Durante los casi 33 años de la epidemia del sida, uno de los logros más importantes ha sido comenzar a hablar de la enfermedad como de una patología crónica, aun cuando la curación esté todavía lejos.
Según las previsiones, en 2015 más del 50% de los pacientes VIH+ tendrán más de 50 años, por lo que uno de los problemas más importantes con el que los expertos se van a encontrar en estos años es el envejecimiento de esta población.
Este es uno de los temas que se están tratando en el V Congreso Nacional del Grupo de estudio del sida (Gesida), que reúne a la mayoría de los expertos españoles que trabajan en la enfermedad y que cuenta con la participación de más de 500 asistentes.
“Estos días podremos sacar una revisión holística de lo que es la infección por VIH”, explica Pere Domingo, especialista de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Santa Creu y Sant Pau de Barcelona y expresidente de Gesida.
Según las previsiones, en 2015 más del 50% de los pacientes VIH+ tendrán más de 50 años
El congreso, que durará hasta el próximo jueves 22, se inauguró ayer con la ponencia de Amy C. Justice, profesora de la Universidad de Yale y una de las principales autoridades mundiales en envejecimiento y VIH.
En su conferencia inaugural señaló que el tratamiento del VIH ha entrado en una nueva era después de superar la primera (1981-1991) del tratamiento de las infecciones oportunistas y los cuidados paliativos, y la segunda (1991-1995) del tratamiento del VIH con antirretrovirales: la de su abordaje como enfermedad crónica con numerosas comorbilidades asociadas al envejecimiento.
“La buena noticia es que la gente está envejeciendo con VIH –comentó Justice–. Y esto puede ser un desafío ya que hay que reconocer el resto de problemas asociados a la enfermedad”.
Justice, investigadora principal de la Veterans Aging Cohort Study (VACS), el mayor estudio que se está realizando en el mundo sobre cómo envejecen los pacientes con VIH, subraya “la necesidad de diagnosticar y tratar la infección y las comorbilidades tan pronto como sea posible para prevenir daños en el sistema orgánico a largo plazo por elevados niveles de inflamación”.
La experta ha señalado que los pacientes con VIH presentan un riesgo mayor de multimorbilidad –muchos problemas de salud al mismo tiempo en la misma persona– y complicaciones asociadas a la polimedicación –medicaciones crónicas que reaccionan entre ellas y con otros factores de riesgo–.
“Aunque la mayoría de los enfermos tienen miedo de envejecer antes, no tenemos datos que avalen esa información”, añade Juan Berenguer, actual presidente de Gesida. “Estadísticamente sí se sabe que las personas con VIH reúnen con más frecuencia factores de riesgo para otros problemas de salud, como el tabaquismo. Lo que no está demostrado es que haya un envejecimiento prematuro”.
Justice subraya que “solo existen evidencias de que el riesgo aumenta con el VIH en todas las edades, pero no de que las comorbilidades empiecen antes en los pacientes infectados. La edad típica en la que se producen las enfermedades cardiovasculares, cáncer, cirrosis hepática, etc. es básicamente la misma entre pacientes con y sin virus”.
“Aunque la mayoría de los enfermos tienen miedo de envejecer antes, no tenemos datos que avalen esa información”
Para evitar estos problemas de salud asociados al VIH, la investigadora ha afirmado que “de momento solo tenemos recomendaciones para los no infectados y algunas de ellas son aplicables a los infectados de VIH, como controlar el peso y la presión arterial, hacer ejercicio y dejar de fumar. Aún no hemos determinado si un tratamiento directo de las causas de una inflamación crónica y desregulación inmunológica podría ayudar también”.
Las barreras en el tratamiento antirretroviral
Durante el congreso también se han presentado los datos del estudio sobre las barreras en la iniciación del tratamiento con antirretrovirales (ART) en las personas infectadas con VIH en España (BRIDGAP), realizado en 19 hospitales de cinco comunidades autónomas en 2012 con 256 pacientes.
El trabajo señala que en algunos casos los profesionales sanitarios prefieren diferir el inicio del tratamiento antirretroviral a pesar de que estén recogidos en las guías de tratamiento de VIH.
Según los resultados y como explica Domingo, “las barreras para no indicar ART se encuentran principalmente en el personal sanitario, porque en un 60% de los casos el médico considera que la indicación no es absoluta y prefiere diferir el momento del inicio del tratamiento”.
El profesional sanitario es más reacio a iniciar el ART si el paciente presenta enfermedad renal (100%), cardiovascular (71%) o si la pareja sexual es VIH negativa (67%). Sin embargo, estos casos se encuentran referenciados en las guías como situaciones en las que se debe comenzar la terapia antirretroviral.