay una mayor incidencia en personas jóvenes", dijo el doctor Enrique Gurfinkel, jefe del Departamento de Medicina Cardiovascular de la Fundación Favaloro.
Pero más allá del sedentarismo y de la mala alimentación que los expertos consultados coinciden en señalar como causantes directos del sobrepeso que hoy avanza dentro de la población argentina y que explica en gran medida el avance de las enfermedades crónicas mencionadas, ¿puede haber otros factores que expliquen su diagnóstico a edades cada vez más tempranas?
Para el doctor Jorge Ubaldini, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos y de la Unidad Coronaria del Hospital Británico, lo que ha aumentado es la detección. "Hoy hay una mayor alerta y una mayor preocupación en la población por la enfermedad cardiovascular ?afirmó?. Y esta mayor conciencia, sumada a que hay mejores métodos de diagnóstico, hace que veamos lo que antes no veíamos."
Por su parte, Gurfinkel señala el impacto de otros factores, como el estrés asociado al ritmo de vida y a las exigencias actuales del mercado laboral, y recuerda los resultados de un estudio (nuevamente un subanálisis del registro Grace) que demostró que el estrés y la depresión asociadas a la crisis de 2001 en la Argentina causaron unos 10.000 infartos más por sobre los esperables en los siguientes años.
Si es así, además de hacer actividad física y comer mejor, también hay que hacer algo con los nervios. Fernando Fernández, que desde los 36 años se encuentra en tratamiento para combatir sus elevados niveles de colesterol y de presión arterial (que confluyen en el ya nombrado síndrome metabólico) da fe de que bajar los niveles de estrés colabora con el control de esos factores de riesgo cardiovascular.
"Trabajaba muchas horas por día, y decidí en un momento dejar de trabajar también por las noches, y me ayudó mucho" contó este profesor de educación física de 46 años?. Bajar la tensión laboral me ayudó, al igual que comenzar a hacer yoga y a realizar caminatas dos o tres veces por semana."
Salud femenina / En América latina
Las mujeres argentinas, primeras en factores de riesgo cardíaco
Concentran las tasas más altas de hipertensión, colesterol y tabaquismo combinados.
Por Sebastián A. Ríos
Ayer, unas 4000 mujeres recorrieron a paso más o menos rápido el circuito de cinco kilómetros de la cuarta edición de la llamada Carrera de las Chicas, que, organizada por la empresa Nike, se realizó también en otras ciudades de América latina, como Ciudad de México, Asunción y San Pablo.
Pero si uno de los objetivos de hacer actividad física es cuidar la salud, las "chicas" argentinas tienen más motivos para correr que sus compañeras de región.
"Si uno compara tres de los factores de riesgo cardiovascular más importantes ?la hipertensión, la hipercolesterolemia y el tabaquismo? de las mujeres porteñas con los de las mujeres de otras ciudades latinoamericanas, observa que nuestras mujeres tienen el perfil de riesgo más alto en estos tres factores a la vez", señaló a La Nacion el doctor Carlos Boissonnet, director del Comité de Prevención y Epidemiología Cardiovascular de la Fundación Interamericana del Corazón.
Boissonnet basa sus afirmaciones en los resultados del estudio Carmela, que comparó la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en siete ciudades latinoamericanas, incluida Buenos Aires, y que reveló que las porteñas tienen una de las tasas más altas de hipertensión arterial (21,7%), de hipercolesterolemia (17,8%) y de tabaquismo (37,7%) de la región.
"En algunos casos, la prevalencia de estos factores de riesgo en las mujeres de Buenos Aires es el doble que en otras ciudades. Pero, además, en ninguna de las otras ciudades hay prevalencias tan altas de los tres factores a la vez: las mujeres de Quito, por ejemplo, tienen valores muy altos de colesterol, pero poca hipertensión y poco tabaquismo."
Los valores del estudio realizado en Buenos Aires pueden ser extrapolados a todo el país, ya que sus resultados coinciden con otros estudios de alcance nacional.
Falta de conciencia
"La mujer argentina no tiene conciencia de que exista algo llamado riesgo cardiovascular... en la mujer", opinó Boissonnet, que también es cardiólogo del Cemic.
"En general, las mujeres creemos que los problemas cardiovasculares afectan a los varones, cuando en todo el mundo occidental la primera causa de muerte en las mujeres es la enfermedad cardiovascular", agregó la doctora Florencia Rolandi, coordinadora del grupo Mujer y Corazón de la Fundación Cardiológica Argentina.
"En una encuesta que realizamos sobre 600 mujeres del área metropolitana, sólo el 20% reconoció la enfermedad cardiovascular como primera causa de muerte en las mujeres", precisó Rolandi.
En la Argentina, una de cada tres muertes femeninas es de causa cardiovascular. Pero a diferencia de los varones, entre los cuales las muertes cardiovasculares van en lento retroceso, en las mujeres ese número se mantiene estable.
En 2006, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, murieron 44.582 mujeres por causas cardiovasculares, contra 44.354 que murieron por esa misma causa en 2005. Tal como se mencionó arriba, en los varones las cifras son más alentadoras: 45.021 muertes cardiovasculares en 2006, contra 46.226 en 2005.
Generar conciencia
El programa Corazón y Mujer que coordina Rolandi apunta a generar conciencia sobre el riesgo cardiovascular femenino y sobre la importancia de la prevención.
"Es importante que la mujer conozca su riesgo cardiovascular, que sepa por ejemplo cuáles son sus niveles de presión arterial ?dijo la cardióloga?. Pero cuando uno le pregunta a una mujer cuándo fue la última vez que se controló la presión la mayoría responde que fue durante el embarazo, y de eso pueden haber pasado 20 años..."
"La mujer se ocupa del riesgo cardiovascular de su marido, pero su rutina de cuidados de salud generalmente se limita a lo ginecológico y no incluye el control cardiovascular", afirmó Boissonnet.
"Las mujeres tienen actitudes de prevención desde que llevan a sus hijos a la consulta pediátrica, no son temerosas, son de enfrentar los problemas de salud, pero el problema es que no son conscientes de su riesgo cardiovascular", concluyó Rolandi.
ACV
Un mal que obedece a distintas causas
El ACV se produce porque las células del cerebro se ven privadas de su alimento: el oxígeno que llega a través de la sangre. Puede ser isquémico o hemorrágico: en el primer caso, se produce por una obstrucción y en el segundo, por hemorragia.
"Cuando no llega sangre al cerebro, se produce un infarto -explica el doctor Carlos Mangone, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Santojanni-. Ahora, la isquemia puede ser por diversas causas. Si el sujeto tiene una arritmia cardíaca, un coágulo puede migrar desde el corazón y tapar una arteria que lleva sangre al cerebro. Las placas arterioscleróticas también pueden obstruir la «luz» de las arterias carótidas."
Ayer a la noche, a pesar de la imprecisión de las informaciones, todo indicaba que Cerati había sido sometido a una craniectomía descompresiva, una cirugía durante la cual se extrae un trozo de cráneo. "En los infartos cerebrales [producidos por isquemia] -explica el doctor Osvaldo Fustinoni, profesor de neurología de la UBA y jefe del servicio de enfermedades cerebrovasculares de Ineba-, cuando son de un tamaño importante y ocupan buena parte del hemisferio (generalmente por obstrucción de la arteria silviana o cerebral media), se puede producir un edema que comprime las estructuras cerebrales. El procedimiento quirúrgico se realiza para que el cerebro hinchado tenga espacio para expandirse. En una persona joven, puede ser salvador." El edema maligno, como se conoce este cuadro, suele presentarse dentro de la semana posterior al ACV. Aunque no es posible asegurarlo con certeza, la consolidación del cuadro pareciera indicar que lo que padeció el músico argentino no fue un accidente isquémico transitorio, como se dijo en un primer momento. "En la isquemia transitoria se presentan los síntomas típicos del ACV, pero la arteria se destapa espontáneamente y el paciente se recupera en menos de una hora", puntualiza el doctor Luciano Sposato, del Centro de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
También hace más propenso a la diabetes
Ser sedentario triplica el riesgo de infarto cerebral
Lo afirmaron expertos en cardiología
(Télam).- El sedentarismo triplica el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), y la realización de una actividad física por lo menos durante 30 minutos al día es el hábito más apropiado para proteger las arterias del organismo, precisaron expertos en una jornada organizada por la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
Margarita Morales, coordinadora del Grupo Actividad Física de la FCA, dijo que "la posibilidad de que una persona sedentaria padezca un ACV [conocido también como infarto cerebral] aumenta 270%, es decir, casi tres veces más, en relación con una persona activa".
Morales señaló que "el sedentarismo se debe a características psicosociales y a conductas determinadas de la vida cotidiana. Por un lado, es consecuencia de la poca actividad física en la vida laboral, el entorno informatizado y robotizado, y también de la oferta de opciones recreativas y culturales que son esencialmente sedentarias".
Pero reconoció que "además, hay una escasa difusión sobre los riesgos del sedentarismo para la salud", que van de enfermedades coronarias a episodios de ACV que son discapacitantes o causan la muerte.
La FCA acotó que el sedentarismo, aparte de triplicar el riesgo de accidente cerebrovascular, aumenta ciento por ciento el riesgo de cardiopatía isquémica, 70% el de hipertensión arterial y 160% el de diabetes. Además, no realizar actividad física en forma regular duplica el riesgo de osteoporosis, aumenta en 60% la posibilidad de sufrir cáncer de mama y en ciento por ciento el de colon y es, incluso, un factor determinante de cuadros de depresión.
Liliana Grinfeld, presidenta de la FCA, sostuvo que "la población debe conocer en detalle los factores de riesgo y, sobre todo, las medidas que debe tomar para prevenir las enfermedades cardiovasculares".
"Hay que realizar un mínimo de 30 minutos diarios de actividad física aeróbica dinámica todos los días, como caminar, hacer bicicleta o nadar", concluyó Morales.