En los países más pobres, la lactancia materna no se ofrece como opción sino como supervivencia. El problema surge cuando las madres son seropositivas y, al tomar el pecho, sus bebés corren el riesgo de infectarse. Para evitar este peligro, un grupo de expertos está trabajando en un prototipo de pezonera que filtra la leche antes de ser ingerida.
Conocida bajo el nombre de 'JustMilk' esta iniciativa cuenta con el aval de la Fundación Bill y Melinda Gates -muy implicada en la lucha contra el sida- y la participación de distintos científicos procedentes, entre otros, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). El objetivo es prevenir la infección pero, además, hacerlo de manera segura, rentable y discreta (sin estigmatizar a las mujeres que la usen).
Partiendo de una pezonera corriente, que se sitúa sobre el pecho para facilitar la lactancia, estos especialistas han ideado una serie de discos desechables que se sitúan en la punta y que están impregnados con microbicidas. De esta forma, cuando el bebé succione, la leche se filtrará antes de llegar a su boca.
Por el momento se trata de un prototipo y se está intentando dar con la sustancia más adecuada para inactivar el virus del sida. Se busca que sea eficaz pero, además, que no sea ni dañina ni muy costosa.
La necesidad, tal y como indica un comunicado de la Universidad de Cambridge, apremia: "La lactancia materna causa un tercio de las transmisiones del VIH de madre a hijo, lo que supone unos 200.000 casos al año, principalmente en el África Subsahariana. Desafortunadamente, a menudo no hay otra alternativa que amamantar ya que la leche en polvo suele ser más mortífera para el bebé que el riesgo de contraer VIH (debido a la malnutrición y la diarrea que suele cauaar cuando se emplea en lugares con pocos recursos)".
Por lo extrema que puede llegar a ser esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños de seropositivas, y que tengan que alimentarse de sus madres para sobrevivir, reciban antirretrovirales de forma preventiva. Parece que los riesgos que conlleva esta práctica compensan los que se desprenden ante un potencial contagio.
En este sentido, los creadores de estos discos desechables creen que su invento también podría servir para hacer llegar los antirretrovirales a los pequeños o para 'enriquecer' la leche materna con otras sustancias, como antibióticos, minerales, vitaminas, etc.
"Éste podría ser un método más sencillo que las jeringas orales [...] y podría aportarnos una nueva forma de administrar medicamentos y suplementos nutricionales a los más pequeños", ha indicado Stephen Gerrard, del departamento de Ingeniería Química y Biotecnología de la Universidad de Cambridge.