Por Kerry Grens
NUEVA YORK (Reuters Health) - En un pequeño estudio sobre mujeres finlandesas que acababan de entrar en la menopausia, las que participaron de un programa de ejercicio aeróbico durante seis meses fueron menos propensas a tener sudores nocturnos, cambios del estado de ánimo e irritabilidad que las participantes que no hicieron actividad.
Para los autores, los resultados sugieren que el ejercicio podría ser una alternativa a la terapia de reemplazo hormonal para aliviar los síntomas de la menopausia.
"Definitivamente, recomendaría la actividad física. Entre todas las opciones disponibles, probablemente es la mejor para la salud y los síntomas del envejecimiento", dijo la doctora Steriani Elavsky, de la Penn State University y que no participó del estudio.
Hasta el 80 por ciento de las mujeres tienen algunos o todos los síntomas más comunes de la menopausia, como los sofocos, la sudoración nocturna, los trastornos del sueño, las cefaleas, la depresión, la irritabilidad, los problemas urinarios y la sequedad vaginal.
Aunque no todos los estudios coinciden, investigaciones previas habían demostrado la utilidad del ejercicio.
Por ejemplo, el equipo de la doctora Riitta Luoto, del Instituto UKK para la Investigación y Promoción de la Salud, en Tampere, Finlandia, comprobó que el ejercicio ayudaba a reducir los sofocos.
En el nuevo estudio, publicado en la revista Menopause, el mismo equipo analizó otros síntomas de la menopausia. Al azar, les indicó a 74 mujeres de entre 45 y 63 años con síntomas menopáusicos una rutina de ejercicio de 50 minutos por día, cuatro días por semana durante 24 semanas. Un grupo de control de 77 mujeres concurrieron a clases sobre la salud.
La rutina física debía incluir por lo menos dos sesiones de caminata por semana. Las otras dos sesiones podían ser de caminata, trote, bicicleta, natación, ejercicios aeróbicos u otra actividad. Las mujeres informaron los síntomas dos veces por día a través de un cuestionario por teléfono celular.
Luoto aseguró que ejercitar cuatro veces por semana exige motivación. "Las participantes tenían síntomas y, por lo tanto, estaban lo suficientemente motivadas como para cumplir con la rutina física", dijo la autora.
Y en algunas mujeres, el esfuerzo valió la pena. A los seis meses, la proporción del grupo tratado con ejercicio con alteraciones anímicas e irritabilidad se redujo del 20 al 10 por ciento. También disminuyó la cantidad de mujeres con sudores nocturnos (del 60 al 50 por ciento).
En el grupo control, la reducción de los síntomas no fue tan pronunciada.
Los síntomas que no disminuyeron con el ejercicio fueron la depresión, las cefaleas, los trastornos urinarios y la sequedad vaginal. Para Elavsky, el estado anímico influiría en estos resultados.
"El efecto del ejercicio en el estado de ánimo es fuerte y casi inmediato, lo que probablemente explique esa reducción de los síntomas. Dicho esto, no descartaría la posibilidad de que el ejercicio tenga un efecto fisiológico", expresó.
La investigadora advirtió que las mujeres que comienzan una rutina física pueden sentir más sofocos, pero con el tiempo verán que empiezan a ceder. Se desconoce cuál es la cantidad mínima de ejercicio que podría aliviar los síntomas de la menopausia.
Estudios previos sobre terapias alternativas al tratamiento de reemplazo hormonal habían hallado beneficios en los suplementos de soja, las clases de control mental y las caminatas.
FUENTE: Menopause, online 13 de febrero del 2012