Por Shereen Jegtvig
(Reuters) - Los adultos jóvenes con alguna experiencia traumática en la niñez tienen más signos de alteraciones vasculares que los jóvenes sin un pasado traumático, según revela un estudio.
Esto sugiere que el estrés temprano eleva el riesgo de desarrollar enfermedad vascular en los años por venir al alterar la función vascular y la presión de un modo que se puede detectar durante la juventud.
"Trasladamos las ideas que teníamos de la investigación con animales y hallamos que se aplican en los seres humanos", dijo la coautora, Jennifer Pollock, codirectora de fisiología y medicina cardiorrenal de la División de Nefrología de University of Alabama, Birmingham.
Su equipo analizó las elevaciones de la presión y otros indicadores de contracción vascular, además de los signos de rigidez de las paredes vasculares.
"Todo estaba altamente correlacionado en los participantes que más estrés habían sufrido en la niñez", dijo la autora.
La experiencia traumática más común había sido la disfuncionalidad del hogar, seguida del abandono y el abuso.
En Hypertension, el equipo publica los resultados un análisis de información de 221 adolescentes y jóvenes sanos que habían participado de otro estudio sobre factores de riesgo cardiovascular desde 1989.
Los autores se concentraron en los marcadores de salud vascular, como la presión, la expulsión cardíaca de la sangre, el pulso y los valores de endotelina-1, una proteína que hace que los vasos se contraigan y que aumente la presión.
El impacto de las experiencias traumáticas en la niñez (ETN) se estimó con las respuestas de los participantes a un cuestionario cuando tenían unos 21 años.
Los que habían tenido una experiencia traumática fueron clasificados con ETN leve y los que habían tenido dos o más experiencias, con ETN moderadas o graves.
El grupo con ETN leve tenía valores de endotelina-1 en plasma un 18 por ciento más alto que el grupo sin experiencias traumáticas infantiles.
En aquellos con ETN moderadas a graves, la diferencia era de un 24 por ciento. Este segundo grupo también tenía valores elevados de presión y rigidez vascular.
Los autores no siguieron la evolución de esos jóvenes para detectar si terminaban teniendo más infartos, accidentes cerebrovasculares u otras enfermedades.
Los resultados tampoco prueban que las experiencias traumáticas tempranas hayan sido la causa de las diferencias cardiovasculares detectadas.
Aun así, Pollock opinó que en el futuro investigará si las terapias conductuales modificarían el curso de los factores de riesgo cardiovascular en personas expuestas a esos estresores en los primeros años de vida.
"La exposición al estrés psicosocial gatilla una respuesta biológica orientada a mejorar la adaptación a los desafíos", indicó la doctora Andrea Danese, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, y que no participó del estudio.
"Aunque las respuestas biológicas al estrés son vitales en el corto plazo, se vuelven nocivas si se activan crónicamente", dijo por correo electrónico.
"Por ejemplo: los mediadores inmunológicos, incluidas las proteínas inflamatorias, dañan los vasos hasta provocar aterosclerosis y enfermedad cardiovascular", agregó.
FUENTE: Hypertension