Sebastián A. Ríos
A los 58 años, y por primera vez en su vida, Mauricio Gómez ha comenzado a caminar en una cinta para ejercitarse. Hace tan sólo meses, pensar en hacer cualquier tipo de actividad física era descabellado: con una insuficiencia cardíaca terminal, causada por la enfermedad de Chagas, Mauricio llegó a la Fundación Favaloro necesitando un trasplante de corazón y de pulmones.
Hoy, a dos meses y medio de haberle sido implantado un corazón artificial, Mauricio se encuentra a la espera de un trasplante de corazón, pero no de pulmón, ya que esa asistencia circulatoria externa ha logrado revertir la hipertensión pulmonar asociada a su problema cardíaco, que hacía que fuera necesario también recibir un trasplante de pulmón.
"Se podría haber hecho un trasplante cardiopulmonar, pero hubiese sido muy difícil conseguir ambos órganos. Por otro lado, la sobrevida es mucho mayor en un trasplante cardíaco (de 12 a 13 años) que con un trasplante cardiopulmonar, en el que la sobrevida ronda los 5 años", dijo a La Nacion el doctor Roberto Favaloro, cirujano cardiovascular y presidente de la Fundación Favaloro.
En la Argentina, sólo existen dos casos en los que se ha utilizado un corazón artificial para reducir la hipertensión pulmonar y así evitar la necesidad de un trasplante cardiopulmonar. El primero, realizado también en la Fundación Favaloro, no pudo llegar a buen puerto, ya que la paciente falleció por complicaciones propias de esa asistencia circulatoria. El segundo paciente es Mauricio, y según sus médicos ya se encuentra en condiciones óptimas para recibir el trasplante cardíaco.
"Ha sido muy significativa la recuperación de Mauricio -aseguró la doctora Margarita Peradejordi, médica de insuficiencia cardíaca y trasplante de la citada institución-. Recuperó peso, pues había llegado en un mal estado general, y hoy tiene un índice de masa corporal normal y está en condiciones de soportar cualquier tipo de intervención."
Mauricio, oriundo de Añatuya, Santiago del Estero, llegó el año pasado a la Fundación Favaloro después de pasar varios años en los que periódicamente debía ser internado por complicaciones asociadas a la insuficiencia cardíaca. Durante el primer mes y medio se trató de controlar su hipertensión pulmonar con medicamentos, pero ésta no cedía.
Así, el 14 de enero último, a este santiagueño hincha de Boca se le implantó un Berlin Heart, un corazón artificial externo, que hoy lo acompaña durante sus idas y venidas por los pasillos de la fundación.
"Yo estoy muy cómodo con el aparato, ya me acostumbré -contó Mauricio-. Antes me faltaba el aire y no podía dormir, y ahora con este aparatito estoy bien."
"La causa de su hipertensión pulmonar está en su ventrículo izquierdo; es por eso que uno usa esta asistencia circulatoria para descomprimir ese ventrículo. Lleva tiempo, pero al estar el ventrículo con presiones más bajas, baja también la presión pulmonar", explicó por su parte Favaloro.
Ahora sólo resta que aparezca un corazón adecuado para Mauricio. "Está en lista de espera, en emergencia, pero faltan corazones en la Argentina -dijo Favaloro-. Pero si lo que estuviera esperando fuera corazón y pulmones, iba a ser muy difícil que los consiguiera."
"Si viene, viene... pero ojalá que venga rápido", dijo con una sonrisa Mauricio.