(Reuters) - Las personas con un paro cardíaco tendrían peores resultados a largo plazo si reciben una inyección de adrenalina (epinefrina) en su camino al hospital, revela un estudio japonés.
Los investigadores, que publicaron su estudio en Journal of the American Medical Association, hallaron que las personas cuyos corazones dejan de latir de repente tenían un retorno de la circulación más frecuente en la ambulancia si recibían adrenalina, pero que al mismo tiempo eran menos propensos a sobrevivir y a hacerlo sin daño cerebral meses más tarde.
"Este hallazgo implica que la administración de epinefrina salvaría al corazón pero no al cerebro", escribió el equipo de Akihito Hagihara, de la Escuela de Graduados de Medicina de la Universidad de Kyushu.
Para su estudio, el equipo observó alrededor de 417.000 casos de paro cardíaco en los cuales los pacientes fueron tratados por servicios de emergencia médica (SEM) y llevados al hospital entre el 2005 y el 2008.
En Estados Unidos, se producen más de 380.000 ataques cardíacos fuera de los hospitales por año, según la Asociación Médica Estadounidense.
Además de la resucitación cardiopulmonar (RCP) y a veces el electrochoque, la mayoría de esos pacientes son tratados con adrenalina, que hace que los vasos que no van al corazón se contraigan, cambiando el curso de la mayor cantidad de sangre posible.
A mediados del 2006, las leyes japonesas cambiaron para permitir a los médicos aplicar a los pacientes inyecciones de adrenalina si otros métodos -incluida la RCP- fracasaban en la reanimación del corazón.
Algo más de 15.000 pacientes con paro cardíaco recibieron una dosis de adrenalina durante el período de estudio.
Según los registros de los SEM, cerca del 19 por ciento de esos pacientes experimentaron un retorno de la circulación en la ambulancia, comparado con apenas el 6 por ciento de aquellos que no recibieron adrenalina.
Sin embargo, los pronósticos a más largo plazo no fueron tan buenos.
Cerca del 5 por ciento de los pacientes habían sobrevivido un mes después del ataque cardíaco, ya sea que hubieran recibido o no adrenalina.
Pero cuando los expertos consideraron cuánto le había llevado a los SEM llevar a los pacientes al hospital, si habían recibido RCP estándar y otras diferencias específicas, hallaron que las personas a las que se había administrado adrenalina eran menos de la mitad de propensas a sobrevivir al paro cardíaco.
Es más, sólo alrededor de un cuarto de los pacientes que recibieron adrenalina y sobrevivieron aún eran capaces de valerse bien por sí mismos sin demasiados problemas neurológicos un mes después, comparado con cerca de la mitad de quienes no habían sido tratados con epinefrina en la ambulancia.
"Uno tiene más éxito en reanimar el corazón si administra epinefrina, pero siempre está la preocupación (...) de que pueda haber consecuencias adversas en otros sistemas orgánicos", dijo Clifton Callaway, de la University of Pittsburgh, quien escribió un comentario sobre el estudio.
Comilla Sasson, emergentóloga que estudia los infartos en la Escuela de Medicina de la University of Colorado, dijo que los resultados japoneses no pueden extrapolarse a pacientes de otros países.
Los pacientes de Japón suelen recibir una sola dosis de adrenalina, mientras que en Estados Unidos es estándar para los SEM aplicar inyecciones cada tres a cinco minutos cuando se intenta regresar el pulso.
Tanto Callaway como Sasson coincidieron en que los resultados instan a que se necesita realizar más estudios rigurosos, en los que pacientes con infartos sean asignados al azar a recibir o no adrenalina, y luego evaluar los resultados a largo plazo.