Conflictos de interés

Muchas publicaciones carecen de políticas contra escritores fantasma

"Estamos hablando de la integridad científica".

Por Andrew M.Seaman

 
NUEVA YORK (Reuters Health) - La mayoría de las revistas médicas no difunden cómo manejan la omisión en la listas de autores de la persona que redactó una parte sustancial de un artículo publicado, lo que genera cuestionamientos sobre determinadas investigaciones, mostró un estudio en España.
 
La existencia de los llamados "escritores fantasmas" cuestiona la validez de los resultados de una investigación que autores presentan como propia cuando, en realidad, fueron redactados por escritores que reciben honorarios de una empresa farmacéutica.
 
De las 399 revistas médicas con revisión de pares analizadas para este estudio, sólo una de cada 10 definía la escritura fantasma y muchas menos aún tenían políticas publicadas sobre cómo detectar o actuar ante un caso así, que muchos consideran una conducta no ética.
 
"El tipo de escritura fantasma que me preocupa es cuando un autor corporativo, en general un escritor médico que trabaja para una empresa del área médica con conflictos de interés, no aparece en la lista de autores", dijo Jeffrey Lacasse, que investigó esta conducta, pero no participó del estudio.
 
A Lacasse, de Arizona State University, Phoenix, no le sorprendieron los resultados, pero los consideró preocupantes.
 
"Estamos hablando de la integridad científica", sostuvo.
 
En 2011, un equipo de Journal of the American Medical Association publicó los resultados de una encuesta anónima: 622 autores de investigaciones clínicas respondieron si sus estudios publicados en el 2008 habían incluido escritores fantasmas.
 
Casi el 8 por ciento de los autores admitió esa práctica en sus artículos, menos del 12 por ciento hallado en una encuesta similar realizada en 1996.
 
La Comisión Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE, por su sigla en inglés), que recomienda las buenas prácticas editoriales, explicó que los autores son los que deberían "haber participado lo suficiente en una investigación como para hacerse cargo públicamente de la proporción adecuada de su contenido".
 
El equipo del doctor Xavier Bosch, de la Universidad de Barcelona, explica en JAMA Internal Medicine que las revistas diseñaron las políticas editoriales para las publicaciones científicas, pero señala que ningún estudio revisó si esas normas se ocupan de los escritores fantasmas.
 
Entonces, analizó los sitios online de 399 revistas médicas en inglés y sistema de revisión de pares para determinar si sus políticas editoriales definían o se ocupaban de las estrategias de los procedimientos de los editores para detectar o actuar ante un caso de escritura fantasma.
 
El 17 por ciento de las normas de las revistas mencionaban la escritura fantasma, pero sólo una de cada 10 definía esa práctica. Apenas el 4 por ciento explicaba cómo la detectaba y el 6 por ciento mencionaba cómo actuaba en ese caso.
 
Pero a la doctora Christine Laine, editora jefe de Annals of Internal Medicine e integrante de la Secretaría de la ICMJE, le preocupa que el nuevo estudio haya dejado fuera a algunas revistas que combaten esa práctica sin utilizar los términos "escritura fantasma" o "escritor fantasma".
 
"Me preocupa que el estudio publicado en JAMA (Internal Medicine) se haya limitado a esos términos y no al concepto", indicó.
 
Pero Lacasse opinó que los criterios de la ICMJE son permisivos con los escritores fantasma al decir que los autores deben darle "aprobación final a la versión a publicar" y que ellos no le pedirían al escritor fantasma esa aprobación.
 
"Algunas revistas trabajan mejor o peor. Pero como se puede ver en la carta, aún tenemos un problema enorme en nuestras manos", dijo Lacasse.
 
Reuters Health no pudo contactar a los autores.
 
La editora consultora de JAMA Internal Medicine, Catherine Nancarrow, escribió en una carta que acompaña al estudio que los autores deben ser transparentes y cumplir con estándares de calidad similares a los de la ICMJE cuando envían artículos a la revista.
 
"Son un primer paso para garantizar una relación honesta y abierta entre los autores y la revista a la que le confían su trabajo", escribió la editora.
 
FUENTE: JAMA Internal Medicine