El beneficio de la estimulación cerebral profunda para el control y la mejora de la función motora en los pacientes de enfermedad de Parkinson parece durar al menos diez años, según un nuevo estudio de tamaño reducido llevado a cabo por investigadores canadienses.
La enfermedad de Parkinson es una de varias afecciones llamadas trastornos del sistema motor, que son causadas por la pérdida de las células cerebrales productoras de dopamina. Los principales síntomas de la enfermedad de Parkinson son temblores en las manos, brazos, piernas, mandíbula y rostro; rigidez de las extremidades y el tronco; movimientos lentos; y equilibrio y coordinación afectados.
A medida que la enfermedad avanza, los pacientes pueden tener dificultades para caminar, hablar o realizar tareas sencillas, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular de EE. UU.
En la estimulación cerebral profunda, un cirujano implanta un pequeño dispositivo llamado neuroestimulador debajo de la piel cerca de la clavícula. Entonces, el médico coloca cables con electrodos en las puntas desde el dispositivo a las áreas del cerebro que controlan la función motora. El dispositivo funciona al estimular eléctricamente esas áreas, bloqueando señales nerviosas anómalas que provocan el temblor en los pacientes de enfermedad de Parkinson.
"La estimulación cerebral profunda sigue siendo efectiva para mejorar las señales motoras en los pacientes de enfermedad de Parkinson avanzada diez años tras la cirugía", afirmó la investigadora líder, la Dra. Elena Moro, profesora asistente de neurología de la Universidad de Toronto.
"Sin embargo, la cirugía no detiene el avance lento de la enfermedad con el tiempo, según documenta la pérdida progresiva de los beneficios que tanto la estimulación cerebral profunda como el fármaco levodopa muestran en la mejora de la capacidad de caminar, el equilibrio y el habla con los años", comentó. (La levodopa combinada con carbidopa es el tratamiento farmacológico más utilizado para la enfermedad de Parkinson).
Los pacientes de enfermedad de Parkinson que están pensando en la cirugía para la estimulación cerebral profunda siempre deben preguntar al médico cuánto duran los beneficios tras la cirugía, aconsejó Moro. "Nuestro estudio puede dar esa importante respuesta tanto a médicos como a pacientes", señaló.
"La estimulación cerebral profunda no es una cura, sino un tratamiento sintomático", sentenció Moro. "La enfermedad de Parkinson avanza con el tiempo".
Aunque la estimulación cerebral profunda es considerada segura, conlleva riesgos como toda cirugía. Entre las complicaciones y efectos secundarios de la cirugía se incluyen infección, sangrado en el cerebro, accidente cerebrovascular, convulsiones, problemas para hablar y respirar, y problemas cardiacos, según la Clínica Mayo. El informe anotó que dos de los pacientes del estudio desarrollaron una infección grave relacionada con el dispositivo entre cinco y diez años tras la cirugía.
El informe aparece en la edición en línea del 8 de agosto de la revista Archives of Neurology.
Para el estudio, Moro y colegas examinaron a 18 pacientes de enfermedad de Parkinson avanzada que recibieron implantes para la estimulación cerebral profunda entre 1996 y 2000. Los investigadores evaluaron la función motora de los pacientes antes del implante del dispositivo y de nuevo a los uno, cinco y diez años.
En la evaluación de los diez años, el equipo de Moro halló que la estimulación cerebral profunda en conjunto con medicamentos se relacionaba con una función motora significativamente mejor. Sin embargo, hubo cierto empeoramiento progresivo en la capacidad de caminar, la postura y el equilibrio, encontraron los investigadores.
Los autores también anotaron que las limitaciones del estudio incluyeron su pequeño tamaño y la falta de un grupo de control.
En un comentario sobre el estudio, el Dr. Michael S. Okun, director médico de la National Parkinson Foundation, dijo que "este trabajo es importante, ya que subraya los beneficios potenciales a largo plazo que se pueden lograr con la estimulación cerebral profunda".
El trabajo también muestra que la enfermedad de Parkinson avanzó a pesar de la estimulación cerebral profunda, lamentó Okun. "Los pacientes deben tener en cuenta que la estimulación cerebral profunda es una terapia sintomática potente con beneficios a largo plazo, pero no una cura", concluyó.
Otra experta, Frances Weaver, directora del Centro de Gestión de la Atención de Enfermedades Crónicas Complejas del Hospital Hines de la VA en Illinois, apuntó que los resultados podrían no aplicarse a todos los pacientes de enfermedad de Parkinson.
Este grupo de pacientes eran relativamente jóvenes, dijo. Fueron diagnosticados con enfermedad de Parkinson a una edad promedio de 40 años, y recibieron tratamiento con estimulación cerebral profunda cuando estaban en la cincuentena, señaló.
"La mayoría de personas con Parkinson son diagnosticadas entre los 60 y los 69", dijo Weaver. "Este estudio incluye a una muestra más joven, que probablemente represente pacientes de enfermedad de Parkinson de inicio más temprano, y los resultados podrían no generalizarse a toda la población que sufre del trastorno", planteó.
Actualmente, el Parkinson no tiene cura, y el tratamiento se enfoca en la gestión de los síntomas.
FUENTES: Elena Moro, M.D., Ph.D., assistant professor of neurology, University of Toronto, Canada; Michael S. Okun, M.D., medical director, National Parkinson Foundation; Frances Weaver, Ph.D., director, Center for Management of Complex Chronic Care, Hines VA Hospital, Hines, Ill.; Aug. 8, 2011, Archives of Neurology, online