NUEVA YORK (Reuters Health)
Muchos adultos mayores que realizan deportes recreativos, como nadar o jugar al golf, pueden volver a la práctica después de un reemplazo total de hombro, de acuerdo a un nuevo estudio.
La técnica se utiliza en los casos graves de artritis después de intentar sin éxito terapias más conservadoras, como los antiinflamatorios y la fisioterapia. La cirugía reemplaza la parte dañada del hueso y el cartílago con un implante de metal y plástico.
Los reemplazos de hombro son mucho menos comunes que los de cadera y rodilla. En Estados Unidos, 23.000 personas se someten a la cirugía cada año, comparado con los más de 700.000 procedimientos de rodilla o cadera.
Por lo tanto, son pocos los estudios disponibles sobre las capacidades atléticas de los pacientes después de un reemplazo total de hombro, que cuesta unos 10.000 dólares, según un estudio en el 2007.
El nuevo trabajo, publicado en American Journal of Sports Medicine, incluyó a 100 adultos mayores con un reemplazo total de hombro realizado en un hospital en Suiza.
El 89 por ciento de los 55 pacientes que hacían deporte antes de desarrollar la enfermedad en el hombro habían recuperado su rendimiento deportivo durante los tres años posteriores a la cirugía. Las actividades más comunes fueron natación, golf, ciclismo y gimnasia.
Una minoría no pudo retomar la actividad física. Pero ninguno dijo que había suspendido el deporte por la cirugía, aseguró el equipo de la doctora Katrin Schumann, de la Clínica Schulthess, en Zurich.
La cirugía no eliminó los problemas de hombro en los pacientes que retomaron el deporte.
El 37 por ciento de los 49 pacientes que hacían algún deporte antes de la aparición de los problemas en el hombro y después de la cirugía, dijeron que aún después de la intervención, seguían teniendo limitaciones en las actividades físicas.
De todos modos, el 69 por ciento dijo que había podido retomar el mismo deporte que practicaba antes de la lesión y con la misma intensidad.
La mayoría de esos pacientes reiniciaron la actividad física a los seis meses de la cirugía, aunque necesitaron casi un año para recuperar "el máximo rendimiento".
El estudio tuvo ciertas limitaciones, por ejemplo su diseño, que permitió seguir los resultados en un grupo de pacientes, pero sin comparar la evolución con un grupo de control formado por pacientes con artritis de hombro no sometidos al reemplazo quirúrgico.
Además, sólo incluyó pacientes tratados en un centro. Como ocurre con otras cirugías, los resultados en el largo plazo dependen, por lo menos parcialmente, de la habilidad y la experiencia del cirujano.
El equipo admitió también que la duración promedio del seguimiento de los pacientes (tres años) fue bastante corta, por lo que se necesitan estudios más prolongados.
FUENTE: American Journal of Sports Medicine, online 8 de julio del 2010.