Impulsividad y la falta de concentración

Menos lesiones en jóvenes con TDAH que reciben medicación

Los adolescentes mayores experimentaron el mayor descenso en el riesgo de lesión mientras tomaban metilfenidato.

Fuente: Medlineplus

Tomar medicamentos para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) podría reducir el riesgo de los jóvenes pacientes de lesionarse a sí mismos de forma accidental, sugiere una investigación reciente.

Cuando varios miles de niños tomaban metilfenidato eran un poco menos propensos a terminar en la sala de emergencias que cuando no tomaban el fármaco, halló el estudio. Pero el informe no probó que tomar el medicamento para el TDAH previniera las lesiones.

Investigaciones anteriores han mostrado que los niños con TDAH son más propensos a lesionarse, según los tres autores del estudio, que respondieron juntos a preguntas. Los autores son Ian Wong, profesor de farmacología y el Dr. David Coghill, profesor de pediatría, ambos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Hong Kong, y el epidemiólogo Ian Douglas, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en Reino Unido.

"Esos estudios también sugieren que la impulsividad y la falta de concentración en algunos pacientes de TDAH podrían contribuir a la alta incidencia de lesiones", apuntaron.

El Dr. Lawrence Diller, pediatra de desarrollo conductual de la Universidad de California en San Francisco, lo expresó de otra forma. "Actuar antes de pensar puede crear dificultades. Unas dosis bajas de estimulantes hacen que quienes los toman sean más deliberados, menos impulsivos".

Los investigadores compararon los expedientes médicos de casi 5,000 niños y adolescentes de 6 a 19 años de edad que recibieron al menos una receta de metilfenidato y que acudieron a la sala de emergencias por un traumatismo al menos una vez entre 2001 y 2013. Los niños que también tomaban Strattera (atomoxetina), otro fármaco para el TDAH, no fueron incluidos.

En total, los pacientes tuvieron más de 8,400 admisiones a emergencias relacionadas con un traumatismo. Los tipos de traumatismos no se anotaron, pero esas visitas funcionaron como un sustituto del riesgo de lesión física, señalaron los autores.

Más de 6,400 de las visitas a la sala de emergencias ocurrieron cuando los pacientes no tomaban metilfenidato, en comparación con más de 2,000 visitas entre los que tomaban el fármaco.

Tras tomar en cuenta la edad de los pacientes y la estación en que ocurrieron las lesiones (las lesiones son más comunes en los meses más cálidos, según investigaciones anteriores), los investigadores encontraron que los niños y adolescentes que tomaban metilfenidato tenían alrededor de un 9 por ciento menos de probabilidades de lesionarse que los que no tomaban el medicamento.

Eso significa que por cada 88 niños que tomaran metilfenidato, se prevendría la lesión de un niño, calcularon los investigadores. Sus hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 15 de diciembre de la revista Pediatrics, aplicaban para los pacientes de ambos sexos.

En particular, los adolescentes mayores fueron menos propensos a acudir a emergencias por un traumatismo mientras tomaban el medicamento para el TDAH. El riesgo de los que tenían a partir de 16 años se redujo en un 32 por ciento mientras tomaban metilfenidato, frente a una disminución del 7 por ciento entre los niños más jóvenes.

Por otro lado, las probabilidades de los niños de acudir a emergencias por motivos distintos del traumatismo no fueron distintas independientemente de si tomaban el fármaco o no.

Los resultados responden en parte a si reducir la impulsividad con un estimulante tiene algún beneficio en el mundo real, apuntó el Dr. Glen Elliott, director médico del Consejo de Salud Pediátrica de Palo Alto, California.

"Al menos respecto a las visitas a la sala de emergencias debidas a las lesiones, la respuesta es que sí", aseguró Elliott. "Dado que compararon al mismo individuo con y sin metilfenidato, es razonable concluir que el medicamento produjo el beneficio".

"Cuando se les pregunta, la mayoría de los niños con TDAH podrán decir antes o después qué deben hacer en una circunstancia, pero cuando se enfrentan a esa circunstancia, lo olvidan y siguen el impulso", planteó Elliott. "Es interesante que los beneficios fueran más importantes en los mayores de 16, cuando las conductas de toma de riesgo pueden ser particularmente preocupantes".

Los efectos secundarios comunes de los medicamentos para el TDAH incluyen la supresión del apetito y problemas para quedarse dormidos, según Diller. El uso a mayor plazo de estimulantes se vincula con una reducción ligera de la estatura final y un mayor riesgo de obesidad en la adultez temprana, apuntó.

Dar a los niños estimulantes como "la primera y única intervención" para un diagnóstico de TDAH no debe ser un sustituto para las intervenciones no farmacológicas a largo plazo, como las distintas estrategias de crianza o la educación especial, señaló Diller.

"Pero si se ha probado con esas intervenciones y el niño sigue hiperactivo, entonces los estimulantes son un añadido razonable", dijo Diller.

Los autores del estudio sugieren que el tratamiento farmacológico para el TDAH debe formar parte de un programa terapéutico integral, tomando en cuenta otras afecciones de salud que el niño tenga, los efectos secundarios posibles y el mal uso potencial o la dependencia del fármaco.

El estudio, financiado por subvenciones de investigación del Consejo de Hong Kong, no recibió fondo de ninguna compañía farmacéutica.


FUENTES: Ian Wong, Ph.D., Centre for Safe Medication Practice and Research, Department of Pharmacology and Pharmacy, Li Ka Shing Faculty of Medicine, University of Hong Kong; David Coghill, M.D., Department of Pediatrics and Adolescent Medicine, Li Ka Shing Faculty of Medicine, The University of Hong Kong; Ian Douglas, Ph.D., Department of Non-Communicable Disease Epidemiology, London School of Hygiene and Tropical Medicine, London; Lawrence Diller, M.D., behavioral developmental pediatrician, University of California at San Francisco; Glen Elliott, Ph.D., M.D., chief psychiatrist, medical director, Children's Health Council, Palo Alto, Calif.; Dec. 15, 2014, Pediatrics