Por Nora Bär
Mientras las revistas del corazón difunden presuntas "dietas mágicas" y los especialistas no logran ponerse de acuerdo sobre "la" fórmula para mantener un peso saludable, datos locales de 57 trabajos realizados en 13 provincias trazan un mapa preocupante sobre el crecimiento de la obesidad en las etapas de la vida que más pesan en la calidad y expectativa de vida de una persona: la niñez y la adolescencia.
"Los estudios abarcan a alrededor de 120.000 chicos y la mayoría se hizo en los últimos dos años -explica el doctor Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni)-. Los analizamos con la metodología propuesta por la Organización Mundial de la Salud y vimos que el 24% de los preescolares, el 37% de los escolares y el 27% de los adolescentes están excedidos de peso. Esto en algunos casos podría atribuirse a una mayor corpulencia..., pero la observación más importante de este análisis es que la obesidad afecta al 10% de los preescolares y adolescentes, y al 18% de los escolares. En estos casos no hay duda de que tienen un exceso de grasa corporal y tienen que iniciar cambios en su alimentación y su estilo de vida."
El estado actual de la obesidad infantil en el país será hoy el tema central de una jornada científica organizada por Cesni y la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota), y antecede el congreso anual de esta última entidad que se realiza entre mañana y el jueves.
"Del mismo modo en que no podemos construir un atlas completo obteniendo imágenes individuales por la ventana del auto, no podemos pretender que éste sea un mapa exhaustivo de la situación nutricional de los chicos argentinos, porque estos estudios se hicieron en forma individual -subraya Carmuega-. Pero estos 57 trabajos son otras tantas fotos que nos permiten tener una idea de qué está pasando con la obesidad infantil de la que no teníamos mucha información, porque la Encuesta Nacional de Nutrición incluye a chicos de hasta cinco años y mujeres en edad fértil."
Los últimos estudios con que se contaba en este tema datan de la década del ochenta y fueron hechos sobre conscriptos adolescentes. Mostraban prevalencias de obesidad de alrededor del 5%. Aunque la obesidad es más difícil de medir en los chicos que en los adultos (porque hay distintos puntos de corte, para cada edad y cada sexo) los índices de obesidad y sobrepeso pueden haberse duplicado o triplicado según los grupos. Y aunque hay poca información sobre algunas zonas del país, puede concluirse que la prevalencia es muy distinta entre provincias y muy parecida entre ambos sexos.
Tendencia mundial
"Esto confirma que aquí también se da la tendencia que de toda América latina al aumento de obesidad infantil, temprana -dice Carmuega-. Es una historia que tiene muchos culpables, presuntos «asesinos», pero no podemos endilgarle a uno solo la responsabilidad central, porque tienen que ver algunos con la dieta, otros con la genética, otros, con la actividad física..."
Y si el exceso de peso tiene efectos adversos a cualquier edad, son aún peores en el comienzo de la vida. Un chico obeso tiene cuatro veces más riesgo de ser un adulto obeso y, según explica la doctora Rosa Labanca, directora del Centro de Docencia, Asistencia e Investigación de la Saota, y docente de la UBA, la tasa de curación o remisión completa libre de enfermedad es más alta en prácticamente en todos los cánceres que en la obesidad.
"Lo importante es no engordar, porque después es muy difícil volver a bajar", dice la especialista.
Al contrario de lo que se cree ("después en la adolescencia pegan el estirón y..."), la prevención de la obesidad debe comenzar sin dilaciones... antes del embarazo de la madre. "Hoy las cifras de obesidad en mujeres en edad fértil en la Argentina son preocupantes -agrega Carmuega-. Esto implica mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto, mayor tasa de cesáreas, mayor dificultad para iniciar y continuar la lactancia, que es la única vacuna efectiva, probada, contra la obesidad. Está demostrado en metaanálisis, aunque los mecanismos por los cuales esto sucede no los sabemos."
Otros factores que inciden en los riesgos de obesidad infantil son nacer con alto o muy bajo peso. "Los niños que nacen con un peso normal o bajo, y que aceleran su crecimiento tempranamente, tienen mayor riesgo de obesidad tardía y con más complicaciones -dice Carmuega-. El crecimiento saludable es la mejor defensa para prevenir la obesidad. Y eso no significa no estar obeso y no estar desnutrido. Hemos interpretado mal la obesidad durante mucho tiempo pensando que en un lado estaba la obesidad y en otro, la desnutrición. Cuando en realidad ambas formas reflejan un desequilibrio en la nutrición. Ambas muchas veces se dan juntas en la misma familia y hasta en la misma persona." Según múltiples estudios, los chicos que nacen con desnutrición y luego engordan a los diez u once años tienen hasta seis veces más riesgo de presentar diabetes tipo 2 e hipertensión.
"No es lo mismo engordar a los once años que a los cuarenta", subrayan los especialistas.