Por Shereen Jegtvig
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un trastorno alimentario bastante raro y cuya característica principal es el consumo excesivo de comida, aunque no necesariamente los atracones, durante la noche exige más estudio porque podría ser una señal de alarma de otros problemas mentales.
Un equipo analizó los trastornos alimentarios y los antecedentes de salud mental de más de 1.600 universitarios y halló que un 4 por ciento reunía los criterios clínicos de este trastorno alimentario nocturno. Un tercio del grupo también se daba atracones.
"El síndrome alimentario nocturno no sólo se caracteriza por comer durante la noche, algo que muchos estudiantes universitarios hacen, sino también por la sensación de no poder comer durante la mañana o que hay que comer para poder volver a dormir, por ejemplo", explicó la doctora Rebecka Peebles, médica del Hospital de Niños de Filadelfia e investigadora del Departamento de Pediatría de la Escuela de Medicina Perelman de la University of Pennsylvania.
En Journal of Adolescent Health, Peebles y sus colegas aseguran que es importante distinguir el síndrome alimentario nocturno de los atracones por varios motivos. Uno es que el síndrome demanda un enfoque terapéutico distinto al de otros trastornos alimentarios, que podrían coexistir.
El equipo observó también que el síndrome alimentario nocturno era más común en los estudiantes que alguna vez habían padecido anorexia nerviosa y que utilizaban fármacos para el TDAH, dos trastornos que podrían tener algún papel en la aparición del síndrome que, según comentan los autores, ya figura en la última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
El síndrome se caracteriza por un aumento excesivo del apetito durante la noche y que, a menudo, adopta la forma de "pellizcos" a la comida durante toda la tarde, en lugar de atracones, con despertares nocturnos para comer. A menudo, la urgencia para comer está asociada con la sensación de dormir mejor o volver a dormir.
El equipo analizó los resultados de una encuesta del 2008 a los estudiantes de 10 universidades de Estados Unidos. La revisión incluyó las respuestas de 1.636 participantes. El 60 por ciento del grupo era mujer y el 74 por ciento era de origen caucásico. Un 60 por ciento de los estudiantes eran atletas.
El 4,2 por ciento (67 participantes) reunía los criterios clínicos del síndrome alimentario nocturno y, además, eran más propensos que el resto a tener otras conductas de riesgo relacionadas con los trastornos alimentarios como el uso excesivo de laxantes, el ejercicio compulsivo y las purgas, como así también una baja calidad de vida. Otro 14 por ciento (222 estudiantes) se daba atracones.
Veintidós de los 67 estudiantes con el síndrome alimentario nocturno también se daba atracones. Al excluir del grupo a los que compartían ambos trastornos, la prevalencia de la alimentación nocturna se redujo al 2,9 por ciento.
La depresión y las autolesiones eran antecedentes comunes en los que comían de noche excesivamente.
"Es importante conocer que afecta a los hombres y a las mujeres, y a todas las etnias", opinó Cristin Runfola, que dirigió el estudio.
Runfola, que es investigadora del Centro de Excelencia de Trastornos Alimentarios de la University of North Carolina, aseguró que la investigación demuestra que el síndrome alimentario nocturno también está asociado con otras conductas alimentarias de riesgo que pueden tener consecuencias físicas y psicológicas graves.
FUENTE: Journal of Adolescent Health
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Síndrome alimentario nocturno
Podría ser una señal de alarma de otros problemas mentales.