Cristina de Martos | Madrid
La historia de la anticoncepción es larga y está llena de inventos y prejuicios a partes iguales. El desarrollo de la píldora, su aprobación y consiguiente llegada al mercado no son una excepción. El 18 de agosto de 1960 se puso a la venta el primero de estos preparados, diseñado específicamente para ganarse la confianza de las mujeres y obtener el visto bueno de la Iglesia Católica.
Las primeras referencias históricas sobre los anticonceptivos se remontan al antiguo Egipto, donde las mujeres empleaban una mezcla de dátiles, acacia y miel para no quedar embarazadas. Desde entonces, y puede que antes incluso, otras civilizaciones han dejado muestras de sus 'aventuras anticonceptivas'. Griegos, romanos, condones, espermicidas...
Evitar los embarazos es un viejo objetivo que, sin embargo, se ha visto dificultado por más factores que los puramente científicos e inventivos. La idea de la anticoncepción o del control de la natalidad por métodos artificiales pronto chocó con las doctrinas religiosas.
Ése fue el panorama que a finales de la década de los 50 se encontraron los responsables de la búsqueda de la píldora. En EEUU, país que vio nacer este fármaco, estaban vigentes desde 1873 las Leyes de Comstock, que prohibían la venta y el uso de anticonceptivos. Y, a pesar del fuerte movimiento en su contra, que llevó poco a poco a su derogación, algunos sectores sociales seguían –y continúan hoy en día- apoyando la restricción del uso de estos productos.
Para tratar de sortear la oposición de la Iglesia Católica, que sólo aprueba los métodos naturales, y para ganarse la confianza de las mujeres, cautelosas ante la idea de dejar de tener la regla, los inventores de la píldora idearon la 'semana de descanso'. En estos días en los que no se toman pastillas o se ingiere un placebo, se produce una pequeña caída hormonal que provoca un sangrado que imita a la menstruación, aunque es totalmente innecesario.
El esperado remedio
Éste fue el formato que finalmente obtuvo el visto bueno de la agencia americana del medicamento (FDA) y que fue reclamado por miles de mujeres en las farmacias de EEUU a partir del 18 agosto de 1960. Primero, sólo para mujeres casadas y después para cualquiera que no quisiera quedarse embarazada, extendiéndose por Occidente. A España llegó tarde, en 1978, cuando se modificó el Código Penal para legalizar su uso.
"Desde el inicio, la píldora no presentaba complicaciones y era altamente efectiva. Es la pionera de la anticoncepción moderna", explicaba a la agencia DPA la experta en salud reproductiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Nuriye Ortayli.
En este medio siglo, millones de mujeres han tomado la píldora pero, aunque en muchos países es el método más utilizado, sólo unos 100 millones de mujeres en todo el mundo la consumen a diario actualmente, según cifras del UNFPA recogidas por esta agencia. Esta cifra representa apenas el 9% de la población femenina en edad reproductiva, que alcanza los 1.000 millones.
La preocupación en torno a sus efectos secundarios así como la falta de acceso de millares de mujeres a la planificación familiar, ha hecho disminuir la popularidad de la píldora. Sea como fuere, este fármaco -el mejor avance científico del siglo XX según 'The Economist'- ha permitido que las mujeres que así lo deseen controlen cuándo tener hijos y puedan así vivir su sexualidad con mayor libertad.