La vacuna anual contra la gripe podría proteger contra los ataques cardiacos, y mientras más pronto en la temporada se administre la vacuna mayor es la protección, afirma un estudio británico.
"El riesgo de sufrir un ataque cardiaco se redujo en 19 por ciento entre los que se habían vacunado el año anterior", afirmó A. Niroshan Siriwardena, profesor de atención de salud primaria y hospitalaria de la Universidad de Lincoln.
El estudio, que provocó críticas de algunos expertos de EE. UU., se basó en una revisión de los expedientes médicos de más de 78,000 personas en Inglaterra y Gales. Aproximadamente 16,000 de ellas eran pacientes de ataque cardiaco, y casi 8,500 pacientes de ataque cardiaco se habían vacunado.
El Dr. Kirk Garratt, director asociado de la división de intervención cardiaca del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, dijo que el estudio encontró que hubo 19 por ciento menos ataques cardiacos entre los pacientes vacunados el año anterior, no que hubo una reducción del 19 por ciento en los ataques cardiacos entre los vacunados.
Si vacunarse contra la gripe pudiera evitar el 19 por ciento de los ataques cardiacos, se hubiera notado antes, añadió Garratt.
Otro experto, el Dr. Harlan Krumholz, director del Centro Hospitalario Yale-New Haven de Investigación y Evaluación de Resultados de la Facultad de medicina de la Yale, citó defectos similares en el hallazgo.
Haciendo referencia a investigaciones previas sobre los ataques cardiacos y la vacuna contra la gripe, Krumholz dijo que ya se consideraba que existía una conexión entre la vacuna y la prevención del ataque cardiaco. Pero los datos no justifican la afirmación del estudio sobre una reducción del 19 por ciento en los ataques cardiacos, añadió.
Cuando se le preguntó sobre las críticas, Siriwardena señaló que el estudio observó "la probabilidad de ataque cardiaco en pacientes vacunados y no vacunados, ajustando por otros factores de riesgo del ataque cardiaco".
"Expresamos nuestros resultados como riesgo de ataques cardiacos", agregó Siriwardena, en lugar de los índices de vacunación entre los que sufrieron o no un ataque cardiaco.
Pero Garratt aseguró que esa afirmación era incorrecta.
"Este estudio no midió el riesgo de ataque cardiaco en las personas vacunadas y no vacunadas. Midió los índices de vacunación entre pacientes de ataque cardiaco y quienes no lo eran", apuntó Garratt, anotando que era una forma útil de buscar una conexión entre los ataques cardiacos y las vacunas contra la gripe, pero no para sacar la conclusión a la que llegaron los autores.
Sin embargo, Siriwardena enfatizó que "creo que es importante decir una vez más que encontramos una asociación en lugar de probar causa y efecto. También encontramos una mayor asociación entre la reducción del ataque cardiaco y la vacunación precoz".
Krumholz, que también es profesor de cardiología de la Yale, apuntó que, en cualquier caso, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. recomiendan a todo el mundo que se vacune.
"Este estudio es oportuno porque intentamos animar a la gente a vacunarse", dijo Krumholz. "Los hallazgos refuerzan la reciente y clara evidencia de que las vacunas son beneficiosas".
La American Heart Association y la Association of American Cardiologists recomiendan vacunas contra la gripe para las personas que sufren de enfermedad cardiaca o están en alto riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares, añadió Krumholz.
Garratt apuntó que la teoría principal sobre los beneficios de la vacuna contra la gripe es que una infección puede desencadenar la ruptura de la placa en las arterias, provocando un ataque cardiaco. La placa está formada por grasas endurecidas y otras sustancias que pueden acumularse en las paredes arteriales y causar bloqueos.
La gripe también eleva los niveles de inflamación del organismo, probablemente preparando las condiciones para un ataque cardiaco, anotó Krumholz.
Para el estudio, que aparece en la edición de septiembre de la revista Canadian Medical Association Journal, se tomó información de una base de datos de expedientes médicos que abarcaba alrededor del cinco por ciento de la población de Inglaterra y Gales. Tanto los casos de estudio (los pacientes cardiacos) como los controles tenían al menos cuarenta años de edad, y cinco años y medio de expedientes médicos antes del inicio del estudio.
El estudio emparejó a unos 16,000 pacientes de ataque cardiaco, o casos, con unos 63,000 controles según la edad, el sexo y otros datos que podían afectar los resultados. Cada caso de ataque cardiaco tenía unos cuatro controles. Entonces, se analizaron los datos tras ajustar por otros factores como tener riesgos cardiovasculares adicionales, y la frecuencia con que el sujeto visitaba al médico.
El estudio también observó si las vacunas ayudaban a prevenir la neumonía neumocócica, pero no encontró un beneficio protector.
Krumholz afirmó que no fue sorprendente dado que las infecciones neumocócicas son poco comunes, en comparación con las de la gripe, y el impacto de la vacunación se vería "diluido" por las bajas cifras.
FUENTES: A. Niroshan Siriwardena, Ph.D, professor of primary and prehospital health care, University of Lincoln, U.K.; Kirk N. Garratt, M.D., associate director, division of cardiac intervention, clinical director, Interventional Cardiovascular Research, and director, Interventional Cardiovascular Fellowship Program, Lenox Hill Hospital, New York City; Harlan Krumholz, M.D., Harold H. Hines Jr. Professor of Medicine (Cardiology), professor, investigative medicine and public health and director, Clinical Scholars Program; September 2010 Canadian Medical Association Journal