Los adultos mayores que tienen problemas de olfato podrían enfrentarse a un mayor riesgo de muerte en los años siguientes, sugiere una investigación reciente.
En un estudio de más de 3,000 estadounidenses mayores, los investigadores hallaron que los que no podían detectar los olores, por ejemplo los aromas a rosa, naranja y menta, tenían más de tres veces más probabilidades de morir en los cinco años siguientes que los que tenían un olfato agudo.
De hecho, la anosmia (la incapacidad de distinguir los olores) fue un factor de predicción más grande de muerte que causas importantes como la enfermedad cardiaca, la enfermedad pulmonar o el cáncer, informaron los investigadores en la edición en línea del 1 de octubre de la revista PLOS One.
"Nos sorprendió bastante que fuera un factor de predicción tan potente", comentó el investigador líder, el Dr. Jayant Pinto, un cirujano de la Universidad de Chicago que se ha especializado en los trastornos nasales.
Ahora hay que averiguar el motivo. Nadie plantea que la anosmia en sí mate a las personas, enfatizó Pamela Dalton, investigadora del Centro de los Sentidos Químicos Monell, una organización sin fines de lucro, en Filadelfia.
"No hay necesidad de que las personas se asusten", planteó Dalton, que no participó en el estudio. Pero, dijo, los hallazgos son importantes porque sugieren que los problemas en la detección de los olores pueden a veces ser un "precursor" de los problemas de salud en el futuro.
Según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU., entre el 1 y el 2 por ciento de los estadounidenses tienen problemas para detectar los olores. En algunos casos, comentó Dalton, hay una causa específica, como tumores benignos en la cavidad nasal, una lesión en la cabeza, o (en unas pocas personas) los efectos duraderos de una infección respiratoria.
Pero el envejecimiento es el principal culpable de una pérdida del olfato, aseguró Pinto.
Hasta una cuarta parte de los hombres de 60 a 69 años, y el 11 por ciento de las mujeres, podrían tener un "trastorno del olfato", según los Institutos de la Salud.
Pero en el estudio de Pinto, la edad no explicó el vínculo entre la anosmia y el riesgo de muerte.
Otros factores de riesgo de la pérdida del olfato, como fumar o beber de forma empedernida, tampoco lo explicaron. Los investigadores también tomaron en cuenta enfermedades importantes como las enfermedades cardiacas, el accidente cerebrovascular, el cáncer, la diabetes y la enfermedad pulmonar, además del rendimiento de los participantes en una prueba de la memoria y las habilidades de pensamiento.
Otras investigaciones han encontrado que los problemas con la detección de los aromas pueden preceder el declive mental y la demencia, explicó Pinto. Dijo que "algo interesante es que cuando controlamos el declive [mental], seguimos observando esta asociación" entre la pérdida del olfato y el riesgo de muerte.
Los hallazgos se basan en 3,005 adultos de EE. UU. de 57 a 85 años de edad a quienes se pidió que identificaran cinco aromas: a rosa, a naranja, a menta, a cuero y a pescado.
En general el 78 por ciento nombraron correctamente al menos cuatro, y se consideró que tenían un sentido del olfato normal. Otro 20 por ciento identificaron dos o tres aromas. Cerca del 4 por ciento no detectaron más de un olor, y se consideró que tenían anosmia.
En los cinco años siguientes, el 39 por ciento de las personas con anosmia murieron, frente al 19 por ciento de los que tenían una pérdida moderada del olfato, y el 10 por ciento de los que tenían un sentido del olfato sano.
¿Qué es lo que sucede? Pinto apuntó que una teoría es que un mal sentido del olfato se asocia con la exposición de por vida a toxinas, como las sustancias químicas en el trabajo o el aire contaminado.
Pinto explicó que el nervio olfativo, que lleva la información sobre el olor al cerebro, es el único de los nervios craneales que se expone directamente al ambiente.
También anotó que, a diferencia de los demás sentidos, el sentido del olfato depende de la transformación constante de unas células primitivas conocidas como células madre.
Pinto comentó que "en teoría, [la anosmia] podría ser un indicador de que la capacidad regeneradora general del cuerpo está en declive".
Dijo que se necesita más investigación para comprender los motivos de los hallazgos, y para ver si la pérdida del olfato se vincula con causas particulares de muerte.
Por ahora, dijo Pinto, "espero que esto aumente la concienciación de que nuestro sentido del olfato es importante".
Los problemas con el olfato pueden ser sutiles, y quizá la gente solo se dé cuenta de que algo anda mal cuando ya no pueda saborear ni disfrutar de la comida, comentó Pinto. "Si nota un problema, dígaselo al médico", aconsejó. Si la causa de la pérdida del olfato es tratable, eso podría mejorar su calidad de vida, planteó Pinto.
Dalton se mostró de acuerdo, y dijo que le gustaría ver que los médicos evaluaran de forma rutinaria el sentido del olfato de las personas, igual que revisan la vista y el oído.
FUENTES: Jayant Pinto, M.D., associate professor, surgery, University of Chicago, Ill.; Pamela Dalton, Ph.D., M.P.H., researcher, Monell Chemical Senses Center, Philadelphia, Pa.