Los jóvenes que hacen un uso recreativo de los fármacos como el sildenafil suelen comprarlos de noche
Sebastián A. Ríos
Toman mucho y después no pasa nada. Para evitar un nuevo papelón, recurren a drogas para el tratamiento de la disfunción eréctil. O lo hacen ante una pareja ocasional a la que quieren deslumbrar con una performance sexual fuera de lo habitual. O quieren estar tranquilos, seguros de que, llegado el momento del encuentro, todo va a salir bien, y para eso recurren al Viagra.
El repertorio de motivos es amplio, pero lo cierto es que, según una encuesta realizada en la Capital Federal, uno de cada cinco jóvenes de entre 18 y 30 años hace un uso "recreativo" de las drogas de la familia de los inhibidores de la fosfodiesterasa-5, que se emplean para tratar problemas de erección.
"No nos sorprende el hallazgo, ya que es algo que uno escucha fuera del consultorio, y es que hoy los jóvenes consumen estas drogas porque quieren mejorar su rendimiento, y las usan sin control médico y sin tener problemas de salud sexual", dijo a La Nacion uno de los autores del estudio, el doctor Amado Bechara, especialista en disfunción sexual y codirector del Instituto Médico Especializado (IME).
Pero otro dato preocupante que surge de la encuesta realizada por Bechara y sus colegas del IME es que más de la mitad de los jóvenes que usan Viagra (el 53,6%) lo hacen en combinación con alcohol o con drogas legales o ilegales (psicotrópicos o marihuana, principalmente).
Y así como el Viagra -éste es el nombre de marca en Estados Unidos del sildenafil, droga que en la Argentina tiene medio centenar de nombres comerciales- puede dar lugar a peligrosas caídas de la presión sanguínea si se lo utiliza en combinación con ciertas drogas de uso en cardiología (los nitratos), algo similar puede ocurrir cuando se lo asocia con el alcohol, que de por sí baja la presión sanguínea.
"Pérdida de la presión arterial, con sensación de taquicardia, palidez, malestar general, náuseas pueden ser el resultado de la vasodilatación que normalmente provoca el alcohol, y que se suma al efecto vasodilatador de este tipo de fármacos", enumeró el doctor Adolfo Casabé, codirector del IME y coautor del citado estudio.
Efectos similares podrían presentarse en su combinación con marihuana, ya que inhibe ciertos mecanismos que pueden potenciar el efecto vasodilatador del sildenafil. "El problema mayor es la mezcla de cosas -comentó Bechara-. Como el uso que se le da es recreativo, hoy le suman un poco de alcohol para estar más alegre, y a lo mejor alguna droga ilícita. En ese cóctel, no sabemos bien qué es lo que puede pasar con estos medicamentos."
Dónde compran y por qué
¿Qué es lo que buscan los jóvenes en el sildenafil y cómo lo consiguen? El estudio, cuyas conclusiones acaba de publicar la revista Journal of Sexual Medicine, aporta respuestas. La abrumadora mayoría del 21,5% de los encuestados que reconocieron haber tomado estas drogas dijo haber obtenido el medicamento de manos de un amigo.
La segunda fuente fue la farmacia: el 17,4% compró las pastillas sin haber presentado la receta médica requerida. El mínimo porcentaje (el 2,9%) adquirió el medicamento por Internet, y el resto (4,3%) lo compró en la farmacia, pero con receta.
En cuanto a los motivos reconocidos por los encuestados para hacer uso de estos medicamentos que han demostrado ser altamente efectivos y seguros para el tratamiento de la disfunción eréctil, el 44,9% dijo querer lograr más erecciones por encuentro sexual, el 27,5% buscaba obtener erecciones más duraderas y un porcentaje similar lo hizo sólo por curiosidad; en porcentajes menores dijeron querer sentirse más seguros, obtener una mayor rigidez peneana o evitar los fracasos sexuales y demorar la eyaculación.
"En definitiva -concluyó Casabé-, de lo que se trata es de un problema de salud pública, porque hoy estamos hablando del acceso libre a medicación como el Viagra, pero también podemos hablar de antibióticos o de psicofármacos."
"Vienen sin receta, después de bailar"
Lo asegura un empleado de farmacia, al describir a los jóvenes compradores.
Nicolás tiene 26 años, trabaja, estudia, practica deportes cuatro veces por semana y, además, va al gimnasio. Su libido está en su máximo esplendor y se siente atraído por "dos de cada tres mujeres" que ve. Reconoce no tener problemas entre sábanas, pero en cuanto supo que otro amigo tenía unas muestras médicas de sildenafil no dudó ni un instante en pedírselas. ¿El objetivo? Asegurarse el éxito y destacarse en una futura relación.
El caso de Nicolás no es aislado. Por el contrario, cada vez es mayor el número de jóvenes que consumen pastillas de sildenafil. Y, según reveló un reciente estudio (como se informa por separado), sólo en el 4,3% de esos casos las obtienen a través de una prescripción médica.
LA NACION recorrió farmacias y dialogó con jóvenes para conocer qué los motiva a consumir este medicamento y por qué vías lo consiguen. El recorrido reafirmó los datos del estudio, que halló que el 75,4% de los jóvenes consiguen la medicación por intermedio de un amigo.
"Yo no fui a comprar nunca, no me da la cara para hacerlo. ¿Qué le digo al que me vende? ¿Y si me atiende una mujer? No da", explica Federico, de 23 años, que siempre obtuvo las pastillas por algún amigo o conocido.
Empleados de farmacias reconocen que la venta crece a toda hora del día, aunque destacan como momentos claves la noche y los fines de semana, antes o después del boliche.
"Vienen cada vez más, es impresionante. Son muy pocos los que realmente lo necesitan, la mayoría lo compra por recreación. Te das cuenta al mirarles la cara de quién tiene problemas y quién no", dijo un empleado de una farmacia de Palermo que cubre el horario nocturno, y agregó: "Vienen con recetas falsificadas, eso se nota, pero no podés hacer nada. Sabés que le sacaron al padre o algún familiar un recetario, el sello y la hicieron los propios pibes. Hasta escriben mal el nombre de la droga".
Otro empleado de una farmacia de Almagro coincide en que son los jóvenes los que más van a comprar. "Vienen sin receta, cuando salen de bailar, borrachos y hasta algunos drogados, y quieren que les vendan así", asegura. Además, recordó que antes tenían vergüenza o se sonrojaban al momento de pedirlo, pero que ahora eso pasa cada vez menos.
En el relato de quienes trabajan en farmacias tuvieron un lugar especial los "hombres de trampa", como se conoce a quienes deciden pasar una noche, o varias, con una mujer que no es su pareja. "Los tipos de trampa vienen siempre. Te miran fijo y te dicen: «Vendeme una pastilla. Por favor, tengo que quedar bien con esta mina.» Me causa gracia, pareciera que con sus novias la performance no importara."
José María Costa
CIFRAS
112 millones de pesos representa en el país la venta anual de drogas para la disfunción eréctil, según fuentes de la industria. Otras fuentes la estiman en 99 millones.
0,7%
del mercado farmacéutico es lo que representan en el país las drogas para la disfunción eréctil.