Por Amy Norton
NUEVA YORK (Reuters Health) - Cuando un bebé tiene un hueso fracturado, los pediatras son más propensos a sospechar de un caso de abuso si la familia tiene bajos ingresos, según revela un nuevo estudio.
Un equipo descubrió que los pediatras que leyeron un informe sobre un caso ficticio de un bebé con una fractura de pierna eran más propensos a sospechar de un abuso cuando el paciente pertenecía hipotéticamente a una familia pobre.
La etnia, en tanto, no influyó las opiniones médicas.
Los autores hallaron también algo sorprendente: los estudios sobre casos reales habían revelado que los niños de las minorías son más propensos que los blancos a ser evaluados por un abuso. Y se sabe que el sistema de bienestar infantil de Estados Unidos recibe una cantidad desproporcionada de niños de las minorías.
"Hay pruebas muy sólidas de diferencias étnicas en el manejo de los pacientes", dijo la autora principal, doctora Antoinette L. Laskey, pediatra de la Facultad de Medicina de la Indiana University, en Indianápolis.
Pero la experta aseguró que se desconocen los motivos exactos.
Los nuevos resultados sugieren "que existiría algo más que la etnia", agregó Laskey, que inmediatamente aclaró que el estudio no dice que los pediatras sean "clasistas" conscientemente o que tengan otros prejuicios al evaluar las lesiones infantiles.
El estudio, publicado en Journal of Pediatrics, incluyó a 2.100 pediatras estadounidenses que respondieron sobre uno de cuatro casos clínicos hipotéticos. Todos eran sobre un bebé de 18 meses con una fractura de pierna "ambigua", que es la que puede deberse a un abuso o un accidente.
Los casos variaban en la etnia del paciente (negro o blanco) y en el ingreso familiar; los padres hipotéticos eran contadores, gerentes de bancos, vendedores o trabajadores de fábrica.
La etnia casi no influyó en las respuestas de los médicos. Cuando el niño era negro, el 45 por ciento de los médicos consideró "posiblemente" o "casi con certeza" que se había tratado de un abuso y el 32 por ciento "no estaba seguro".
Si el niño era blanco, el 46 por ciento de los médicos sospechó de un abuso y el 28 por ciento dijo que no estaba seguro.
En cambio, la ocupación de los padres sesgó las opiniones de los médicos. Cuando la familia del paciente era pobre, el 48 por ciento de los pediatras consideró el abuso, comparado con el 43 por ciento cuando la familia tenía altos ingresos.
Es difícil saber si las respuestas de los médicos serían las mismas en la práctica real.
La autora desestimó que los pediatras realicen diagnósticos teniendo en cuenta conscientemente la profesión de los padres de los pacientes. Pero, en general, los estereotipos inconscientes pueden influir las decisiones.
"Las personas tienden a pensar que el abuso infantil o la violencia doméstica no ocurre en las familias de clase media alta, pero sí sucede", dijo Laskey.
Por otro lado, es cierto que los estudios demuestran que los niños de familias más pobres tienen mayor riesgo de ser víctimas de abusos.
Pero la pobreza en sí no es "un factor causal. La etnia y el nivel socioeconómico no deberían ser factores a utilizar en el diagnóstico del abuso", aclaró.
FUENTE: Journal of Pediatrics, online 5 de enero del 2012