Por Kathryn Doyle / NUEVA YORK (Reuters Health)
Menos es más cuando se trata del control de la presión.
Tras analizar cinco años de información sobre más de 400 pacientes, un equipo llegó a la conclusión de que la práctica actual de controlarle la presión a los pacientes en cada consulta médica, hasta varias veces al año, aumentaría más el sobrediagnóstico de la hipertensión y, por lo tanto, el tratamiento innecesario que la medición anual de la presión.
A menudo, la presión se controla sin el procedimiento adecuado, según dijo el autor principal, doctor Gregory Garrison, de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota.
Eso haría que las lecturas sean imprecisas y que a algunos se les diagnostique hipertensión, mientras que otros con esa enfermedad queden dentro del rango de "más falsos positivos".
Con su equipo observó que realizar menos controles, aun cuando algunos fueran imprecisos, reduciría a la mitad los falsos positivos.
El equipo analizó las historias clínicas de 68 pacientes de la Clínica Mayo con hipertensión diagnosticada y de 372 pacientes sin hipertensión. Con los controles en cada consulta clínica, se identificaron los 68 casos de hipertensión, pero se detectó que a 110 personas sin hipertensión se les podría haber dado un diagnóstico equivocado.
Tras estudiar la misma información, pero sólo concentrándose en un control anual por paciente, los autores identificaron a 63 de los pacientes hipertensos (en o antes de la fecha de diagnóstico) y 67 falsos positivos, según publican en Annals of Family Medicine.
Un control de presión en el consultorio puede dar un valor impreciso si no se realiza con el paciente sentado, con el brazo apoyado y después de cinco minutos de descanso. De otro modo, la presión puede aumentar unos instantes por distintos motivos, incluido el estrés leve que produce la situación o "efecto delantal blanco".
"La técnica no es la mejor y muchas veces sobrestima el valor real", dijo el doctor William Cushman, jefe de la Sección Medicina Preventiva del Centro Médico de Asuntos de los Veteranos de Memphis, Tennessee.
Cushman no coincide con la conclusión del equipo de la Clínica Mayo ya que opina que la sobrestimación causa ansiedad y costos innecesarios, pero no suele dañar al paciente. Sostuvo que cuando los controles más seguidos no identifican unos pocos casos positivos, el problema es aún mayor.
En el estudio, el control anual no identificó cinco de los 68 casos de hipertensión (algo más del 7 por ciento), lo que no fue estadísticamente significativo. Pero Cushman consideró que podría serlo en la población general: "En una población, no queremos pasar por alto al 10 por ciento", sostuvo.
Agregó que los pacientes de alto riesgo con presión elevada comienzan a obtener los beneficios del tratamiento en seis meses o un año, de modo que esperar 12 meses entre los controles podría tener algunas consecuencias.
Garrison explicó que en la mayoría de los pacientes, la hipertensión es una enfermedad de avance lento y que el retraso diagnóstico durante unos meses o un año no tendría consecuencias graves. "Aun así, existen un grupo de pacientes, quizás el 30 por ciento, que conviven con la hipertensión durante años sin diagnóstico ni tratamiento", indicó.
"Esto causa enfermedad coronaria, renal y otras complicaciones", agregó Garrison.
Esos pacientes pueden pasar desapercibidos o subdiagnosticados porque se los considera dentro del rango de falsos positivos, atribuidos al dolor, una infección u otra causa. Para Garrison, controlar la presión con menos frecuencia y hacerlo más seriamente permitiría detectar a algunos de esos casos subdiagnosticados.
La Comisión Especial de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por su nombre en inglés) recomienda controlarse la presión una vez cada dos años si se tiene bajo riesgo o anualmente si se tiene alto riesgo.
FUENTE: Annals of Family Medicine