Manuel Ansede
El virus, menos contagioso y agresivo que el conocido VIH-1, puede esconder claves para luchar contra el síndrome.
Debió de ser un día alrededor de 1940, en los bosques de la actual Guinea-Bissau, que entonces era una pobrísima colonia portuguesa en la que nacer era casi sinónimo de morir sin cumplir los cinco años de vida. Aquel día, un cazador debió de enfrentarse a una manada de decenas de monos mangabeyes grises, ejecutaría a unos cuantos y se llevaría sus cadáveres para comer su carne.
Al descuartizarlos, sin embargo, la sangre de los monos se convirtió en una bomba biológica para la especie humana. Al entrar en contacto con la sangre de su carnicero, el virus de la inmunodeficiencia simia que infectaba a aquellos animales saltó de especie. Había nacido el VIH-2, un causante del sida que todavía hoy casi nadie conoce.
Más de 70 años después de aquel episodio, más de un millón de personas están infectadas por el VIH-2, la mayor parte de ellas en África occidental, en países como Senegal, Nigeria y Sierra Leona. El virus, mucho más difícil de contagiar que su hermano el VIH-1 (culpable de la pandemia mundial), se quedó donde nació, pero poco a poco escapa de sus fronteras.
Un solo español en 2012
En 2012, que se sepa, un único español se infectó por el VIH-2. Pero ya son 45 los españoles registrados que portan este virus, menos agresivo que el VIH-1 pero que también puede provocar el sida. Los infectados son, según su frío perfil estadístico, hombres heterosexuales de unos 40 años. Comparados con los 200.000 casos estimados de VIH-1 en España, los pacientes de VIH-2 son anecdóticos, pero en su sangre se pueden esconder algunos secretos que faciliten un tratamiento o una vacuna contra su virus mellizo, mucho más contagioso y patógeno.
El VIH-1 surgió al menos una década antes que el VIH-2, a partir del contacto humano con chimpancés en África central. Desde entonces, ha matado a unos 35 millones de personas, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud. La lucha contra el virus es una prioridad mundial. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el VIH-2. “Es el virus olvidado. En todo el mundo no se ha hecho ningún ensayo clínico para evaluar qué tratamiento es el mejor para el VIH-2”, lamenta la bióloga Ana Treviño, que acaba de publicar los últimos datos del virus en España.
El VIH-2 es menos agresivo y más difícil de contagiar, porque hay pocos virus libres en sangre, pero también puede provocar sida. El gran problema es que la mayor parte de los fármacos aprobados para combatir al VIH-1 no funcionan contra el VIH-2. “Como el VIH-2 está confinado a países pobres de África occidental, se le ha hecho muy poco caso. Todos los tratamientos están diseñados para el VIH-1”, explica Treviño, del Hospital Carlos III de Madrid.
Infradiagnosticado
Sin embargo, las cifras engañan. En muchas ocasiones la cantidad de virus en sangre es tan baja que es indetectable. Así que la bióloga española cree que el VIH-2 está “infradiagnosticado”. Hasta finales de 2012, se habían registrado 279 casos de infección por VIH-2 en España, el 73% de ellos procedentes del África negra. El origen del resto de casos muestra que el virus ya se ha dispersado por todo el planeta: 45 nativos españoles, siete portugueses, cuatro latinoamericanos, un indio, un francés y un marroquí. “En EEUU hay poquísimos pacientes, por eso no se hace ni caso a este virus”, reflexiona Treviño, que publica su estudio en la revista Medicina Clínica.
«En EEUU hay poquísimos pacientes, por eso no se hace ni caso a este virus» ANA TREVIÑO
Bióloga del Hospital Carlos III de Madrid
“La mayor parte de los pacientes con VIH-2 están infectados pero no desarrollan sida. Estudiar por qué el VIH-2 produce menos sida que el VIH-1 podría ser un avance hacia vacunas o nuevos tratamientos”, defiende Treviño.
El microbiólogo José Alcamí es uno de los investigadores que han comparado los dos virus, aunque no es la línea principal de su trabajo. “El VIH-2 es muy poco patógeno en comparación, así que nos puede dar claves interesantes sobre la patogenia del VIH-1”, recalca el científico. Alcamí, jefe de la Unidad de Inmunopatología del Sida del Centro Nacional de Microbiología, recuerda que en España hay unos 150.000 casos registrados de VIH-1, más otros 50.000 estimados, frente a los 279 de VIH-2. “Es un problema muy minoritario”, subraya.
La esperanza francesa
Entre los expertos, se suele decir que casi hay más investigadores en el Grupo Español para el Estudio del VIH-2 que pacientes con el virus. El grupo, formado por personal de más de 40 hospitales, centros de transfusiones y centros de investigación, comenzó en 1989 a registrar los casos detectados en España. Tres años antes, en 1986, el investigador francés François Clavel había identificado por primera vez el VIH-2 en pacientes con sida, procedentes de África occidental.
Sólo el 30% de los fármacos que frenan al VIH-1 funcionan también contra el VIH-2
Para Alcamí, la gran esperanza para investigar el VIH-2 es Francia. “Ellos tienen conexiones con los países de África occidental, tienen un mayor acceso a muestras de pacientes africanos”, opina.
En Francia, la Agencia Nacional de Investigaciones sobre el Sida hace seguimiento desde 1994 a un grupo de más de 900 personas con VIH-2 para estudiar la progresión del virus y sus síntomas. La viróloga Charlotte Charpentier es una de las investigadoras que trabaja con estos datos para descifrar el mecanismo del VIH-2. “Sólo el 30% de los fármacos que funcionan contra el VIH-1 funcionan también contra el VIH-2”, deplora.
REFERENCIA
'Infecciones por el virus de la inmunodeficiencia humana tipo 2 y por los virus linfotrópicos de células T humanas en España' DOI: 10.1016/j.medcli.2013.06.009