Robert Preidt
"No debe creer que se tiene que convertir en un maratonista para obtener beneficios"
Dos estudios sugieren que, para ciertas personas, mantener un régimen moderado de actividad física podría ser lo mejor para la salud.
Un estudio halló que una programación de ejercicio intenso en realidad aumentaba el riesgo de muerte por ataque cardiaco o accidente cerebrovascular (ACV) en las personas mayores con enfermedad cardiaca preexistente, mientras que el otro halló que los hombres jóvenes que hacían mucho ejercicio de resistencia estaban en mayor riesgo de problemas del ritmo cardiaco en un futuro.
Pero una experta no vinculada con los estudios enfatizó que, en general, el ejercicio es buena medicina.
"Las personas con enfermedad cardiaca deben continuar haciendo alguna forma de actividad física diaria", instó Barbara George, directora del Centro de Medicina Cardiovascular del Estilo de Vida del Hospital de la Universidad de Winthrop en Mineola, Nueva York. Pero apuntó que la moderación es clave.
"No debe creer que se tiene que convertir en un maratonista para obtener beneficios", dijo George.
El primer estudio fue liderado por la Dra. Ute Mons, del Centro Alemán de Investigación sobre el Cáncer de Heidelberg, Alemania, e incluyó a más de mil personas. La mayoría de participantes tenían entre 60 y 69 años, y sufrían de una enfermedad cardiaca estable. Se les dio un seguimiento durante diez años. Alrededor del 40 por ciento hacían ejercicio de dos a cuatro veces por semana, el 30 por ciento lo hacía con más frecuencia y el 30 por ciento con menos frecuencia.
En comparación con los que hacían ejercicio de forma regular, las personas más inactivas tenían más o menos el doble de probabilidades de sufrir un ataque cardiaco o ACV, y unas cuatro veces más probabilidades de morir de enfermedad cardiaca y por todas las causas, apuntaron los investigadores.
Pero el equipo de Mons también halló que los que hacían el ejercicio diario más intenso tenían más del doble de probabilidades de morir de un ataque cardiaco, en comparación con los que hacían ejercicio más moderadamente.
El segundo estudio fue liderado por el Dr. Nikola Drca del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia, e incluyó a más de 44,000 hombres suecos de 45 a 79 años de edad. Se preguntó a todos los hombres sobre sus niveles de actividad física a los 15, 30 y 50 años de edad, y durante el año anterior. Entonces, se dio un seguimiento a su salud cardiaca durante un promedio de 12 años.
Los que habían hecho ejercicio intenso durante más de cinco horas por semana cuando eran más jóvenes tenían un 19 por ciento más de probabilidades de haber contraído un trastorno del ritmo cardiaco conocido como fibrilación auricular para los 60 años de edad que los que hacían ejercicio menos de una hora por semana.
Ese riesgo aumentó a un 49 por ciento entre los que hacían más de cinco horas de ejercicio a los 30 años pero que hacían menos de una hora a la semana para cuando tenían 60 años. Los participantes que montaban bicicleta o caminaban a paso vivo durante una hora o más al día a los 60 años tenían un 13 por ciento menos de probabilidades de contraer fibrilación auricular.
Los estudios aparecen en la edición en línea del 14 de mayo de la revista Heart.
Otra experta dijo que los hallazgos no deberían alterar las recomendaciones estándar.
"La práctica estándar no es recomendar actividad vigorosa a los individuos con enfermedad de la arteria coronaria", apuntó la Dra. Nieca Goldberg, directora del Centro Tisch de Salud de las Mujeres del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York. "Este estudio, aunque es interesante, no cambia las recomendaciones actuales de actividad física moderada en los pacientes coronarios".
Por su parte, George dijo que está claro que un programa de ejercicio moderado puede proveer un beneficio real para todos.
"Una gran cantidad de investigación científica ha mostrado de forma constante que un estilo de vida sedentario es uno de los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, que incluye a las enfermedades cardiacas, y que hacerse más físicamente activo puede reducir el riesgo incluso en un 50 por ciento", enfatizó.
Las directrices actuales de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) aconsejan 30 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada en la mayoría de días de la semana, o 20 minutos de actividad vigorosa tres días a la semana, señaló George.
Y en un editorial en la revista, un equipo liderado por el Dr. Lluis Mont del Hospital Clinic en Barcelona, España, se mostró de acuerdo con los dos expertos de EE. UU.
"Los beneficios del ejercicio definitivamente no deben cuestionarse. Al contrario, deben reforzarse", escribió el equipo. Pero estudios como los dos publicados en Heart están refinando las recomendaciones sobre el ejercicio para "maximizar los beneficios obtenidos del ejercicio regular al mismo tiempo que se previenen los efectos no deseados, igual que con todos los demás fármacos y terapias", apuntaron los editorialistas.
FUENTE: Barbara J. George, Ed.D., R.N., director, Center for Cardiovascular Lifestyle Medicine, Winthrop-University Hospital, Mineola, N.Y.; Nieca Goldberg, M.D., clinical associate professor, department of medicine, Leon H. Charney Division of Cardiology, and director, Joan H. Tisch Center for Women's Health at NYU Langone Medical Center, New York City; Heart.