Por Frederik Joelving
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un estudio revela que, para algunos obesos, el abuso de alcohol pasaría a ser un nuevo problema después de una cirugía para adelgazar.
Aunque el alcoholismo aumentó apenas un 2 por ciento después de la cirugía según la investigación, los autores estiman que eso equivale a más de 2.000 nuevos casos en Estados Unidos por año.
A los dos años de la operación, los pacientes tuvieron más síntomas de adicción (necesitaban beber a la mañana o no podían cumplir con las expectativas esperadas) y más complicaciones asociadas con el alcohol, como amnesia, sentimiento de culpa o lastimar a alguien.
El crecimiento de los problemas con el alcohol se registró principalmente en los pacientes tratados con el bypass gástrico, que reduce el tamaño del estómago al de una pelota de golf.
"Este es un problema al que debemos prestarle atención", dijo la doctora Robin Blackstone, presidente de la Sociedad Estadounidense de Cirugía Metabólica y Bariátrica.
Pero Blackstone agregó que los resultados no sorprenden porque el bypass gástrico aumenta la sensibilidad al alcohol. Esto se debe a que la acidez estomacal reduce la potencia de las moléculas del alcohol antes de que el organismo las absorba.
"Cuando se realiza un bypass gástrico, se desactiva la mayor parte de los ácidos. Los pacientes no deberían beber alcohol después de la cirugía", dijo Blackstone, que no participó del estudio.
En el 2009, más de 220.000 estadounidenses se realizaron una cirugía para adelgazar a unos 20.000 dólares por paciente, según estima la Sociedad Estadounidense de Cirugía Metabólica y Bariátrica.
La cirugía es el tratamiento de primera elección para la obesidad mórbida, o extrema, que afecta a unos 15 millones de estadounidenses y está asociada con la diabetes y la enfermedad cardíaca, entre otros problemas de salud.
Un estudio previo había determinado que el 7 por ciento de los pacientes padece complicaciones posquirúrgicas, pero que la mayoría son problemas menores. Menos del 3 por ciento desarrolla trastornos graves, como una hemorragia masiva o insuficiencia renal.
El nuevo estudio, publicado en Journal of the American Medical Association, señala otro riesgo potencial del bypass gástrico, según dijo Wendy King, de la University of Pittsburgh, al presentar los resultados en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Cirugía Metabólica y Bariátrica, en San Diego.
Esos resultados surgen de unos 2.000 pacientes tratados en varios centros de Estados Unidos con bypass o banda gástrica y que respondieron cuestionarios sobre el consumo de alcohol antes y después de la cirugía, y uno y/o dos años más tarde.
Luego, el equipo clasificó el consumo de alcohol según una escala de la Organización Mundial de la Salud.
Antes de la cirugía, el 7,6 por ciento de los pacientes tenía problemas con el alcohol. Al año, la cantidad no había variado demasiado, pero a los dos años había aumentado al 9,6 por ciento.
Más de la mitad de los 167 pacientes que abusaban del alcohol después de la cirugía no lo habían hecho antes. Los problemas fueron más comunes en los pacientes con un bypass gástrico y en los hombres más jóvenes.
Para King, no hay motivo para pensar que estas cirugías reemplazarían una adicción por otra. "Esta idea de la transferencia de adicciones es habitual en los medios de comunicación, pero no hay pruebas empíricas que la respalden", dijo a Reuters Health.
King mencionó que comer compulsivamente antes de la cirugía no estuvo asociado con los problemas posquirúrgicos con el alcohol.
FUENTE: Journal of the American Medical Association, online 18 de junio del 2012