Robert Preidt
Las tasas de accidentes cerebrovasculares (ACV) entre las personas jóvenes y de mediana edad a nivel mundial están aumentando y estos grupos ahora conforman casi un tercio de todos los ACV, según un estudio reciente.
El análisis de los datos recogidos entre 1990 y 2010 halló que el número de ACV en las personas de 20 a 64 años de edad aumentó en un 25 por ciento durante ese periodo, y que este grupo de edad ahora supone el 31 por ciento de la cifra total de ACV, en comparación con el 25 por ciento antes de 1990.
Más de 83,000 personas de 20 años y menores sufren un ACV cada año y conforman el 0.5 por ciento de todos los ACV a nivel mundial, según el estudio publicado el 23 de octubre en la revista The Lancet.
Se prevé que la cantidad de discapacidades, enfermedades y muertes prematuras provocadas por un ACV será más del doble para 2030, según un comunicado de prensa de la revista.
Otro estudio, publicado en la revista The Lancet Global Health, halló que más del 61 por ciento de las discapacidades relacionadas con los ACV y casi el 52 por ciento de las muertes por ACV son provocados por ACV hemorrágicos (por sangrado), aunque ese tipo de ACV son la mitad de habituales que los ACV isquémicos, en los que se produce un bloqueo del flujo sanguíneo al cerebro.
Las personas más afectadas por los ACV hemorrágicos son las menores de 75 años y las de los países con ingresos bajos y medios, donde las tasas de este tipo de ACV han aumentado en aproximadamente un 19 por ciento, comentaron los investigadores en el comunicado de prensa.
A menos que se tomen rápidamente medidas preventivas eficaces, las tasas de ACV entre las personas jóvenes y de mediana edad probablemente aumentarán a nivel mundial, según la líder del estudio, Valery Feigin, directora del Instituto Nacional para el Accidente Cerebrovascular y Neurociencia aplicada de la Universidad AUT en Nueva Zelanda, y un equipo de colegas internacionales.
Otros hallazgos fueron los siguientes:
La edad promedio de los pacientes con ACV aumentó ligeramente entre 1990 y 2010, pero los que experimentan la mayor parte de los problemas que conllevan los ACV (enfermedades y muerte) han pasado de ser los mayores de 75 a los menores de 74 años. Este grupo conforma el 62 por ciento de los nuevos ACV, el 45 por ciento de las muertes y el 72 por ciento de las enfermedades y discapacidades.
La tasa de personas que mueren por un ACV se redujo en todo el mundo durante el periodo de estudio, pero la cantidad real de muertes relacionadas con los ACV aumentó en un 26 por ciento, hasta los 5.9 millones.
La cantidad de personas que sufrieron un primer ACV aumentó en un 68 por ciento, hasta los 16,9 millones, en 2010; la cantidad de supervivientes de ACV aumentó en un 84 por ciento, hasta los 33 millones, y la cantidad de personas con enfermedades y discapacidades relacionadas con un ACV se incrementó en un 12 por ciento, hasta los 102 millones.
Si se mantienen las tendencias actuales, la cantidad de muertes, supervivientes, y discapacidades y enfermedades por ACV serán más del doble en 2030, llegando a 12 millones, 70 millones y 200 millones respectivamente.
Las tasas de ACV en los países con ingresos altos se redujo en un 12 por ciento; las muertes relacionadas con los ACV se redujeron en un 37 por ciento, y las enfermedades y discapacidades relacionadas con los ACV se redujeron un 36 por ciento entre 1990 y 2010.
Por el contrario, los países con ingresos bajos o medios experimentaron un aumento del 42 por ciento en la tasa de muertes por ACV y tuvieron un 46 por ciento más de casos de enfermedades y discapacidades relacionadas que los países con ingresos altos.
"A pesar de algunas mejoras en la prevención y la gestión de los ACV y en los países con ingresos altos, el crecimiento y el envejecimiento de la población global están llevando a un aumento en la cantidad de pacientes jóvenes y mayores que han padecido un ACV", escribieron Maurice Giroud, Agnes Jacquin y Yannick Bejot de la Universidad de Borgoña, en Francia, en un editorial acompañante en The Lancet.
"Se deberían tomar medidas preventivas con urgencia y promover una atención médica aguda de los ACV en los países con ingresos bajos y medios, y se deberían desarrollar en todo el mundo las provisiones para la atención médica crónica de los ACV", sugirieron los autores del editorial.
Graeme Hankey, de la Universidad de Australia Occidental, escribió un editorial acompañante en The Lancet Global Health.
"Las prioridades claves de los intentos por reducir los problemas globales y regionales de los ACV son la prevención de los ACV hemorrágicos, en particular en los países con ingresos bajos y medios y en las personas menores de 75 años", comentó Hankey.
"Las estrategias masivas basadas en la población para reducir el consumo de sal, calorías, alcohol y tabaco mediante una mejora de la educación y del medio ambiente servirán de complemento a las estrategias de alto riesgo de identificar a los que están en riesgo de ACV hemorrágico (e isquémico)", escribió Hankey.
Todas estas estrategias empoderarían a las personas en riesgo "para mejorar las conductas relativas a su estilo de vida y, si es necesario, reducir su presión arterial media y la variabilidad de la misma con las dosis apropiadas de medicamentos antihipertensivos [que reducen la presión arterial]", concluyó Hankey.
FUENTE: The Lancet