Expertos en nutrición han examinado las dietas de los niños típicos de EE. UU. y lo que vieron no les gustó. Casi el 40 por ciento del consumo calórico de los niños proviene de grasa sólida y azúcares añadidas.
Las llamadas "calorías vacías", sobre todo de los refrescos, la pizza y los postres, fomentan la epidemia de obesidad entre los jóvenes y los ponen en riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el peso, como diabetes y enfermedad cardiaca, advirtieron investigadores del gobierno de EE. UU.
"No es suficiente limitarse a reformular los productos. Hay que reducir el flujo de calorías vacías en la cadena alimenticia", señalaron las dietistas Jill Reedy y Susan M. Krebs-Smith, de la división de control del cáncer y ciencias de la población del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. en Bethesda, Maryland.
Los hallazgos aparecen en la edición de octubre del Journal of the American Dietetic Association.
Los investigadores examinaron datos de la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición, y calcularon las grasas sólidas y las azúcares añadidas mediante la Base de datos de equivalencia de MyPyramide del USDA (Departamento de Agricultura de EE. UU.), según un comunicado de prensa del editor de la revista y de la American Dietetic Association.
Las principales fuentes de energía para los niños de dos a 18 años eran postres de harina, pizza y refrescos, encontraron. Las bebidas endulzadas con azúcar (refrescos o bebidas de frutas) proveían casi el diez por ciento de la ingesta calórica total. La mitad de las calorías vacías de los niños provenían de seis comidas: refrescos, bebidas de fruta, postres lácteos, postres de harina, pizza y leche entera.
Las fuentes de energía variaban según la edad. Las cinco principales fuentes de energía de los bebés de dos a tres años incluían leche entera, jugos de fruta, leche reducida en grasa, pasta y platos de pasta. Las cinco opciones principales de los niños de cuatro a ocho años también incluían pasta y leche reducida en grasa, encontraron los investigadores.
Las fuentes de energía también variaban según la raza y la etnia, señalaron los dietistas. Entre los niños negros, las bebidas de fruta, la pasta y los platos de pasta eran las principales fuentes de energía, mientras que las fuentes de los niños estadounidenses de origen mexicano incluían platos mixtos y leche entera. Los negros y los blancos consumían más energía de los refrescos y las bebidas de fruta que de la leche, mientras que los niños estadounidenses de origen mexicano obtenían más energía de la leche que de bebidas azucaradas, mostraron los datos.
El azúcar añadida es especialmente dañina, según la Dra. Rae-Ellen W. Kavey, cardióloga pediátrica del Centro Médico de la Universidad de Rochester, que escribió un comentario acompañante en la revista. Las consecuencias de salud incluyen aterosclerosis acelerada y enfermedad cardiovascular precoz, advirtió Kavey en el comentario de prensa.
"Reducir el consumo de bebidas endulzadas con azúcar debería considerarse como un método dietético crítico para reducir el riesgo cardiovascular en la niñez", añadió Kavey.
Un segundo estudio en la revista encontró que las máquinas expendedoras en las escuelas secundarias atraen a los estudiantes sobre todo para que compren refrigerios y bebidas, aunque se ofrezcan opciones más sanas.
FUENTE: American Dietetic Association, news release, Oct. 1, 2010