Un estudio reciente sugiere que las sustancias químicas que se hallan comúnmente en todo, desde artículos de cocina antiadherentes hasta empaques para alimentos resistentes a las grasas parecen relacionarse con aumentos en los niveles de colesterol de los adolescentes.
La gente que está expuesta a estas sustancias químicas, conocidas como ácidos perfluoroalquílicos (APFA), en el polvo, el agua potable, los tapetes con protección antimanchas, las telas impermeables, las bolsas para preparar palomitas de maíz en el microondas y muchos otros productos de uso en el hogar.
"Éste es el primer estudio que examina profundamente una relación entre estas sustancias y los efectos para la salud en los niños", aseguró Stephanie J. Frisbee, autora del estudio e instructora de investigación del departamento de medicina comunitaria de la Facultad de medicina de la Universidad de Virginia Occidental en Morgantown.
Entre los compuestos APFA se encuentran los ácidos perfluorooctanoicos (APFO) y el sulfonato de perfluorooctano (SPFO).
"Hallamos una relación positiva entre los APFO y los SPFO, y el [colesterol] total y el LDL", dijo. A medida que aumentaron los niveles en la sangre de esta sustancia química, aumentó también el colesterol, agregó Frisbee.
El Consejo Químico Estadounidense (American Chemical Council), un gremio del sector, no respondió a los reiterados intentos de HealthDay por obtener un comentario sobre los hallazgos.
El estudio fue publicado en la edición de septiembre de Archives of Pediatric & Adolescent Medicine.
Para el estudio, el equipo de Frisbee examinó los niveles de colesterol de más de 12,000 niños y adolescentes que forman parte del C8 Health Project. El proyecto surgió de la conciliación de una demanda colectiva contra Dupont por verter desperdicios químicos que contaminaron las aguas subterráneas de seis distritos acuíferos de dos estados que estaban cerca de una planta de la empresa en Parkersburg, Virginia Occidental y expuso a los residentes a niveles de C8 (otro nombre que se da al APFO), muy superior al de la población general.
Entre los participantes, el promedio de concentración de APFO fue de 69.2 ng/ml y una concentración promedio de SPFO de 22.7 ng/ml.
Los investigadores hallaron que entre los que tenían entre 12 y 19 años, las concentraciones de APFO fueron superiores que las observadas en la población general, las concentración de SPFO fueron similares a las observadas en muestras de la población general.
Según los investigadores, el aumento en los niveles de APFO se relacionó con un incremento en el colesterol total y LDL (el "malo"), mientras que el aumento en los niveles de SPFO se relacionó con más colesterol total, LDL y HDL (el "bueno"). Ninguna de las sustancias químicas se relacionó con un aumento en los niveles de triglicéridos, agregaron.
En promedio, los niños que tenían los niveles más elevados de APFO tenían niveles superiores de colesterol, frente a los niños que tenían los niveles más bajos de APFO. El grupo de Frisbee halló que, además, los que tenían los niveles más elevados de PFO tenían colesterol más de ocho puntos más alto que los que tenían los niveles de SPFO más bajos. Esto implicó una diferencia promedio de 8.5 mg/dl.
Frisbee anotó que también se encontraron niveles superiores de colesterol en adultos que participaron en el C8 Health Project y estuvieron expuestos a estas sustancias químicas.
No se sabe si la relación entre estas sustancias y el colesterol es causal. Según Frisbee, para determinarlo, hace falta más investigación.
"En este momento no podemos decir nada sobre la causalidad, ya que resultaría científicamente impreciso", dijo. Además, aún se desconoce el daño potencial para estos niños y adolescentes, agregó Frisbee.
Sin embargo, los investigadores anotaron que estudios con animales han demostrado que el hígado es el órgano más afectado por el ácido perfluoroalquilo, y en el hígado es donde se produce el colesterol.
"Estas son sustancias químicas que no son biodegradables", agregó Frisbee.
Ambas sustancias se están eliminando en los EE. UU. y se están reemplazando por otros compuestos. No se sabe si estas nuevas sustancias son seguras o no, o si conllevan su propio conjunto de problemas de salud, señaló Frisbee.
"La manera como funciona el sistema estadounidense es que se puede usar lo que uno quiera hasta que alguien señala que tiene un problema", dijo.
Un experto en colesterol, el Dr. Ronald B. Goldberg, profesor de medicina del Instituto de Investigación de la Diabetes de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami, aseguró que el aumento en los niveles de colesterol LDL observados en el estudio "puede tener efectos pequeños pero significativos en la enfermedad cardiaca".
Goldberg anotó que la causa principal del aumento en el colesterol es la grasa animal en la dieta. "Encima de eso, están las anormalidades genéticas comunes", agregó.
Sin embargo, el efecto de la exposición a las sustancias químicas necesita más estudio, aseguró Goldberg. "Todo lo que se puede decir por ahora es que existe una relación y que no prueba que el contaminante esté causando el aumento en colesterol LDL", dijo.
FUENTES: Stephanie J. Frisbee, M.Sc., M.A., research instructor, Department of Community Medicine, West Virginia University School of Medicine, Morgantown; Ronald B. Goldberg, M.D., professor, medicine, Diabetes Research Institute, University of Miami Miller School of Medicine; December 2009, Environmental Health Perspectives; September 2010 Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.