(Reuters) - Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que alrededor de la mitad de los pacientes con VIH en tratamiento antirretroviral se salteaban la medicación cuando bebían alcohol, un comportamiento desaconsejado que según los investigadores podría aumentar la carga viral en los infectados.
La investigación, publicada en Journal of General Internal Medicine, siguió durante un año a casi 200 personas con VIH que tomaban antirretrovirales y bebían alcohol. Los expertos descubrieron que el 51 por ciento dejaba de tomar su medicación cuando bebía.
Si bien eso puede deberse a los olvidos en estado de ebriedad, una extendida y errónea creencia de que mezclar el alcohol con los fármacos puede ser tóxico parece haber jugado un importante papel.
"El daño causado saltándose la medicación supera por lejos el daño causado al mezclar ambas cosas, si la persona no tiene una enfermedad de hígado", afirmó Seth Kalichman, profesor de la Universidad de Connecticut y principal autor del estudio.
Se sabe que el alcohol puede alterar la constancia de las personas con su medicación, pero los investigadores dijeron que las consecuencias de un consumo inconstante de los fármacos para el VIH pueden ser más graves.
Los antirretrovirales contienen el virus del VIH, y los pacientes deben tomarlos de forma continua para impedir que el virus gane terreno. Además, dejar y retomar el fármaco puede provocar una resistencia al medicamento.
"Las personas que viven con VIH y que de forma deliberada detienen su medicación cuando beben corren riesgo de que el tratamiento falle", escribieron los investigadores.
Kalichman y sus colegas encuestaron a 178 personas, unos cuatro de cada cinco hombres, que seguían terapia con antirretrovirales y dijeron beber alcohol.
Al principio del estudio, los investigadores preguntaron a los participantes sobre sus opiniones en relación con el alcohol, como por ejemplo si creían que los medicamentos no funcionarían tan bien si mezclaban ambas cosas. También preguntaron si las personas evitaban tomar las dos cosas al mismo tiempo, ya fuera evitando el alcohol o las medicinas.
Durante el siguiente año, el equipo controló cada mes a los pacientes para ver cómo estaban siguiendo su tratamiento por medio de un recuento de píldoras, y cada dos meses llamaron para preguntar con cuánta frecuencia había bebido el paciente recientemente.
Las oficinas de los médicos medían la carga viral de cada paciente -es decir la cantidad de virus en el organismo- y su salud inmunológica.
Los expertos descubrieron que el 51 por ciento de los pacientes evitaba los medicamentos cuando bebía, y la mitad de ese grupo seguía pobremente su tratamiento. Además, la mitad del grupo que se saltaba las pastillas dijo que no volvería a tomarlas hasta que el alcohol estuviera fuera de su sistema.
Quienes se saltaban la medicación cuando bebían también presentaban más probabilidades de tener niveles más altos de VIH en el cuerpo y menos células CD4, una medida de la salud del sistema inmunológico.
"Creo que está bastante bien demostrado que el consumo de alcohol está vinculado a una pobre observación (del tratamiento) y creo que la mayoría considera que es porque los afecta de alguna forma o se les olvida (...) cuando aquí se ve que (a menudo) se saltan su medicación de forma intencionada", dijo Catherine Grodensky, investigadora del Centro de Investigación del Sida en la Universidad de Carolina del Norte.
"Y al parecer esto está teniendo un impacto significativo en su tratamiento", agregó.