Trabajar en un horario no estándar, lo que con frecuencia se conoce como "trabajo en turnos", durante muchos años no solo es difícil para el cuerpo, sino que quizá también embote la mente, sugiere una investigación reciente.
Según el estudio, los que realizan trabajo en turnos durante más de 10 años parecen tener el equivalente a 6.5 años adicionales de declive en la memoria y en las habilidades de pensamiento relacionado con la edad.
Pero este estudio solo halló una asociación entre el trabajo en turnos y el deterioro en la memoria y el pensamiento, a veces conocido como "cognición". No prueba que el trabajo en turnos fuera la causa definitiva de esos cambios.
"Nuestro trabajo sugiere que el trabajo en turnos se asocia con un deterioro en la cognición, que la asociación es más potente y particularmente significativa para las exposiciones que duran más de diez años, y por último, y quizá lo más importante, que el efecto persiste tras abandonar cualquier tipo de horario laboral por turnos", señaló Jean-Claude Marquie, director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de la Universidad de Toulouse, en Francia.
La recuperación de las habilidades de pensamiento conllevó al menos cinco años, encontró su estudio.
Las investigaciones anteriores han mostrado que el trabajo en turnos puede afectar la alerta, el pensamiento y la memoria. Menos estudios han observado si hay un impacto crónico, según la información de respaldo del nuevo informe.
Para obtener una mejor idea de los posibles efectos a largo plazo, Marquie y sus colaboradores rastrearon las capacidades mentales de más de 3,000 personas de distintas regiones de Francia que trabajaban en una amplia variedad de sectores o se habían jubilado. Los investigadores evaluaron a los participantes del estudio en 1996, 2001 y 2006.
Los hombres y las mujeres tenían 32, 42, 52 y 62 años de edad cuando tomaron el primer set de pruebas para medir la memoria, la velocidad de procesamiento y la capacidad general de pensamiento. Alrededor de la mitad de los participantes del estudio habían realizado trabajo en turnos al menos 50 días del año.
Más de mil de los empleados actuales y jubilados trabajaban en turnos rotatorios que cambiaban entre las mañanas, las tardes y las noches, según el estudio.
En general, los trabajadores en turnos obtuvieron unas puntuaciones más bajas en la memoria, el pensamiento y la velocidad de procesamiento que los que solo habían trabajado en un horario estándar, encontraron los investigadores.
Los que trabajaban en un horario rotatorio tenían unas puntuaciones generales de memoria y capacidad de pensamiento más bajas que los que nunca trabajaban en turnos. Los que habían realizado trabajo en turnos rotatorios durante diez o más años tenían unas puntuaciones incluso más bajas, reveló el estudio.
Las diferencias no fueron dramáticas, pero sí evidentes, anotaron los autores. Por ejemplo, en una escala que medía el pensamiento, la memoria y la velocidad, conocida como prueba de rendimiento cognitivo global, los que nunca trabajaron en turnos puntuaron 56 puntos de 100 puntos posibles, mientras que los que trabajaron en turnos rotatorios durante más de diez años puntuaron alrededor de 52, según los resultados.
Los trabajadores tardaron al menos cinco años en recuperar las habilidades mentales, excepto la velocidad de procesamiento, hallaron los investigadores.
Marquie no puede explicar con certeza por qué el trabajo en turnos, sobre todo el trabajo en turnos rotatorios, se vincula con un impacto sobre las habilidades de pensamiento. Pero, dijo, quizá se vincule con el estrés generado por la perturbación del reloj interno del cuerpo (los ritmos circadianos). Los cambios en el ritmo circadiano pueden aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto puede tener un efecto adverso sobre el cerebro, en particular sobre áreas del cerebro que son importantes para la memoria, comentó Marquie.
Los hallazgos, que aparecen en línea el 3 de noviembre en la revista Occupational and Environmental Medicine, resaltan la importancia de monitorizar la salud de los trabajadores en turnos, añadió Marquie, sobre todo los que trabajan en turnos durante más de diez años.
Christopher Colwell, profesor de psiquiatría y director del laboratorio de medicina circadiana y del sueño de la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California, en Los Ángeles, revisó los hallazgos del estudio.
"No es un hallazgo nuevo, es algo que todos sabemos de forma intuitiva, pero es un hallazgo bien documentado", afirmó.
Colwell se mostró de acuerdo en que los investigadores no saben el mecanismo exacto de por qué el trabajo en turnos tiene ese efecto. Pero, dijo, se cree que "cuando el ritmo interno del cuerpo, el ritmo circadiano, se desensibiliza, como consecuencia hay déficits de memoria".
Eso se mostraría en pruebas de laboratorio, comentó, por ejemplo cuando se le pide a alguien que presione un botón cuando se enciende una luz.
El sueño es importante para la memoria, señaló Colwell. "Lo que podemos ver con mucha claridad, sobre todo en los modelos animales, es que una de las cosas que parecen ocurrir durante el sueño es que el cerebro almacena información en la memoria a largo plazo". Planteó que cuando el sueño se ve perturbado, lo mismo sucede con el almacenamiento de esa información.
Algunas personas se adaptan mejor al trabajo en turnos que otras, anotó. "En general, a los que viven sus vidas de forma inversa les va mejor", dijo Colwell. En otras palabras, mantienen un horario exactamente opuesto que el de los que trabajan en un horario estándar.
Colwell dijo que los trabajadores en turnos no deben "entrar en pánico" por los hallazgos, sino tener cuidado. ¿Una contramedida para compensar por la falta de sueño? Tomar una siesta puede ayudar, afirmó, pero para obtener los mayores beneficios debe ser de 45 minutos o menos.
FUENTES: Jean-Claude Marquie, Ph.D., research director, National Center for Scientific Research, University of Toulouse, France; Christopher Colwell, Ph.D., professor of psychiatry, and director, laboratory for circadian and sleep medicine, University of California, Los Angeles, David Geffen School of Medicine; Nov. 3, 2014, Occupational and Environmental Medicine.