Un estudio halla que la comida seca para mascotas podría ser una fuente poco conocida de infección bacteriana por salmonella entre humanos, y los niños pequeños parecen estar especialmente en riesgo.
Los autores del estudio señalan que dieron seguimiento al brote de salmonella de 2006-2008 que enfermó a 79 pacientes estadounidenses, la mitad de ellos con dos años o menos de edad, y al uso en los hogares de comida seca para gatos y perros.
"Es algo difícil porque las mascotas no son tan sintomáticas como los humanos y pueden liberar esta bacteria durante diez o doce semanas" en sus heces, dijo el Dr. Peter Richel, jefe de pediatría del Hospital Northern Westchester en Mt.. Kisco, Nueva York, que está familiarizado con los hallazgos. "Es un tanto desconcertante escuchar que algo en apariencia benigno como lo es la comida para mascotas pueda suponer algún riesgo".
Este tema ha sido noticia en los últimos días debido a que varias comidas para gatos y perros de las marcas Lams y Eukanuba fueron retiradas del mercado la semana pasada debido a una contaminación potencial de salmonella. El fabricante, Procter & Gamble, asegura que aún no hay ningún caso de salmonella en humanos asociado con estos productos.
La proporción de personas que ha enfermado por consumir comida para mascotas contaminada en el brote que afectó a 21 estados cubierto por el nuevo estudio fue pequeña, pero el hecho de que esta enfermedad transmitida por alimentos afectara a niños pequeños de manera tan drástica es preocupante, señalaron los expertos.
La salmonella, una enfermedad transmitida por alimentos, puede ser grave en bebés y personas de edad avanzada.
En el informe que aparece en la edición de septiembre de Pediatrics, los investigadores dirigidos por la Dra. Casey Barton Behravesh de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. señalan que el contacto con mascotas y sus ambientes, por ejemplo el lugar donde comen y duermen, puede resultar en infecciones humanas.
Dar de comer a las mascotas en la cocina cuadruplica el riesgo de enfermedad, aunque "las razones están poco claras", comentó el Dr. Timothy Pfanner, profesor asistente de medicina interna de la Facultad de medicina del Centro de Ciencias de la Salud de la Texas A&M y gastroenterólogo de Scott & White Healthcare en Temple, Texas.
"Parece que la bacteria se multiplica en el suelo de la cocina, o sospecho que la gente no limpia los utensilios de su perro", dijo Pfanner, que no participó en el estudio.
Por otra parte, los investigadores encontraron que de hecho los niños que se llevaron la comida de mascotas a la boca no parecían tener un riesgo adicional.
La planta de Pensilvania donde se fabricó la comida para mascotas contaminada se cerró finalmente, apuntaron los investigadores. Sin embargo, agregaron que desde 2006, al menos 135 productos para mascotas, incluidos suplementos para mascotas y orejas de cerdo, han sido retirados del mercado como consecuencia de una contaminación por salmonella.
Este nuevo estudio "vuelve a subrayar la importancia de lavarse las manos cada vez que se entre en contacto con una mascota, lo que incluye acariciar la mascota, tocar su boca o bañarla, sobre todo para los niños, que tienen un sistema inmunológico muy débil en comparación con los adultos", dijo el Dr. Philip Tierno, profesor clínico de microbiología y patología del Centro Médico Lagone de la Universidad de Nueva York en esa misma ciudad, y autor de The Secret Life of Germs (La vida secreta de los gérmenes).
"Lavarse las manos es lo más importante que cualquier persona puede hacer para proteger su salud y es algo que todo el mundo puede hacer si se le enseña", señaló Tierno. "Usted puede hacerlo y no tener miedo".
Otra medida de precaución es empacar y almacenar bien la comida para mascotas, y mantenerla fuera del alcance de los bebés y los niños pequeños, apuntó Richel.
"Ésta es una pequeña sección del total de casos de salmonella, pero es importante porque muchos de nuestros niños andan por el suelo todo el tiempo", señaló Pfanner.
FUENTES: Timothy Pfanner, M.D., assistant professor of internal medicine, Texas A&M Health Science Center College of Medicine, and gastroenterologist, Scott & White, Temple, Texas; Pete Richel, M.D., chief of pediatrics, Northern Westchester Hospital, Mt. Kisco, N.Y.; Philip M. Tierno, Jr., M.D., clinical professor of microbiology and pathology, New York University Langone Medical Center, New York, N.Y., and author The Secret Life of Germs; September 2010 Pediatrics, online Aug. 9