Sebastián A. Ríos
Una mayor comprensión de los complejos procesos de la piel que pueden causar acné está dando lugar al desarrollo de una nueva generación de tratamientos que pronto llegarán a los pacientes. Que no son pocos: se estima que el 90% de las personas padece en algún momento de su vida -la mayoría durante la adolescencia- esta afección que deriva del taponamiento de los poros de la piel y que en sus formas más graves puede dejar profundas cicatrices en la cara.
"Existen nuevos tratamientos que están en etapas avanzadas de investigación clínica y que, probablemente, en unos dos años estarán disponibles", dijo a LA NACION la doctora Brigitte Dréno, dermatóloga francesa e integrante de la Alianza Global para Mejorar el Tratamiento del Acné. Dréno visitó recientemente la Argentina para participar de la XXVIII Reunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos, que se realizó en esta ciudad.
Terapias dirigidas contra enzimas presentes en células cutáneas llamadas queratinocitos, o contra ciertos receptores en las glándulas sebáceas, cuyo funcionamiento excesivo lleva al taponamiento de los poros, están atravesando airosamente las pruebas en pacientes. Otros procedimientos, como la terapia fotodinámica, ya se utilizan en el tratamiento del acné, pero se espera que estudios más abarcativos que los realizados hasta la fecha confirmen su utilidad.
"Pronto tendremos tratamientos dirigidos para el acné, algo que ya se había obtenido en otras afecciones cutáneas, como la psoriasis, pero que estábamos necesitando en esta enfermedad para la cual habíamos obtenido pocas nuevas moléculas con nuevos mecanismos de acción", agregó Dréno.
Terapias combinadas
En la actualidad, el tratamiento del acné dispone de una amplia variedad de herramientas terapéuticas: antibióticos orales o tópicos, cremas o geles con retinoides, procedimientos que descaman la piel como los peelings , o la ya mencionada terapia fotodinámica. "El tratamiento del acné debe cubrir todas las diferentes lesiones y para eso se requiere utilizar terapias combinadas", apuntó.
La elección de la combinación está dada principalmente por la gravedad del caso, señaló la doctora Margarita Larralde, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Alemán, y coautora del libro Dermatología pediátrica (Ed. Journal, 2010).
"En el acné comedoniano [ver infografía], que es el que presenta puntos negros, uno puede dar medicación para tratar de exfoliar la piel y que los comedones salgan a la superficie: retinoides tópicos, tretinoina, isotretinoina, adapalene y retinol aldehído -enumeró Larralde-. También en algunos casos se puede sumar el uso del peeling con ácido salicílico."
Para el acné ya no leve, sino moderado, que se caracteriza por la aparición de pápulas y pústulas -que no son otra cosa que los granitos rojos y con pus, respectivamente-, se suele combinar el uso de antibióticos locales dirigidos contra la bacteria P. acnes ( que anida en los poros y a la que cada vez se le concede mayor importancia en la génesis del acné) con el peróxido de benzoilo.
"Antes se usaba sólo un antibiótico, pero eso ha caído en desuso, ya que la combinación evita la aparición de resistencia al antibiótico", explicó la ex presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
Si el acné es aún más severo, lo que se define por las lesiones nódulo-quísticas (ver ilustración), "se suma el uso de medicación por vía oral: antibióticos que también tienen una función antiinflamatoria, como las tetraciclinas de segunda generación. También está la isotretinoína oral, que es una medicación que ha revolucionado el tratamiento del acné, pero que no puede ser usada durante el embarazo y que puede causar alteraciones hepáticas".
Evitar la recaída
"Algo que hemos aprendido en los últimos años sobre el tratamiento del acné es que, con excepción de la isotretinoína, cuando se suspende el tratamiento existe un riesgo elevado de que el acné vuelva", señaló Dréno. Eso llevó a proponer que el acné sea considerado una enfermedad crónica.
"Aproximadamente el 60% de los casos son autolimitados y pueden ser manejados con un tratamiento agudo. En los otros, es una enfermedad que requiere tratamiento por un período prolongado", se lee en un reciente informe de la Alianza Global para Mejorar el Tratamiento del Acné.
Pensar el acné como una afección crónica llevó a proponer que, una vez conseguida la remisión de los signos clínicos de la enfermedad, el paciente continúe durante cierto tiempo en tratamiento preventivo.
"El uso prolongado de un retinoide tópico como monoterapia para el mantenimiento de la remisión del acné es un concepto relativamente nuevo para muchos médicos", señala el informe de la alianza.
TALLERES GRATUITOS PARA PACIENTES
Para mejorar el tratamiento del acné la doctora María Angles, dermatóloga pediátrica del Hospital Italiano, coordina talleres para pacientes (el próximo será el 1° de julio, a las 18.30, en el Servicio de Dermatología del hospital). Quienes deseen concurrir puede solicitar informes por el (011) 4959-0392.
Mitos y realidades sobre la alimentación
La relación entre la dieta y el acné ha sido formulada y reformulada con el paso de los años, y hoy es revisitada de la mano de estudios que sugieren que los alimentos con alto índice glucémico (con mucha azúcar en poco espacio) podrían favorecer la aparición del acné.
"Entre 1930 y 1960, a los pacientes se les desaconsejaba comer una amplia selección de alimentos, como chocolates, grasas, dulces. Pero luego de una serie de estudios criticos, esa asociación se desvaneció", recuerda una revisión del asunto publicada recientemente en la revista de la Academia Estadounidense de Dermatología.
Sin embargo, continúa la publicación, "la pregunta por la relación entre dieta y acné ha vuelto a ser formulada. Existe evidencia razonablemente convincente de que las dietas con alto índice glucémico pueden exacerbar el acné".
"Los alimentos con grandes cantidades de azúcar incrementan la producción del llamado factor de crecimiento de insulina, que al unirse en receptores de los queratinocitos producen su proliferación excesiva", explicó la dermatóloga francesa Brigitte Dréno.
La proliferación excesiva de esas células cutáneas colabora con el taponamiento de los poros, que es la lesión inicial del acné.
"La relación entre el acné y la alimentación va cambiando permanentemente y por eso, por el momento, no se recomienda ninguna dieta restrictiva ni se hace mucho hincapié en lo alimentario -comentó la doctora María Valeria Angles, del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano-. De todos modos, si uno observa que en un paciente un alimento determinado produce más lesiones de acné, la decisión es suspender ese alimento."
En el taller que Angles coordina en el Italiano, también se tratan otros mitos del acné, como por ejemplo, que el sol lo mejora, cuando, en realidad, hace que la enfermedad reaparezca con más fuerza, o que el acné está relacionado con la suciedad, "lo que hace que muchos se laven obsesivamente la cara -dijo-. Eso irrita la piel y vuelve intolerable el tratamiento".