Por Amy Norton
NUEVA YORK (Reuters Health) - Las mujeres que fueron víctimas de abuso sexual estarían en riesgo permanente de desarrollar depresión u otros trastornos mentales.
Un nuevo estudio, sobre más de 4.400 mujeres de Australia, halló que el 27 por ciento había sufrido alguna vez uno de cuatro tipos de actos violentos: violación, otra clase de ataque sexual, abuso físico de una pareja o acoso.
Esas mujeres eran 11 veces más propensas a tener un trastorno mental, como depresión o desórdenes de ansiedad; el riesgo aumentaba junto con el nivel de violencia experimentado.
El 89 por ciento de las participantes que habían padecido por lo menos tres de los cuatro tipos de actos violentos estudiados había desarrollado algún problema de salud mental, según entrevistas diagnósticas.
Eso a diferencia del 28 por ciento de las que nunca habían sufrido ataques sexuales, abuso doméstico o acoso.
Los resultados, publicados en Journal of the American Medical Association, no prueban que la violencia cause los trastornos mentales, pero es muy probable que así sea, opinó la autora principal del estudio, Susan Rees, de la University of New South Wales, en Sidney.
"Hay motivos sólidos como para respaldar la hipótesis de que la violencia de género es uno de los principales factores que favorece la aparición de problemas mentales en las mujeres", dijo la experta.
En muchos casos, las participantes habían tenido la primera experiencia violenta cuando eran muy chicas y antes de que desarrollaran problemas de salud mental.
"La asociación observada en el estudio indica que la violencia contra mujeres debería ser considerada, y abordada, como un problema importante de salud pública", señaló Rees.
Con su equipo, Rees determinó que el 77 por ciento de 139 víctimas de distintos tipos de actos violentos había desarrollado algún problema de ansiedad en algún momento de sus vidas: más de la mitad, estrés postraumático o depresión mayor; casi la mitad había consumido drogas o alcohol y un 35 por ciento había intentado suicidarse.
Tras considerar factores como el nivel educativo y de ingresos, esas mujeres seguían siendo 11 veces más propensas a haber desarrollado algún trastorno mental que las participantes que nunca habían padecido un ataque sexual, abuso o acoso.
Ese riesgo fue tres veces más alto en las víctimas de uno o dos tipos de actos violentos. La violencia contra las mujeres, sostuvo Rees, "no es un problema individual sino social".
FUENTE: Journal of the American Medical Association, 3 de agosto del 2011