María Valerio | Madrid
Debe de haber muchas diferencias más que evidentes entre un grupo de 15 niños de una aldea de Burkina Faso de uno a seis años y otros chavales de la misma edad que vivan en Florencia (Italia). Sin embargo, seguramente ninguna tan curiosa como la que acaban de descubrir un grupo de investigadores italianos en las bacterias que pueblan su aparato digestivo.
Según publican en las páginas de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), los microbios que pueblan la flora intestinal son mucho más variados en el caso de los niños africanos, seguramente gracias a su dieta rica en fibra, frutas y verduras.
Por el contrario, los 15 niños italianos que participaron en este estudio de Paolo Lionetti y su equipo (de la Universidad de Florencia) le deben a las grasas animales, azúcares y excesivas calorías el 'empobrecimiento' de los millones de microbios que pueblan sus intestinos. A peor dieta, menor variedad de flora intestinal, podría resumirse.
Probablemente, explican los investigadores, esta evolución de la flora intestinal que experimentan los habitantes de la civilización occidental también está detrás del aumento de numerosas patologías autoinmunes o inflamatorias, como el asma, las alergias o el síndrome del colon irritable.
La clave radica en que los niños africanos, residentes en una aldea africana llamada Boulpon, disfrutan de una dieta abundante en fibra (muy similar a la de nuestros ancestros neandertales); lo que significa también rica en microbios protectores contra la obesidad y otros trastornos causados por las 'dietas grasientas'.
De hecho, curiosamente, sólo los niños italianos que aún se alimentaban a base de leche materna tenían en sus intestinos el mismo tipo de bacterias que se apreciaban en los menores de Burkina Faso de hasta seis años. Lo que indica que la dieta occidental estaría detrás del empobrecimiento de la microbiota intestinal, uno de esos "efectos indeseables de la globalización" como concluyen los investigadores.