Por primera vez, los científicos afirman que han hallado evidencia de que el dolor físico podría dejar una "firma" distintiva en el cerebro que puede ser detectada mediante IRM especializadas.
El estudio solo observó el dolor a corto plazo en personas sanas, pero los investigadores esperan que los hallazgos conduzcan a una mejor comprensión sobre afecciones complejas como los dolores de cabeza crónicos graves y la fibromialgia.
Cuando los investigadores expusieron a voluntarios sanos a un nivel doloroso de calor, esto dejó un patrón fiable de actividad cerebral que podía verse mediante una IRM funcional (IRMf), un tipo de prueba de imagen que registra los cambios en el flujo sanguíneo del cerebro.
La llamada "firma neurológica" pudo predecir las calificaciones subjetivas del dolor de las personas con una precisión de más del 90 por ciento, y distinguió el dolor inducido por el calor de otras sensaciones, como la calidez, e incluso del dolor emocional.
Los expertos afirmaron que los hallazgos, que aparecen en la edición del 11 de abril de la revista New England Journal of Medicine, dan indicios sobre una forma de medir objetivamente el dolor de las personas. Ahora mismo, esto se hace de forma subjetiva, con frecuencia haciendo que los pacientes califiquen su dolor en una escala del 1 al 10.
Pero el punto no es atrapar a los pacientes cuando mienten, enfatizó el investigador líder, Tor Wager, profesor asociado de psicología y neurociencia de la Universidad de Colorado, en Boulder.
"No es una prueba de detector de mentira sobre el dolor, y no se debe usar así", planteó Wager. "Cuando la gente siente dolor hay que creerle".
Un experto en dolor que no participó en el estudio se mostró de acuerdo, pero dijo que las medidas objetivas del dolor podrían ser útiles para la obtención de más información. "Hay ocasiones en que un paciente no se puede comunicar sobre el dolor con efectividad, por ejemplo, tras un accidente cerebrovascular", planteó el Dr. Jing Wang, profesor asistente de anestesiología del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York.
En otros casos, las descripciones de los pacientes sobre su dolor podrían no ser fiables del todo, por ejemplo cuando sufren de una enfermedad mental. Tanto Wang como Wager dijeron que resultaría útil tener una forma de complementar los reportes del dolor del paciente con una medida objetiva, lo que en muchos casos podría sugerir que los pacientes sienten más dolor de lo que informan, o más dolor de lo que el médico cree.
"Sabemos que, actualmente, a muchas personas no se les da suficiente tratamiento para el dolor", anotó Wager.
Pero a los científicos les falta mucho para poder utilizar IRMf para medir el dolor, según Wang, de la NYU. "Se trata de un estudio completo y meticuloso", dijo, pero añadió que también es un paso inicial.
Una gran salvedad es que los voluntarios del estudio estaban sanos y solo fueron expuestos a un tipo de dolor, un dolor de corta duración a partir de calor aplicado en la piel. Wang dijo que los investigadores deben ver si la misma "firma" cerebral aparece en personas con afecciones de dolor crónico, o con el dolor postquirúrgico, por ejemplo.
Y dado que las IRMf son costosas, anotó Wang, los estudios tendrían que mostrar que las imágenes de verdad benefician a los pacientes antes de que se pueda usar de forma rutinaria en el mundo real.
En el estudio participó un total de 114 adultos jóvenes y sanos que se involucraron en distintas fases de la investigación. Primero, el equipo de Wager halló que las IRMf podían detectar una firma fiable del dolor en el cerebro cuando se aplicaba un calor doloroso en los antebrazos de los participantes.
Entonces, los investigadores hallaron que la firma era distinta y más fuerte que la actividad cerebral que surgía en respuesta a la sensación de tibieza, o a la anticipación o recuerdo del dolor.
Wager dijo que algo más interesante es que la firma parecía ser exclusiva del dolor físico. En un grupo de experimentos, los investigadores pidieron a voluntarios con el corazón roto que habían terminado una relación recientemente que observaran la fotografía de su ex pareja. Esto desencadenó actividad en regiones del cerebro relacionadas con el dolor físico, pero la firma vinculada con el dolor inducido por el calor siguió siendo distinta.
Wager concurrió en que se necesita mucho más trabajo, y su equipo ya está observando si la firma neurológica se sostiene en otros tipos de dolor.
Wang apuntó que el dolor tiene muchas formas distintas, y que sus causas van desde la inflamación hasta el daño de los nervios. Y el dolor crónico, en particular, es muy complejo, anotó Wager, autor del estudio.
Independientemente de si la IRMf se usa alguna vez para diagnosticar el dolor o no, estudios como este podrían ayudar a los investigadores a comprender mejor la "biología del dolor", apuntó Wang. "Nuestra comprensión del dolor sigue siendo bastante rudimentaria".
Wagner planteó que una mejor comprensión del dolor llevará, con algo de suerte, a mejores formas de gestionarlo.
FUENTE: Tor Wager, Ph.D., associate professor, psychology and neuroscience, University of Colorado at Boulder; Jing Wang, M.D., Ph.D., assistant professor, anesthesiology, NYU Langone Medical Center, New York City; April 11, 2013, New England Journal of Medicine: http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1204471