Por Genevra Pittman
NUEVA YORK (Reuters Health) - Las personas que sufrieron un accidente cerebrovascular (ACV) a menudo se benefician con el ejercicio moderado, según declaran dos asociaciones de médicos y fisioterapeutas.
En una declaración científica de la Asociación Estadounidense del Corazón y la Asociación Estadounidense del ACV, los especialistas publican que el ejercicio aeróbico y muscular ayuda a los sobrevivientes de un ACV a retomar sus actividades cotidianas y a mejorar la calidad de vida.
La actividad física reduce el riesgo de tener un infarto o un segundo ACV, aunque aún falta la evidencia definitiva.
"La actividad física debe ser la base de toda recomendación después de un ACV", dijo James Rimmer, de University of Alabama, Birmingham, y la Fundación Lakeshore. Rimmer no participó de la redacción de la declaración científica, pero investigó los efectos del ejercicio después de un ACV.
Los autores de la declaración señalan que, cada año, 795.000 estadounidenses tienen un ACV. La mayoría sobrevive, pero con algunas consecuencias. Muchos también desarrollan otras enfermedades.
Por eso y otros motivos, incluida la falta de contención, los sobrevivientes no suelen hacer mucho ejercicio, según consta en el documento. Pero el sedentarismo sólo agrava algunos síntomas, como la fatiga y el deterioro físico.
La declaración es una actualización de un documento del 2004 que también recomienda aumentar la actividad física después de un ACV. Ahora, los autores confían aún más en esa indicación, según dijo Sandra A. Billinger, del Centro Médico de University of Kansas, ciudad de Kansas.
Con sus colegas describe la relevancia de la actividad física inmediatamente después de un ACV y dentro de un cambio permanente del estilo de vida. Allí se recomienda que los pacientes traten de levantarse de la cama y caminar en las primeras 24 horas después de un ACV.
A medida que avanza la recuperación, agregar más movimiento los ayudará a retomar actividades cotidianas. Por último, los que pueden hacer ejercicio, deberían hacer por lo menos tres días semanales de actividad aeróbica, como caminar en una cinta o utilizar una bicicleta fija, y entre dos y tres veces por semana de entrenamiento muscular.
Una etapa clave para que los pacientes estén activos es hacia el final del proceso de rehabilitación, según dijo Billinger, ya que genera temor pasar de trabajar individualmente con un fisioterapeuta a ejercitar en un gimnasio.
"Existe una brecha después de la rehabilitación en Estados Unidos", dijo a Reuters Health. "No logramos cerrarla, como tampoco pudieron hacer otros países".
Los autores aclaran que falta evidencia de cómo promover la actividad física en los sobrevivientes que no pueden caminar o comunicarse. Agregan que cualquier recuperación debe adaptarse a las necesidades de cada paciente.
Rimmer coincidió: "El ejercicio tiene que individualizarse como los fármacos".
Las máquinas de entrenamiento funcional son una opción para los pacientes con movilidad limitada porque son más "amigables" y seguros.
Pero opinó que se necesitan más estudios para identificar la dosis óptima de ejercicio para reducir, por ejemplo, el riesgo de caídas o de un segundo ACV.
FUENTE: http://bit.ly/1m4EODH
La actividad física debe ser la base de toda recomendación
Más ejercicio después de un ACV
La actividad física reduce el riesgo de tener un infarto o un segundo ACV.