Manuel Ansede
Comorbilidad inversa
Investigadores españoles hallan un centenar de genes que podrían explicar por qué los pacientes de Alzheimer, Parkinson y esquizofrenia sufren menos tumores. El avance podría acercar nuevos tratamientos contra estas patologías.
La neuróloga estadounidense Catherine Roe no esconde su “emoción” tras conocer los resultados de una investigación en la que no ha tenido nada que ver. “Este es el tipo de ciencia que nos llevará a grandes avances en el tratamiento de las enfermedades”, proclama. Roe fue una de las primeras personas en darse cuenta de que los pacientes con alzhéimer sufrían menos casos de cáncer. Hoy se sabe que esta demencia, que afecta a unos 45 millones de personas en todo el mundo, puede reducir hasta un 50% el riesgo de sufrir un tumor. Y otras enfermedades que golpean al cerebro, como el párkinson y la esquizofrenia, también representan un escudo contra el cáncer.
La comunidad científica lleva más de una década intentando averiguar por qué ocurre este fenómeno. Comprenderlo podría conducir a futuros tratamientos contra estas enfermedades. Y Roe acaba de leer una presunta solución al enigma. La posible respuesta la presenta hoy el biólogo Alfonso Valencia, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid. Su equipo ha cruzado los datos genéticos de 1.700 personas procedentes de más de 30 estudios sobre tres tipos de cáncer (de colon, pulmón y próstata) y tres enfermedades del sistema nervioso central: alzhéimer, párkinson y esquizofrenia. El resultado es la salida a la luz de un centenar de genes que podría explicar por qué estos trastornos neurodegenerativos protegen frente al cáncer.
El estudio, que se publica en la revista especializada PLOS Genetics, ha hallado 74 genes que presentaban una menor actividad en los pacientes con alzhéimer, párkinson y esquizofrenia, pero estaban más activados en las personas con cáncer. Y en otros 19 genes analizados ocurría lo contrario.
“Es la primera evidencia sobre la posible base molecular de esta relación entre el cáncer y estas enfermedades”, asegura Valencia, experto en biocomputación. El biólogo, sin embargo, es cauto. Pese a la importancia del hallazgo, admite que de momento es sólo “una correlación”, que no certifica que los genes estén implicados. Para ello serán necesarias más investigaciones en cultivos celulares, ratones y humanos. “Pensamos que una cosa está relacionada con la otra, pero todavía no tenemos la prueba”, puntualiza.
Antidepresivo y anticáncer
Valencia explica otro frente de su investigación. Su estudio muestra que las personas con esquizofrenia, por ejemplo, tienen menos activados una serie de genes relacionados con el cáncer. “Pero no sabemos si esa bajada de expresión de los genes se debe a la esquizofrenia o a los medicamentos que llevan años tomando contra la esquizofrenia”, detalla. “Ahora estamos viendo que hay fármacos antidepresivos que se pueden utilizar como medicamentos contra el cáncer”, señala.
También ocurre a la inversa. Un fármaco que se emplea contra el cáncer de piel, el bexaroteno, se ha mostrado eficaz para el tratamiento del alzhéimer en ratones.
“Aunque otros científicos han investigado antes unos pocos genes, este es el primer estudio que examina miles de genes para ver cuáles podrían estar relacionados con el cáncer y la enfermedad de Alzheimer”, aplaude Roe, profesora de Neurología en la Universidad Washington en San Luis (EEUU). “En general, creo que este estudio sugiere muchas áreas de investigación sobre las causas del cáncer y del alzhéimer que no han sido consideradas en el pasado”.
Juan Luis García, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, también recibe con entusiasmo los resultados del nuevo estudio. “Tiene una relevancia importantísima, aunque habrá que confirmar que estos genes se sobreexpresan en muestras de tumores y en pacientes. Es un trabajo que va a tener mucha repercusión”, opina.
En julio de 2013, un estudio en más de un millón de personas del norte de Italia mostró que el riesgo de cáncer se reducía a la mitad en los enfermos de alzhéimer y, a su vez, el riesgo de sufrir esta demencia bajaba un 35% en las personas con cáncer. El primer firmante del estudio era el epidemiólogo Massimo Mussico, del Centro Nacional de Investigación de Italia. Ahora, el científico italiano resalta el carácter pionero del nuevo trabajo. “Este es el primer estudio que aborda de manera sistemática la cuestión de las posibles bases genéticas de la relación inversa entre el cáncer y las enfermedades del sistema nervioso central”, celebra.
Fuente: Plos Gentics: Molecular Evidence for the Inverse Comorbidity between Central Nervous System Disorders and Cancers Detected by Transcriptomic Meta-analyses http://www.plosgenetics.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pgen.1004173