Por Nora Bär
Comodoro Rivadavia está fuera del área de distribución tradicional del Triatoma infestans o, como la conocemos vulgarmente, la vinchuca.
Sin embargo, en 2007, invitados por funcionarios del sistema de salud de Chubut que estaban preocupados por la importante inmigración de ciudadanos bolivianos que llegaban a la provincia, cuyos análisis arrojaban resultados positivos para el mal de Chagas, Ricardo Gürtler y Delmi Canale, del Laboratorio de Ecoepidemiología de la Universidad de Buenos Aires, viajaron para ver si realmente había llegado a esas latitudes. "No pudimos encontrar ningún Triatoma -cuenta Gürtler-, pero meses más tarde apareció un insecto adulto precisamente en un centro de salud ubicado en el centro de Comodoro."
Tras un periplo que lo llevó de Chubut a Córdoba y luego a Buenos Aires, el insecto fue enviado por correo a Gürtler. Estaba muerto, pero había puesto varios huevos en su contenedor de plástico.
En un trabajo que fue motivo de una reciente publicación en la revista científica Emerging Infectious Diseases, e l investigador y una becaria, Romina Piccinali, secuenciaron su genoma y, contra lo que había dictado el prejuicio, resultó ser 100% argentino. "Probablemente, de las provincias de San Juan, Mendoza o Río Negro", afirma Gürtler, que más tarde retornó a Comodoro Rivadavia y descubrió que la mayoría de los migrantes con mal de Chagas de la ciudad provenían de esas tres provincias argentinas. Y es más: vivían en barrios de clase media.
Insectos globalizados
Investigaciones de los últimos años indican que algunas de las ideas más difundidas sobre el Chagas están erradas.
"No es cierto que el insecto viva solamente en los techos de paja y en climas tropicales -dice Gürtler-. El ejemplar que encontraron en Comodoro Rivadavia fue recogido en pleno julio. En las provincias de Cuyo, hay altos índices de infestación, incluso en las áreas urbanas, en edificios abandonados y en palmeras. En el centro de la ciudad de San Juan, por ejemplo, se encontraron vinchucas en departamentos de buena categoría. En Bolivia y en Perú, ya se habla de un proceso de «urbanización» de los insectos."
Según explica el investigador, las vinchucas se refugian en las camas, en los bolsos, en las grietas de las paredes... Si no hay grietas, se quedan en las camas y se meten en los placares. Cuando los habitantes de esas viviendas se trasladan, pueden llevarlas en la ropa plegada en sus valijas.
"Depende del tamaño, una vinchuca puede vivir durante meses en esos dobleces", ilustra Gürtler.
Así fue como el Triatoma hizo una larga migración desde Bolivia, hasta la Argentina y el resto de los países del Cono Sur -Chile, Uruguay, Paraguay, y el nordeste de Brasil- durante el siglo XX.
"Y otro tema para tener en cuenta es que parecen haber desarrollado resistencia a los insecticidas piretroides -advierte-. Ya se detectaron ejemplares resistentes en el norte de la Argentina y en varios lugares de Bolivia." Una hipótesis que se baraja es que el uso de insecticidas en la agricultura podría haber favorecido la aparición de esa resistencia. Y esto presenta un doble problema, porque los que pueden reemplazarlos tienen una cierta toxicidad.
"La vinchuca puede vivir en el medio silvestre, algo que no se sabía, y se adapta perfectamente a las viviendas de lujo -detalla el investigador-. Un reciente estudio incluso llama la atención sobre que los triatominos toleran perfectamente los viajes en las bodegas de avión. Es decir, que tienen la potencialidad de dispersarse por cualquier medio de transporte." Hace dos años, la Organización Mundial de la Salud consideró que la infestación con el vector del Chagas ya es una cuestión global.