Robert Preidt
Casarse o divorciarse parece afectar las cinturas de hombres y mujeres de forma distinta. Un estudio reciente muestra que las mujeres tienen mayor tendencia a aumentar de peso tras el matrimonio, mientras que los hombres lo hacen tras el divorcio.
"Claramente, el efecto de las transiciones matrimoniales sobre los cambios en el peso difiere según el sexo", señaló el autor líder del estudio Dmitry Tumin, estudiante doctoral de sociología de la Universidad Estatal de Ohio, en un comunicado de prensa de la universidad.
Su equipo observó el aumento de peso en los dos años tras un matrimonio o divorcio en más de 10,000 personas en EE. UU., encuestadas entre 1986 y 2008.
Tanto los hombres como las mujeres que se divorciaron o casaron eran más propensos que las personas que nunca se habían casado a experimentar un pequeño aumento de peso tras su transición matrimonial, halló el equipo.
En la mayoría de casos, el aumento de peso fue pequeño y no constituía una amenaza grave para la salud. Pero el riesgo de incurrir en un gran aumento de peso fue más elevado en los hombres tras un divorcio y en las mujeres después de casarse.
"Los divorcios para los hombres y, hasta cierto punto, los matrimonios para las mujeres, fomentan aumentos de peso que podrían ser suficientemente grandes para plantear un riesgo de salud", concluyó Tumin.
El estudio no examinó los motivos de por qué un aumento de peso importante es más probable para los hombres tras un divorcio y para las mujeres tras el matrimonio, y la investigación no fue más allá del periodo de transición matrimonial de dos años. Pero los hallazgos concuerdan con investigaciones anteriores.
"Con frecuencia, las mujeres casadas desempeñan un papel más grande en la casa que los hombres, y tal vez tengan menos tiempo para hacer ejercicio y permanecer en buena forma que mujeres solteras similares", teorizó en el comunicado de prensa el coautor del estudio y profesor de sociología Zhenchao Qian. "Por otro lado, los estudios muestran que los hombres casados obtienen un beneficio de salud del matrimonio, y pierden ese beneficio cuando se divorcian, lo que podría llevar a un aumento de peso".
Los investigadores también hallaron que las personas mayores de treinta años eran más propensas a aumentar de peso tras el matrimonio o el divorcio, y el riesgo se hacía más potente a medida que la gente envejecía.
Esto podría deberse a que se han acostumbrado a ciertos patrones de dieta y actividad física, apuntaron los investigadores.
"A medida que se envejece, tener un cambio repentino en la vida como un matrimonio o un divorcio es un shock más grande de lo que hubiera sido cuando se era más joven, y eso puede realmente afectar el peso", apuntó Tumin.
La investigación será presentada el lunes en la reunión anual de la Asociación Americana de Sociología (American Sociological Association) en Las Vegas.
FUENTE: Ohio State University, news release, Aug. 22, 2011