Patricia Matey | Madrid
El famoso bótox tiene una nueva aplicación eficaz. Un estudio confirma su utilidad contra el babeo incontrolado que afecta a la mayoría de los niños y adolescentes con enfermedades neurológicas no progresivas, como la parálisis cerebral.
Arthur Scheffer, de la Universidad de Radboud (Holanda), aclara a ELMUNDO.es que "nuestro estudio demuestra la toxina botulínica (bótox) es muy eficaz, y tiene muy pocos efectos secundarios. Sus efectos son reversibles, y el tratamiento puede repetirse si es necesario".
Los ensayos establecen que la "hipersalivación afecta a un 60% de los niños que acuden a colegios especiales. En un 33% de los casos, el problema es severo... El babeo en estos menores está causado generalmente por la combinación de una baja sensibilidad oral, deglución infrecuente, malas posturas, disfunciones mentales y motoras que conducen a un exceso de saliva en la cavidad oral anterior y, en consecuencia, a su pérdida no intencionada", documentan sus autores.
Subrayan, además, que "dependiendo de los trastornos neurológicos asociados, las habilidades cognitivas y la función oral motora, los menores afectados pueden experimentar desde estigmatización hasta dermatitis, neumonía por aspiración o deshidratación".
El doctor Scheffer y su equipo argumentan en el último 'Archives of Otolaryngology -Head & Neck Surgery' que "desde 1999 han estado empleando la toxina botulínica y hemos publicado nuestros resultados iniciales. Ahora hemos querido sacar a la luz los resultados de su eficacia y la duración de sus efectos cuando se emplea a mayor escala en la práctica clínica".
Así, un total de 131 menores de entre tres y 27 años, la mayoría con parálisis cerebral han participado en la investigación. Los científicos realizaron cuestionarios para evaluar la severidad del babeo y así poder estimar la eficacia del bótox, que se administró bajo anestesia general en las glándulas sublinguales y parotideas (responsables del 70% de la salivación), y la duración de sus efectos.
Tras dos meses de seguimiento, los datos constatan que la mitad de los participantes respondió al tratamiento y que los beneficios de la terapia se mantuvieron durante 22 semanas. "No estamos seguros de por qué el bótox no funciona en algunos niños. Y por eso actualmente estamos realizadon más investigaciones", aclara el científico holandés.
Para él, "la toxina botulínica puede considerarse una solución temporal para el tratamiento de la hipersalivación. Para optimizar este tratamiento se requiere la selección previa de pacientes, algo que se debería tener en cuenta en sucesivos estudios".
Como "hemos contado con tantos niños, somos capaces de proporcionar más evidencia de la magnitud del efecto de la toxina botulínica, y cuánto dura este efecto. Esto es especialmente importante en la toma de decisiones para los padres o los cuidadores, ya que física y mentalmente niños discapacitados suelen ser incapaces de tomar decisiones médicas por sí mismos", establece el director del ensayo.