En universidades españolas

Internet levanta un muro contra la pseudociencia

Varias acciones en la red frenan la entrada de cursos que avalan teorías no probadas científicamente en las universidades españolas.

Fuente: Público.es

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

Lo que no conseguía la razón lo está logrando la acción en internet. Buscando el prestigio que no logran por la vía del método científico, las más variopintas modalidades de pseudociencia se han ido infiltrando en los campus universitarios. A veces por ignorancia, otras por intereses económicos, las universidades ofrecen conferencias, cursos de posgrado y hasta asignaturas a cual más extravagante. Pero la red ha dado voz a los escépticos y algunos rectores empiezan a escucharla.

"Otras veces no me quejé, porque no era consciente del poder que tiene la red", cuenta Alberto Fernández, exalumno de la Universitat de Girona que dio la voz de alarma sobre el curso de posgrado que iba a formar a los estudiantes en Salud y Armonía del Hábitat. "Cuando miré el temario, era una amalgama de tonterías", añade.

Entre esas "tonterías" aparecen la conciencia global holística, la radiestesia (la supuesta capacidad para percibir radiaciones) o el análisis geomántico del espacio (que serviría para detectar la energía en movimiento o energía agua que recorre cada casa). "Me quejé e inicie una recogida de firmas en Actuable [una plataforma online]. Pretendía conseguir mil firmas en un mes, pero las logré en tan sólo 24 horas", añade Fernández. También consiguió que el curso fuera anulado.

Otra de las victorias contra la pseudociencia ha tenido lugar en Granada. La facultad de Psicología de la universidad había programado un curso llamado Constelaciones familiares, basado en las ideas del psicólogo Bert Hellinger sobre la existencia de un alma colectiva. El bloguero César Calderón lanzó una acción en Actuable, seguida después de protestas de colectivos escépticos y algunos profesores. El decano anuló los ocho créditos con los que se reconocía la asistencia y declaró en la prensa local granadina que no tenían "conocimiento del contenido del curso".

Terapias naturales

El desconocimiento sobre ciencia se une al interés económico

Pero al desconocimiento se une el interés económico. El viernes se supo que la Universitat de Lleida va a impartir un curso sobre terapias naturales coordinado por miembros de la misma clínica homeopática que lo patrocina. En la universidad más antigua de España, la de Alca-lá de Henares (Madrid), también hay en marcha un curso de "aplicaciones terapéuticas del Qi-gong", por 800 euros, impartido por un profesor que también tiene una academia en la ciudad.

"Internet es un arma nueva, que permite conocer lo que antes pasaba desapercibido", explica el vicepresidente del Círculo Escéptico, Fernando Frías. Desde hace un año y medio, Frías mantiene al día La lista de la vergüenza, un blog donde denuncia la presencia de las pseudociencias en las universidades y otros organismos públicos. A tenor de la cantidad de contenidos que publica, está teniendo mucho trabajo. "Antes apenas se frenaban estos cursos. Sólo sucedía en los casos aislados que llegaban a los medios", asegura. Frías explica que ahora hay "dos cursos de homeopatía que no han entrado en el blog porque los han retirado antes".

Para el astrofísico y divulgador Javier Armentia, la red hace el mundo más pequeño y genera una inmediatez que permite amplificar una protesta. "Hay otro efecto adicional, el factor de la imagen que, en internet, se daña más rápido", añade. Pero no confía. "Por cada página crítica con la homeopatía, hay mil a favor", recuerda. Para él, es el momento de abrir un debate para saber por qué se cuelan estos cursos en las universidades.

Pseudociencia en el campus

Las universidades españolas acogen cursos sobre astrología, homeopatía, grafología y otras disciplinas pseudocientíficas. Los profesores denuncian que las aulas den cabida a la "superchería"

La Sociedad Española de Astrología organizó ayer un curso en el que se discutió la influencia de los astros en las relaciones de pareja, las implicaciones filosóficas y médicas de los 12 números-arquetipos zodiacales y se anunció el nacimiento de una nueva sociedad y un nuevo sistema para 2020. La jornada tuvo lugar en la Universidad de Alicante, a pesar de las protestas de la Sociedad Española de Astronomía y de los astrónomos y astrofísicos de la misma universidad, que lamentaron que se diese cobijo a esta "superchería destinada a explotar la ingenuidad de los incautos". El 15 de mayo de este año, en la Universidad de Lleida, la misma sociedad organizó unas charlas sobre autoconocimiento a través de la astrología, en las que se llegó a reivindicar una titulación propia para esta profesión. Y no se trata de hechos aislados ni anómalos.

El papel de la conciencia en la curación. Homeopatía. Acupuntura. Astrología. Grafología. Numerología. Feng-Shui. Reiki. Aunque podrían ser materias anunciadas en tablones de anuncios de establecimientos esotéricos, o entre las páginas de revistas dedicadas al mundo de lo paranormal, en realidad son temas que se han promovido y se promueven en las universidades españolas, ya sea en cursos de verano, posgrado o máster, o bien cediendo sus instalaciones para la realización de conferencias y otras actividades.

La Universidad de Alicante acogió un curso sobre astrología

Poco a poco, este tipo de supercherías ha ido haciéndose un hueco dentro del mundo académico, consiguiendo, de esta manera, cubrirse con un manto de credibilidad otorgado por unas universidades, tanto públicas como privadas, que dan pábulo a un amplio abanico de pseudociencias.

La lista de la vergüenza'

El blog La lista de la vergüenza lleva denunciando estas prácticas desde mayo de 2010, después de que la Universidad de Valencia presentara un máster en medicina naturista, acupuntura y homeopatía . La iniciativa partió de Fernando Frías, abogado y socio de Círculo Escéptico y de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, quien tuvo la idea de lanzar esta página, donde se recopilan los cursos que promocionan la pseudociencia, para "exponer públicamente esa actitud de muchas universidades, y hacerlo, además, de una manera centralizada para conseguir la máxima repercusión". El motivo es "el auge de cursos y titulaciones de este tipo", añade Frías.

La de Valencia organiza un máster en medicina naturista'

A día de hoy, esta lista aglutina una treintena de cursos diferentes en universidades de toda España. Aunque en un principio era Frías el que iba añadiendo entradas en solitario, ahora cuenta con la colaboración de los propios alumnos de las universidades, que le envían información sobre nuevos cursos.

Un breve vistazo sirve para comprobar que las estrellas de este espectáculo son los cursos de máster sobre homeopatía, acupuntura o, en general, las mal llamadas "medicinas alternativas". Ahí están, por ejemplo, los cursos en Medicina Homeopática y Acupuntura (ya por su octava promoción) de la Universidad de Barcelona, o el de Medicina Biológico-Naturista otorgado por la Universidad de León, que va más allá e incluye en el temario las llamadas "flores de Bach" y otros tratamientos cuya eficacia no ha sido probada.

Sin comprobar

Todo ello ocurre a pesar de que estas disciplinas han fallado en demostrar sus supuestos efectos beneficiosos estudio tras estudio, en los que se prueba, si están correctamente realizados, que la mejora atribuida a estas terapias por parte de los pacientes viene producida por el efecto placebo. Como dice Frías, la profusión de este tipo de cursos es lógica porque "se trata de campos en los que la subjetividad juega un gran papel. Una ingeniería alternativa", prosigue, "sería bastante difícil: o haces los cálculos para un puente conforme a los conocimientos científicos reales o el puente acabará cayéndose".

Más difíciles de detectar son aquellas carreras que incluyen horas lectivas sobre alguno de estos asuntos dentro de sus temarios, pero no dedican cursos o asignaturas completas. No obstante, algunas han conseguido entrar en la lista, como la asignatura "Tecnología farmacéutica especial", troncal en la licenciatura en Farmacia de la Universidad de Granada, que cuenta con tres horas teóricas de formación en homeopatía.

"Resulta bastante perturbador pensar que ese tipo de asignaturas forman parte de carreras con base científica", comenta Frías. "El hecho de que el profesorado y el alumnado no aprecien esa incompatibilidad hace temer por la calidad de la formación científica que se imparte en esas carreras", añade.

Los astrólogos han llegado a reivindicar una titulación

Las universidades utilizan diferentes argumentos para defender la inclusión de estos cursos dentro de sus programas. Fernando Fernández Lanza, gestor cultural del Vicerrectorado de Extensión Universitario de la Universidad de Alcalá de Henares, justifica la presencia en su oferta docente de dos cursos de verano, Acupuntura y Homeopatía (que no llegó a impartirse por falta de alumnos) y Grafología para selección de personal, en que este tipo de actividades son "cursos de acercamiento entre profesores y alumnos". "Pueden montarse cursos sobre el infierno, ¿por qué no?", añade. La convocatoria de estos cursos es pública y son los directores de los mismos los que presentan un temario, organizan los horarios y se encargan de las tareas administrativas. "Los contenidos los aprueba una comisión en el vicerrectorado. En este caso no pareció conveniente echarlos atrás", añade.

El argumento de que se trata de cursos de extensión universitaria es compartido por la directora del curso Grafología para selección de personal, Laura Rayón, quien también incide en que apoyó el curso porque le pareció que "el conocimiento de que en un test de selección de personal pueden encontrarse con esta prueba es útil para alumnos universitarios a cualquier nivel". Carlos Santamaría, profesor de Psicología Cognitiva de la Universidad de La Laguna, aclara que, si nos atenemos al conocimiento científico existente sobre la materia, la grafología tiene "la misma fiabilidad que a la astrología, es decir, cero".

Un debate "no cerrado"

La profusión de títulos propios ha aumentado este tipo de cursos.

El discurso de la posible utilidad de la materia impartida como herramienta profesional de los alumnos, independientemente de su validez, también sirve para excusar el máster en Acupuntura que la Universidad de Lleida comenzará a impartir en octubre. La directora del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Lleida, Conxita Vendrell, afirma que "en este momento ya nadie duda de la eficacia de la acupuntura", aunque posteriormente matiza que "es un debate que no está cerrado".

Vendrell defiende la oferta de este curso porque "la acupuntura existe como profesión; no es una profesión científica pero podría llegar a serlo". También añade que hay que ser respetuoso "con quien está aliviando el dolor de los pacientes". Isabel Giralt, directora del curso, sentencia que "a la larga, estaría bien que la acupuntura fuese una especialidad".

Fernando Frías asegura que cada vez hay más cursos pseudocientíficos en la universidad. Según explica, ha influido la aparición de un número cada vez mayor de títulos propios de las universidades, lo que "ha permitido que aparezcan titulaciones específicas que antes no existían. También la popularización de los cursos de verano, que permite que muchas universidades impartan cursillos o talleres de introducción a materias tan palmariamente anticientíficas como la astrología", añade el experto. Y, en última instancia, la supuesta utilidad profesional: "Muchas de esas materias están de moda, así que algunas universidades, que en lugar de atender a los principios de una correcta formación científica prefieren hacer caso del juego de la oferta y la demanda, las incluyen en sus titulaciones o como asignaturas de sus carreras oficiales".

Pseudociencia, ahora en holograma

Las populares pulseras holográficas con pretendidos efectos beneficiosos son del todo inútiles, según los especialistas. Su único mecanismo posible de acción es la fe en sus supuestas propiedades

JOSÉ MARÍA MATEOS

La infanta Elena de Borbón luce una pulsera del equilibrio en su brazo izquierdo.

Elena de Borbón, infanta de España. Antonio Banderas, actor. Leire Pajín, secretaria de organización del PSOE. Gustavo de Arístegui, diputado del PP. Gemma Mengual, nadadora olímpica. Cristiano Ronaldo, futbolista. Rubens Barrichiello, piloto de Fórmula 1. Todos están relacionados por una pulsera de silicona que alberga un pequeño holograma en su superficie. Todos ellos han aparecido en público llevándola puesta, y algunos, como Mengual, han participado en su promoción.

Este producto, que lleva nombres como Power Balance o EFX, lleva unos meses haciendo furor. Primero fueron los famosos, especialmente deportistas profesionales. Después, el boca a boca entre deportistas aficionados. Finalmente, miles de personas en todo el mundo se han hecho ya con el popular accesorio que, por un precio de unos 35 euros la pulsera o 15 la tarjeta con el holograma pueden conseguir un objeto que, según los fabricantes y los distribuidores en España, proporciona "un estado de armonía y equilibrio como lo tuvo antes de la contaminación por sustancias químicas, comidas rápidas, la falta de ejercicio y el estrés. Como consecuencia de ello", continúa la propaganda, "la mayoría de las personas experimentan diversos grados en el aumento del equilibrio, la fuerza, flexibilidad, resistencia, enfoque, coordinación y ritmo".

Ninguna de las distribuidoras tiene pruebas científicas de lo que afirman

La cita es de la web del distribuidor de Power Balance en España, donde muchos modelos están ya agotados. En ella pueden encontrarse vídeos con demostraciones de la supuesta efectividad de estos adornos, en los que se ve cómo aparentemente una persona aguanta mejor el equilibrio, tiene más fuerza y es capaz de llegar más lejos haciendo estiramientos cuando lleva la pulsera que cuando no la lleva; estos ejercicios también se realizan con los clientes en las tiendas que venden estos productos.

Ni siquiera es necesario llevarlas puestas: basta con que se encuentren dentro del "campo energético del cuerpo", una distancia que cifran en cinco centímetros. EFX incluso vende pulseras con dos hologramas, "especiales para deportistas", que "proporcionan resultados un poco superiores". Siempre se incide en que la clave está en el holograma, que "reacciona positivamente con el campo electromagnético del cuerpo".

"Un estudio de los americanos"

Es notoria la falta de publicaciones científicas que apoyen estas afirmaciones o que expliquen en qué principio físico se basa el supuesto funcionamiento del holograma. Ninguna de las tres distribuidoras contactadas por este diario ha podido proporcionar ningún tipo de estudio. Publipunto Intershopping, que vende las pulseras Energy Balance, indica que "simplemente hay que comprobarlo", remitiendo a los ejercicios citados. Power Balance España utiliza una argumentación idéntica: "Se demuestra una vez que te la pones", pero apunta a "una investigación que reveló qué frecuencias eran las que promovían mejor el flujo de energía en todo el cuerpo". Ante las peticiones para recibir una copia de esa investigación, sus representantes responden que no disponen de ella. EFX España, por su parte, afirma estar esperando "un estudio de los americanos" antes de lanzarse a publicitar su producto para "problemas cotidianos, de todo tipo: insomnio, dificultad para moverse, nervios..."

El beneficio "se demuestra una vez que te la pones", dice Power Balance

José María Gil, profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, que ha impartido cursos sobre los efectos biológicos de los campos electromagnéticos, explica a Público la posibilidad de que un holograma pueda tener un efecto sobre el cuerpo: "Un holograma, de entrada, no radia, así que no puede interaccionar con nada". Incluso si fuese una antena que sí emitiese algún tipo de campo, el efecto que podría tener sobre el cuerpo humano dependería "de muchos factores: la frecuencia, la polarización o la amplitud".

Los efectos de los campos electromagnéticos sobre el cuerpo humano se pueden dividir en "térmicos y no térmicos", dice Gil. En los efectos térmicos aumenta la temperatura del cuerpo; los tejidos, al absorber energía, se calientan. Los efectos no térmicos son muchos y están ampliamente documentados: variación de melatonina, cambios en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica... "Pero, en todo caso, son efectos muy leves" añade Gil. Nada que haga pensar en un aumento perceptible de la fuerza, la sensación de bienestar y el equilibrio.

Esther Samper, médico y divulgadora, añade: "Las pulseras tienen materiales inertes como la silicona y el neopreno. Ni el holograma ni el resto de materiales que contienen ejercen ningún efecto sobre el cuerpo humano". En lo que respecta a "almacenar una frecuencia" según la publicidad de Power Balance, la idea es tan disparatada como almacenar una velocidad; la frecuencia es el número de veces que se repite un evento en un tiempo determinado, siendo el hercio una repetición por segundo.

Samper precisa que "en el cuerpo humano ocurren muchísimos procesos con una frecuencia propia" y proporciona algunos ejemplos: "El parpadeo y la respiración suceden con una frecuencia de 15 a 20 por minuto, la actividad eléctrica en el cerebro de una persona despierta, registrada por un electroencefalograma, es de 8 a 13 hercios". Lo más cercano a un campo energético del cuerpo es la energía térmica que libera el ser humano en forma de calor al metabolizar nutrientes, añade Samper.

Según la doctora, el único efecto que causan estos productos es aquel que está dispuesta a atribuirles la persona que los utiliza, "un mecanismo de autoengaño y de idealización de los resultados. Es decir, siguen teniendo la misma flexibilidad, fuerza y equilibrio, pero perciben que les va mucho mejor".

La popularidad de la pulsera energética es paralela a la controversia que está generando. Se le han dedicado grupos en contra en la web de Facebook y multitud de comentarios en Twitter, donde, bajo la etiqueta "timopulsera", los críticos intentan expresar que, a la luz de las pruebas y de lo que la ciencia puede decir sobre sus supuestos mecanismos de actuación, no existen razones para pensar que estos hologramas proporcionen beneficio alguno a las personas que los portan.

Un ‘doble ciego’ descubre el fraude

Los ejercicios que se sugieren para verificar el funcionamiento de las pulseras tienen en cuenta que la persona que realiza la prueba es consciente en todo momento de cuándo se pone la pulsera y, por lo tanto, de cuándo podría esperar un cambio. Una mejor comprobación puede llevarse a cabo si el sujeto bajo estudio no tiene conocimiento de cuándo está llevando la pulsera real y cuándo una imitación. Mejor aún es que tampoco el evaluador lo sepa. Es lo que se conoce como doble ciego.

Justamente este tipo de experimento fue el que realizó Richard Saunders, antiguo presidente de la asociación Australian Skeptics, en el programa de televisión ‘Today, Tonight’ junto a Tom O’Dowd, distribuidor de Power Balance en Australia. Seis voluntarios llevaban tarjetas en sus bolsillos, pero solamente uno de ellos, elegido al azar y sin que tuviera conocimiento de ello, tenía una con el holograma. O’Dowd intentó entonces, practicando las pruebas habituales, averiguar quién tenía la verdadera tarjeta. Como era de esperar, no fue capaz de hacerlo. Otras personas han replicado estos experimentos con idénticos resultados.