Por Kathryn Doyle
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los paros cardíacos son más comunes cuando los niveles de contaminación del aire, en especial las partículas similares al hollín y el ozono, aumentaron en los últimos días u horas, reveló un nuevo estudio en Texas.
"Los pacientes cardíacos deberían tener en cuenta que cuando aumentan los niveles de ozono deberían cuidarse aún más", dijo la autora principal, Katherine Ensor, de Rice University, Houston.
Cada año, unos 300.000 estadounidenses sufren un paro cardíaco fuera de un hospital y menos del 10 por ciento sobrevive.
Puede ocurrir por trastornos eléctricos del músculo cardíaco, un traumatismo súbito o una enfermedad crónica.
El equipo de Ensor comparó la información de una base de datos de paros cardíacos fuera de los hospitales de Houston con los registros de la calidad del aire en la ciudad entre el 2004 y el 2011.
Entre los más de 11.000 paros cardíacos sin una causa obvia (como un traumatismo grave), el equipo halló una tendencia levemente ascendente cuando los niveles de ozono superaban los valores usuales.
El riesgo de sufrir un paro cardíaco aumentó un 4,4 por ciento por cada 0,020 ppm de ozono sobre el nivel promedio dentro de las tres horas previas, según publica el equipo en Circulation.
Una diferencia de 0,020 ppm en el nivel de ozono sería significativa. "La gente percibiría que el aire está denso", dijo la autora.
Los niveles de ozono en verano oscilan habitualmente entre 0,050 y 0,060 ppm en Estados Unidos, según un estudio a 10 años de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Pero la función pulmonar en las personas sanas empieza a debilitarse con 0,070 ppm, un valor que está dentro de la Norma Nacional de Calidad del Aire Ambiente de Estados Unidos.
El equipo observó también que el riesgo de sufrir un paro cardíaco crecía de la misma manera cuando aumentaban los niveles de partículas finas en el aire. Por cada 6 mcg más de partículas finas por m3 de aire los dos días previos, los paros cardíacos aumentaban un 4,6 por ciento.
En un estudio del 2010 de la Ciudad de Nueva York se había detectado un efecto similar de la materia particulada: por cada 10 mcg/m3 más de partículas finas en el aire, los paros cardíacos aumentaban entre un 4 y 10 por ciento.
La EPA establece que un nivel seguro de partículas finas en el aire no debe superar los 35 mcg/m3.
Dado que son muchos los factores de riesgo del paro cardíaco, una nueva asociación con el ozono sería muy importante para las personas con enfermedades crónicas que viven en zonas urbanas, opinó la doctora Comilla Sasson, de la University of Colorado y que no participó del estudio.
Las enfermedades más comunes que aumentan el riesgo de tener un paro cardíaco están "los stents, el infarto, el bypass coronario y los tradicionales, hipertensión, colesterol elevado, asma, enfisema, tabaquismo y antecedentes familiares o genéticos", enumeró Sasson, que identifica comunidades con alto riesgo de paro cardíaco.
"Diría que hay muchas personas (en zonas urbanas) con una o dos de esas enfermedades", indicó.
Ensor consideró que todavía es muy pronto para realizar recomendaciones, pero dijo que el objetivo de la investigación es orientar a las autoridades en el uso de sistemas de alarma más avanzados para alertar a los médicos de los pacientes de alto riesgo y ampliar el alcance de los pronósticos de ozono a la población.
Y Sasson propuso: "Los días con altos niveles de ozono o materia particulada, ¿deberíamos decirle a la población de riesgo que no se exponga al aire libre? Si una abuela tiene problemas cardíacos, lo mejor sería que se quede en casa".
FUENTE: Circulation, online