Por Genevra Pittman
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un análisis revela que no existe evidencia de que el control de la presión de los niños y los adolescentes, y su tratamiento si es elevada, reduzca el riesgo cardíaco adulto.
Es más: los autores hallaron que las mediciones no siempre son precisas o consistentes si son varias.
"Por ahora, no hay una decisión final. Ignoramos si vale la pena o no", dijo el doctor Matthew Thompson, que dirigió el estudio de la Universidad de Oxford, Reino Unido. "Necesitamos desesperadamente más estudios sobre cómo diagnosticar a los niños con presión alta, a cuáles deberíamos tratar y qué tratamientos son los más efectivos".
Thompson recordó que a la mayoría de los niños de Estados Unidos se les controla la presión en las consultas de rutina, pero que eso no ocurre con los niños sanos de Reino Unido.
Con su equipo revisó las últimas pruebas con que cuenta la Comisión Especial de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por su nombre en inglés) sobre la evaluación de la presión pediátrica.
Analizó 34 estudios sobre diagnóstico, tratamiento y efectos en el largo plazo de la presión elevada en niños y adolescentes. Ninguno respondió la pregunta central del equipo: si el control permite prevenir o retrasar la enfermedad cardiovascular en la edad adulta.
La presión de los resultados entre una medición y otra era "no más que modesta", según dijo Thompson. "La frecuencia de falsos positivos (...) quiere decir que la mayoría de los niños con un resultado positivo, en realidad no tienen presión alta".
En los estudios de seguimiento de niños y adolescentes, el equipo observó que entre el 19 y el 65 por ciento de los participantes con presión alta se transformaron en adultos hipertensos.
Siete estudios evaluaron siete fármacos para niños hipertensos y hallaron que su efecto no superaba al de un placebo. Pero esos estudios habían durado apenas unas semanas y los niños hipertensos usarían esos fármacos durante años. "No es una prueba de calidad para saber si su uso es efectivo y seguro durante décadas", dijo Thompson.
Los programas para modificar el estilo de vida de los jóvenes, como los que promocionan el ejercicio o la reducción del consumo de sal, tampoco tuvieron un efecto evidente, según publica Pediatrics.
Con estos resultados, la USPSTF elaboró una recomendación preliminar de que no existe suficiente evidencia para equilibrar los riesgos y los beneficios de esta pesquisa pediátrica para prevenir futuras enfermedades.
El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos recomienda el control de rutina de la presión infantil. Pero otra revisión reciente de la literatura médica reveló que no existen pruebas suficientes que lo respalden, lo que alimenta aún más la controversia en esta cuestión.
La doctora Bonita Falkner, pediatra de Thomas Jefferson University, Filadelfia, dijo que los resultados no modificarán la práctica médica actual.
"Seguimos sin saber el alcance del impacto de la hipertensión infantil en la (hipertensión) adulta, pero existen pruebas de que comienza en la niñez", indicó Falkner, que no participó del nuevo estudio.
El equipo coincide en la necesidad de contar con más estudios sobre las brechas en la información asociada con los controles de la presión infantil.
FUENTE: Pediatrics, online