Atlanta (Georgia, Estados Unidos). El riesgo cardiovascular se puede reducir un 31 por ciento adicional en pacientes afectos de diabetes tipo 2 con dislipemia aterogénica, la combinación habitual de hipertrigliceridemia (TGs: 204 mg/dL o 2,3 mmol/L o superior) y bajo nivel de colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (cHDL: 34 mg/dL o 0,88 mmol/L o inferior). Esto se consigue añadiendo fenofibrato a la simvastatina. Solo se necesitan tratar 20 de estos pacientes durante 5 años para evitar un episodio cardiovascular.
En el estudio de lípidos realizado por Acción para controlar el riesgo cardiovascular en diabéticos (ACCORD), publicado en Internet por New England Journal of Medicine, el grupo con dislipemia aterogénica tuvo un 70 por ciento más de episodios cardiovasculares (muerte cardiovascular, infarto de miocardio e ictus) que los pacientes sin dislipemia aterogénica. De hecho, el riesgo asociado a la dislipemia aterogénica fue comparable al existente en las personas con enfermedad cardiovascular previa (17,3 por ciento frente al 18,1 por ciento).
El profesor Jean-Charles Fruchart, presidente de Residual Risk Reduction Initiative (R3i), una fundación académica suiza independiente, manifestó: «Durante los dos últimos años, la R3i se ha centrado en la hipótesis de que el riesgo cardiovascular residual en los pacientes tratados con estatinas está asociado a la dislipidemia aterogénica2,3. El estudio de lípidos de ACCORD confirma tanto la hipótesis, como el valor de añadir fenofibrato a una estatina para reducir el elevado riesgo cardiovascular residual. Esto concuerda con las directrices actuales de la American Diabetes Association4 y el Panel III del National Cholesterol Education Program5».
Los beneficios del fenofibrato se observaron solo en el grupo especificado previamente de pacientes diabéticos con dislipemia aterogénica y no en la población total del estudio. «Mientras los pacientes con dislipemia aterogénica solo representaron el 17 por ciento de la población del estudio de lípidos de ACCORD, en la práctica clínica el tamaño del problema es considerablemente mayor. En la actualidad, estamos cuantificándolo en el estudio REALIST (ResiduAL risk Lipids and Standard Therapies) financiado por la R3i, que se lleva a cabo en la Facultad de Medicina de Harvard y en más de 20 centros académicos de prestigio de todo el mundo», comentó el profesor Frank Sacks de la Facultad de Medicina de Harvard, Boston (EE. UU.) y vicepresidente de la R3i.
En el estudio de lípidos de ACCORD, el fenofibrato también redujo la micro- y macro albuminuria, marcador de nefropatía en la diabetes. Esto concuerda con los resultados de ensayos clínicos anteriores6,7. «La nefropatía diabética es uno de los principales problemas a tratar. Por lo tanto, es importante reconocer que el fenofibrato ofrece beneficios a estos pacientes», afirmó el profesor Michel Hermans de Cliniques Universitaires Saint-Luc, Bruselas (Bélgica) y secretario general de la R3i.
El estudio también confirmó que añadir fenofibrato a la simvastatina no producía un aumento del riesgo de miopatía (problemas musculares), trombosis venosa o pancreatitis. De hecho, se produjeron menos muertes cardiovasculares o debidas a cualquier causa en los pacientes tratados con fenofibrato que en los pacientes tratados solo con simvastatina. R3i lidera una nueva investigación sobre la dislipemia aterogénica en la diabetes tipo 2.
La dislipemia aterogénica es frecuente y su prevalencia está aumentando de forma sustancial, fruto de la epidemia mundial de diabetes de tipo 2, obesidad y síndrome metabólico8. En Estados Unidos, aproximadamente la mitad de los pacientes de alto riesgo que inician el tratamiento con estatinas pueden necesitar tratamiento adicional para disminuir la concentración de triglicéridos o para aumentar las de cHDL9.
La R3i está respondiendo a este problema clínico sumamente importante. «Dada la magnitud de la epidemia global de diabetes tipo 2, especialmente en los países en desarrollo, es primordial centrarse en la dislipemia aterogénica. Como R3i es la única fundación de investigación mundial independiente centrada en este problema, está desarrollando con urgencia recomendaciones terapéuticas basadas en la evidencia para reducir el riesgo vascular residual. Actualmente, estamos llevando a cabo el primer estudio epidemiológico de ámbito mundial, REALIST, para determinar la prevalencia de la dislipemia aterogénica y el consiguiente riesgo residual de la enfermedad cardiovascular. Ahora, como resultado del estudio de lípidos de ACCORD, realizaremos un meta análisis de los subgrupos de pacientes con dislipemia aterogénica (TGs altos o cHDL bajo) de los estudios anteriores con fibratos», declaró el profesor Fruchart.
Acerca de ACCORD
El estudio ACCORD estuvo patrocinado por el National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI), miembro de National Institutes of Health (NIH) en Estados Unidos, y se llevó a cabo en Estados Unidos y Canadá. La cuestión principal abordada en la sección de tratamiento del estudio de lípidos de ACCORD analizaba si la combinación de fenofibrato con simvastatina, es decir, el objetivo de tratar TGs elevados y el cHDL bajo además delc LDL, era más eficaz en la reducción de episodios cardiovasculares que la terapia con estatinas en monoterapia en una cohorte de 5.518 pacientes de alto riesgo con diabetes tipo 2 controlada para el objetivo primari en cLDL. Se eligió el fenofibrato porque los análisis de subgrupos de ensayos anteriores habían mostrado ventajas añadidas en pacientes con diabetes de tipo 2, o en aquellos con obesidad abdominal, característica del síndrome metabólico10-14. Ningún otro ensayo clínico había puesto a prueba esta estrategia terapéutica con anterioridad.
No obstante, la población tratada fue más amplia de la recomendada por las directrices actuales . En este sentido, más del 80 por ciento de los pacientes no tenía los TGs lo bastante altos ni el cHDL lo bastante bajo como para garantizar el tratamiento de conformidad con la práctica clínica actual.
El estudio de lípidos de ACCORD estableció que ampliar el tratamiento con fenofibrato a esta población más amplia no mostró beneficios significativos en ninguno de los objetivos cardiovasculares primarios o secundarios en la población total del estudio. No obstante, el estudio mostró una reducción considerable de episodios cardiovasculares con el tratamiento combinado fenofibrato-simvastatina en pacientes con dislipemia aterogénica, al disminuir el número de episodios vasculares del 17,3 por ciento en el grupo de monoterapia con simvastatina al 12,4 por ciento con el tratamiento combinado en el plazo de 4,7 años. Este resultado respalda las directrices actuales y la práctica clínica habitual.