Signo de alarma

Síntomas en la adolescencia anticiparían endometriosis grave

Existen tres tipos de endometriosis: la superficial, la ovárica y la profunda infiltrante.

Fuente: Medlineplus

Por Amy Norton

NUEVA YORK (Reuters Health) - En algunas adolescentes, los períodos menstruales muy dolorosos que alteran las actividades diarias serían un signo de alarma de la forma más grave de endometriosis.

En un estudio preliminar sobre 229 mujeres con endometriosis tratada quirúrgicamente, un equipo de Francia reveló que esas pacientes con endometriosis profunda infiltrante (EPI) eran más propensas a haber tenido períodos dolorosos en la adolescencia.

Las 98 mujeres con EPI eran tres veces más propensas que las mujeres sin endometriosis EPI a haber utilizado píldoras anticonceptivas para tratar el dolor menstrual grave antes de los 18 años, y también más propensas a decir que habían perdido días de clase debido a los síntomas menstruales.

Los resultados, publicados en la revista Fertility and Sterility, sugieren que esos problemas en la adolescencia pueden predecir en algunos casos un futuro diagnóstico de EPI.

Existen tres tipos de endometriosis: la superficial, la ovárica y la profunda infiltrante. Las mujeres con EPI suelen desarrollar adherencias del tejido en varios lugares de la pelvis, incluida la vagina, la vejiga, los intestinos y los ligamentos que unen el útero con la pelvis.

Diagnosticar la endometriosis no es fácil y en muchas adolescentes y mujeres demora años. Se puede confundir con quistes de ovario, enfermedad pélvica inflamatoria o, según los síntomas, síndrome de colon irritable.

La única forma de diagnosticarlo es con una cirugía laparoscópica mínimamente invasiva para extraer una muestra de tejido.

El equipo del doctor Charles Chapron, de la Universite Paris Descartes, indagó si las mujeres con endometriosis tratadas quirúrgicamente había tenido síntomas tempranos asociados con una mayor posibilidad de desarrollar EPI.

Al 58 por ciento de las mujeres con EPI se le habían administrado píldoras anticonceptivas contra el dolor menstrual grave, comparado con el 26 por ciento de las mujeres con otras formas de endometriosis.

El 21 por ciento de las mujeres con EPI había recibido su primera receta antes de los 18 años, comparado con el 6 por ciento del resto de las pacientes con endometriosis.

En tanto, el 38 por ciento de las pacientes con EPI había perdido días de clase por los síntomas menstruales, comparado con el 25 por ciento del resto de las pacientes.

Los antecedentes familiares de endometriosis fueron más comunes en el grupo con EPI (el 13 por ciento) que en el grupo con otros tipos de endometriosis (el 5 por ciento).

Para Chapron, lo importante es conocer si diagnosticar antes la endometriosis reduciría los casos de EPI y de cirugía.

"Todavía no existe una forma efectiva de prevenir el avance de la endometriosis a su estadio más avanzado, la EPI", indicó el autor.

Y los nuevos resultados, señaló, sugieren que el tratamiento del dolor menstrual grave con píldoras anticonceptivas no evitaría la progresión a la EPI, ya que haber recibido ese tratamiento estaba asociado con la aparición de la enfermedad.

Pero Chapron aclaró que eso no significa que las píldoras anticonceptivas promuevan la aparición de la EPI más adelante.

Aun así, aunque se desconoce si se puede prevenir el avance a la EPI, el diagnóstico más temprano de endometriosis por lo menos les permitiría a las adolescentes y las mujeres conocer la causa de los síntomas.

Según el equipo, a las adolescentes y las mujeres con dolor menstrual grave que no responden a los analgésicos como el ibuprofeno se las debería evaluar para descartar o confirmar la endometriosis.

FUENTE: Fertility and Sterility, 2010