Por Amy Norton
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los bebés irritables y que lloran mucho no serían más propensos a desarrollar trastornos mentales, a pesar de lo que piensen sus madres, según un nuevo estudio.
A veces, a los padres les preocupa que la irritabilidad de sus pequeños sea un mal indicador de estrés futuro. De modo que nuevos resultados deberían tranquilizarlos, según dijo la doctora Rebecca Hyde, autora principal de un estudio del Hospital de Niños Mater, en Brisbane del Sur, Australia.
El estudio demostró que cuando las madres decían que sus bebés lloraban excesivamente y tenían problemas para "calmarse", eran también más propensas a mencionar trastornos de conducta cuando sus hijos eran adolescentes.
Aun así, esos "niños problemáticos" no se percibían de esa manera y cuando tenían 21 años su salud mental era similar a la de sus pares.
"La desregulación conductual temprana pudo alterar la relación entre el niño y la madre de modo que la madre siga pensando que su hijo tiene problemas, aun cuando no sea así", dijo Hyde. Opinó que también es posible que algunas mujeres siempre vean más problemas en sus hijos que otras madres.
Los resultados, publicados en Pediatrics, surgen de unos 3.100 jóvenes nacidos en la década de 1980 y estudiados hasta los 21 años. Cuando tenían seis meses de vida, sus madres respondieron cuestionarios sobre la frecuencia con la que sus bebés tenían cólicos, reacciones exageradas o problemas para comer y dormir.
No existe una única definición de "cólico", pero Hyde mencionó la "regla de los tres": bebés que lloran o están inquietos más de tres horas por día, más de tres días por semana, durante más de tres semanas.
En el estudio, el 10 por ciento de los bebés más irritables eran, según la percepción materna, más propensos a tener problemas de conducta más adelante. Esas mujeres eran entre un 60 y 100 por ciento más propensas a decir que sus hijos tenían trastornos como agresión, depresión y retraimiento cuando tenían cinco y 14 años de edad.
Pero al preguntarles a sus hijos sobre la conducta y el bienestar mental cuando tenían 14 años, ellos no mencionaron más problemas que sus pares. Es más, no tenían más signos que el resto de padecer trastornos conductuales o mentales al evaluarlos a los 21 años.
Para Hyde, algunos padres pensarían que un bebé ansioso sería un adulto ansioso, estresado. "Les diría que estén tranquilos de que sus hijos no tendrán problemas de conducta o salud mental en el largo plazo", sostuvo la autora.
Si un bebé parece propenso a tener cólicos, la investigadora dijo que es importante saber que esa etapa pasará y mantener "una relación positiva" con el niño. Eso, para la autora, demandaría la participación de toda la familia y los amigos.
FUENTE: Pediatrics, online 1 de octubre del 2012