Por Diego Golombek
Si algo puede fallar, fallará. Todos conocemos esta frase, que es una expresión llamada ley de Murphy. Pero, ¿de dónde viene esto? ¿Y quién fue el tal Murphy? Se cuenta que un capitán ingeniero de la fuerza aérea norteamericana estaba trabajando en unas pruebas con cohetes, y mandó instalar unos medidores de fuerza. Cuando leyeron, los datos de los sensores dieron información completamente fallada, y finalmente se descubrió que los medidores habían sido instalados en forma incorrecta. Se dice que Murphy se refirió al técnico que había instalado el sensor diciendo que "si esa persona tiene una forma de cometer un error, lo hará".
Cuando el jefe tuvo que explicar las fallas en los resultados dijo que se debía a "la ley de Murphy", esa de que si algo puede fallar, va a fallar. Hay múltiples versiones de la ley, y seguramente es mucho más antigua que esta historia, pero todos hemos sentido que a veces las cosas más cotidianas tienden a salir de la peor manera posible...
Y aquí vamos a analizar varias situaciones típicamente murphyanas, para saber si la ciencia tiene algo que decir sobre las cosas que. pueden fallar.
-LEY NUMERO 43 (INCISO A): Los pares de medias tienden a separarse
Está bien, los hombres somos bichos desordenados, y para muestra basta revisar nuestro cajón de las medias. Encontrar un par puede ser tarea de titanes -no de científicos-. Pero... ¿por qué no podemos armar un par de medias cuando buscamos en el cajón? ¿Por qué siempre sacamos dos medias distintas? (Acá vale gritar ¡mamáaaaaaa!). El asunto es que los pares de medias completos, guardados al azar, tienden a separarse, y en cuanto desaparece una media, se crea otra media impar. Y esta creación de medias impares es continua. El científico y divulgador británico Robert Matthews calculó la probabilidad de encontrar un par completo a partir de n medias distribuidas al azar en un cajón. y para ahorrarles la fórmula, digamos que es una probabilidad bastante baja. Un poroto para Murphy.
-LEY 8BIS: las tostadas tienden a caer del lado del dulce
A todos nos pasa: se nos cae la tostada de la mesa del desayuno y hacemos un flor de enchastre. Pero, como buenos científicos, lo primero que debemos hacer es comprobar esta ley: se trata de untar muchas tostadas y tirarlas (esto es un arte: deben ser tiradas como al descuido, nada de jugar al boomerang tostadero) desde una mesa de altura estándar.
Como pensábamos, la tostada cae del lado del dulce. ¿Por qué? Según se pudo comprobar a través de un estudio, si la tostada cae de una mesa de tamaño normal (de un metro y medio, más o menos), sólo tiene tiempo a dar media vuelta en el aire antes de caer. O sea, siempre cae del lado de la mermelada. Y si no queremos (mal)gastar el dulce de leche, podemos crear una untada virtual marcando una de las caras del pan con una X (usando un marcador indeleble para tostadas marca Acme). Efectivamente parece haber una tendencia a que caigan dulce p'abajo. ¿Será el peso? No, en general el peso del dulce puede considerarse despreciable frente al del pan (a menos que pongamos triple capa de mermelada, claro). El asunto es que la tostada cae cuando su centro de gravedad se mueve hacia afuera de la mesa, y con el tamaño normal de las tostadas y la altura usual de las mesas, el pan tiende a dar media vuelta en el aire. y chau alfombra. La solución científica es muy sencilla: comer en mesas de dos metros de altura, o bien usar tostaditas de 5 x 5 centímetros o menos.
-LEY 54 (O LEY DE LOS MAPAS): lo que buscamos siempre está en el borde del mapa
Uno se pierde tratando de llegar a la casa de la tía. Busca en el mapa y la maldita calle siempre está en el borde, donde se dobla la hoja y no nos deja buscar bien. ¿Por qué el lugar que buscamos está siempre en el límite? En realidad es un problema de geometría relativamente simple. La periferia del mapa ocupa más de un tercio de la superficie; o sea, hay más de un 33% de posibilidades de que nuestro destino quede en un lugar inconveniente, y si el mapa es de dos hojas contiguas, peor: hay un 50% de chances de que la dirección que buscamos esté en el peor lugar.
Eso no es todo: otras expresiones de la ley de Murphy indican que al pasar por un puente angosto siempre viene un auto del otro lado, o que la fila de al lado (en el banco, en el supermercado, en la ruta) siempre se mueve más rápido que la nuestra -y para mejorar apenas nuestras posibilidades velocísticas conviene ponerse en la fila que esté más pegada a la pared, así estamos en pie de igualdad frente a la fila del otro costado-, o que el camino de ida siempre es más largo que el de vuelta - sobre todo si a la vuelta los chicos ya están dormidos-. De todo esto, también, se ocupa la ciencia: aunque no la veamos, siempre está.